No me odies, Quiéreme

Encuentro en la biblioteca

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Hola.

Les traigo una novela que conforme estoy escribiendo la iré publicando, esta historia es muy especial como todas, pero a diferencias de las ya publicadas me ha hecho analizar ciertas situaciones desde otra perspectiva.

Alicia y Alonzo son dos personajes únicos que espero se queden en su corazón, estaré publicando capítulos todos los miércoles, en caso de que por alguna razón no pudiera publicar les avisaría.

Esta historia en borrador, cualquier comentario se agradece y se tomará en cuenta. Cuando la publique en amazon es posible que agregue alguna escena o elimine otra, pero aquí en litnet siempre se encontrara esta versión :)

Me pueden seguir en todas mis redes sociales como AleBPena, salvo Facebook donde me encuentran como AlePenaEscritor, AlePenaEscritorr y en mi grupo "Locuras escritas de Ale Peña", en wattpad me encuentran como AleBPenaG

Espero sus comentarios y votos. <3

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Alicia vivía con Sonia su amiga más cercana, a pesar de tener una visión muy diferente de la vida habían congeniado de inmediato, salir de la casa de sus padres fue un reto, su familia creía que todavía era una niña en especial su padre y Ezequiel, su hermano por eso a pesar de que apenas tenía una semana de haber cumplido los 18 años, ya llevaba un año viviendo con Sonia, no obstante, de ya no vivir con sus padres cuando entró a trabajar a una heladería los fines de semana, fue un reto mayor, Heriberto, su padre casi sufrió un infarto debido a la conmoción, ¿Cómo era posible que ella, quién al final terminaría haciéndose cargo de la empresa familiar llamada "Calzate" trabajara en una heladería? Ella se mantuvo obtusa, aunque todavía seguía recibiendo dinero por parte de su padre, ella trataba de usarlo lo menos posible, aunque no era una excelente con un poco de administración lograba ajustar sus gastos de la misma forma que lo haría cualquier estudiante que viviera solo.

En ese momento se encontraba en la biblioteca para su último examen del primer parcial. Por alguna razón le estaba costando demasiado trabajo concentrarse en esa materia, para muchos, tecnologías de la información sería una asignatura relativamente fácil, para ella no. Por más que había puesto todo su empeño desde la primera clase, no había conseguido aprender dicha materia.

Alicia se dirigió a la estantería donde se encontraban los libros que en ese instante le interesaban, eligió tres libros que esperaba le ayudaran en su ardua tarea, al ser época de exámenes la biblioteca se encontraba llena, por lo que le costó trabajo encontrar un lugar de estudió, al final vio que había una mesa con dos sillas desocupadas, una en frente de la otra. Después de procrastinar un rato buscando su pluma preferida, y el cuaderno de la materia, empezó a tomar notas, pero por más que lo intentó no lograba concentrarse, incluso le resultaba más interesante el polvo que volaba saliendo de los libros, mientras ella intentaba concentrarse en TC, llegó otro usuario que al parecer desconocía la regla más importante de cualquier biblioteca: "Guardar silencio".

El nuevo usuario se dirigió al único lugar disponible que había, al llegar arrastró escandalosamente la silla por el suelo, consiguiendo un "shh" por gran parte de los asistentes a la biblioteca, sin embargo, ignoró la queja, aventó los libros contra la mesa haciendo un ruido seco, dejando claro que le importaba un comino si los demás querían silencio o no.

―Favor de guardar silencio y cuidar los libros. ―recordó la regordeta bibliotecaria.

En un momento de distracción ―otro más a la lista de Alicia― levantó la mirada logrando así que se cruzara con la de su escandaloso compañero, fue entonces cuando se percató de los profundos ojos azules del chico de cabellera oscura. Mientras sus miradas se cruzaban una especie de corriente eléctrica la recorrió, pero la sensación duró apenas segundos, ya que, le dirigió una fría y congelante mirada para después regresar la vista a los libros que estaban sobre la mesa, a pesar de la fría y distante mirada de su compañero de mesa Alicia le regaló una sonrisa, antes de regresar nuevamente la vista a sus apuntes. Durante escasos treinta minutos Alicia se dio cuenta de cómo tomaba apuntes, para después salir de la misma forma en la que había llegado, haciendo ruido.

«¡Qué extraño es!» interiorizó Alicia.

Tres horas después de estar inmersa entre libros y apuntes de tecnologías de la comunicación, decidió que ya había estudiado demasiado, al menos de momento, tal vez volvería a abrir sus apuntes más tarde en su casa. En el trayecto a su hogar se detuvo en el supermercado, después de tanto estudio tenía ganas de alimentarse con algo más sustancioso que con comida instantánea o pizza, ahí se abasteció de todo lo necesario para preparar una comida decente. No es que fuera una gran cocinera, pero se defendía, a pesar de que no solía cocinar muy seguido ya que, en algunas ocasiones la flojera le ganaba.




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