No me odies, Quiéreme

Siempre sí

 

¡Hola! ¿Pensaron que esta semana no habría capítulo? Púes sí lo hay, perdón por no publicar el día que tocaba, pero al ser mitad de semana y yo escribir durante la semana me rompe un poco el esquema, por eso empezaré a publicar los sábados así yo escribo durante la semana y edito el sábado. Espero que disfruten de este capítulo y no olviden votar y comentar.

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El domingo en la tarde Alicia llegó a su departamento después de trabajar todo el día en la heladería, en días tan pesados como aquel se arrepentía de querer ser independiente, pero el arrepentimiento solo le duraba unos momentos, hasta que se tiraba el sillón para ver una película su arrepentimiento quedaba olvidado, y llegaba a ella la satisfacción de hacer las cosas como quería.

A pesar de que Alonzo le había prometido que ese día la llamaría para avisarle si al final ella y su cuñada cuidarían de Adrián no lo había hecho, y eso aunado al pesado día que había tenido le desconcertaba, a pesar de que él parecía que ya no sentía la aversión del principio seguía sin entender porque no le caía bien, si nunca se habían visto. Empezó a buscar en la televisión algo que llamara su atención, en ese momento nada parecía ser de su agrado hasta que encontró “Cásese quien pueda” un churro de película mexicana.

―Hola. ―saludó Sonia, cuando llegó al departamento.

―Hola. ―respondió Alicia con desgano.

―¿Tuviste un mal día? ―indagó.

―Hoy hubo demasiada gente en la heladería, pero ahora me dispongo a ver una película. ¿Quieres acompañarme?

―¿Sin palomitas?

―Están en la alacena, en serio estoy muy cansada para hacerlas ―agregó, regresó la atención a la televisión, la película iba cuando una de las protagonistas por error termina en Chiapas con un curandero de la zona. Sonia llevó a la sala dos tazones llenos de palomitas, uno de caramelos y el otro de mantequilla además de queso cheddar fundido y una botella de salsa picante.

―Gracias, eres un sol. ―dijo Alicia, ella tenía la costumbre de comer las palomitas con queso como si fueran nachos, sin importar si eran dulces o saladas.

―De nada. ―respondió, mientras se llevó un puño de palomitas a la boca. Continuaron viendo la película en silencio mientras comían palomitas con queso y salsa picante. Ninguna de las dos mencionó una palabra hasta que llegaron a la parte donde el protagonista menciona que su supuesto apellido único no es porque haya existido en algún momento, sino por un error tipográfico de la secretaria que registró a su abuelo.

―¡Qué raro! Cambio por errores tipográficos en los documentos oficiales, no es algo que se dé. ¿Verdad, Ali? ―se mofó. Alicia se apellidaba Calzate debido a un error al momento de capturar el apellido de su bisabuelo o tatarabuelo, por lo que solo su familia se apellidaba así, se sospechaba que el apellido original era Calzada, pero nadie entendía los motivos de porque cambiaron la última silaba.

―Muy graciosa, Sonia. No es tan divertido como crees tener un apellido que se inventaron de la nada, solo falta que lo diga para que todo mundo sepa quién soy.

―Y no entiendo porque te empeñas en ocultarlo, no tiene nada de malo ser la heredera de una de las empresas más importantes del país.

―No es algo en lo que me guste alardear y lo sabes.

―No creo que decir hija de quién eres sea alardear.

―Para que mi familia no te aprecie mucho y tú a ellos, piensas igual que ellos, sigo sin entender porque no logran llevarse bien.

―Porque soy la mala influencia que planea robarte todo tu dinero cuando tú no te des cuenta. ―agregó sardónica. Alicia rio mientras negaba con la cabeza, era cierto que su familia pensaba eso de Sonia, pero ella sabía que no era así, ojalá algún día pudiera hacerlos entrar en razón.

―No entiendo porque piensan eso, pero no hay mucho que pueda hacer al respecto.

―Lo sé, y no te culpo. ¿Al final seguirás cuidando al hijo de Alonzo? ―cuestionó Sonia titubeante.

―No estoy segura, el quedó de avisarme hoy y no me ha llamado. ¿Por qué te cuesta tanto llamarlo por su nombre?

―Creí que se llamaba Alonzo. ―ironizó.

―Me refiero a Adrián, y lo sabes.

―No sabía que te molestara…

―Sé que prometimos que no tocaríamos más el tema, pero ¿por qué se odian tanto? ¿Qué te hizo o qué le hiciste?




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