No me odies, Quiéreme

Un encuentro inesperado

¡Hola!

 

Llego la hora del capítulo de Alonzo y Alicia, espero que lo disfruten y si les gusta la historia no olviden votar y comentar. También pueden recomendarla.

 

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Alicia y Sonia llegaron a la universidad rayando, Sonia se había quedado dormida como era costumbre en ella, aunado a eso el tráfico era terrible ese día, a Alicia le daba la sensación de que cuando más prisa llevaba más tráfico había. Por otro lado, se encontraba ansiosa, no entendía bien la razón de su ansiedad es cierto que ese día se enteraría de su calificación de tecnologías de la información, pero también era consciente de que no era para tanto, a parte, aún le quedaban otras tres oportunidades para pasar esa materia.

―¿Te veo a las doce? ―indagó Sonia, mientras subían las escaleras para cada quien se dirigiera a su respectiva clase.

―Sí, a fuera de la pecera para ver las calificaciones. ―agregó Ali, la pecera era una especie de lugar de estudio, donde también se podían consumir alimentos y bebidas con mesas y sillas de piedras, además estar rodeada de áreas verdes, sus paredes eran de cristal, unía a la biblioteca con la cafetería. Una vez lista las calificaciones los profesores las pegaban en la pared que daba a la biblioteca para que todos pudieran verlas.

―Hecho. ―acordó Sonia, mientras se dirigió a su salón.

El día para Alicia transcurrió con tranquilidad, las primeras dos horas tuvo clase de cálculo diferencial donde se confirmó sus sospechas, había sacado 10 de calificación en el primera parcial, a pesar de no ser la única que lo había hecho, no podía evitar sentirse como una ñoña. Durante las siguientes clases sucedió exactamente lo mismo salvo una asignatura en la que obtuvo nueve de calificación, lo que confirmaba de alguna forma que era una ñoña. «Ojalá, en Tecnologías de la información me fuera igual de bien», pensó.

Cuando inicio su tiempo muerto se dirigió a la cafetería para comer algo, creía que era mejor idea enterarse de las malas noticias con algo en el estómago que tenerlo vacío, mientras pedía unos molletes con chorizo, y un agua de horchata. Sintió como alguien le tocó el hombro derecho, pero al volver parecía que nadie le hablaba a ella, al darse cuenta de que no era a ella a quien le hablaban regreso la vista al mostrador, no obstante, enseguida volvió a sentir que le tocaron el hombro, nuevamente volteó, pero al igual que la vez anterior no había nadie llamándola, solo que esta ocasión de regresar la vista al mostrador, también volteo hacia el lado izquierdo fue así que descubrió, quien era su simpático compañero.

―No sabía que fueras tan bromista. ―saludó Ali.

―Siempre lo soy. ―respondió Alonzo.

―Vaya, entonces las veces anteriores te he visto en días malos.

―¿Insinúas que soy un amargado?

―Llegué a creer que podrías tener una extraña enfermedad que te impide curvar tu boca.

―Y el gracioso soy yo.

―No puedes negar que no has sido muy amigable anteriormente. ―recriminó.

―Te hablan. ―dijo Alonzo, señalando a la encargada que tenía cara de muy pocos amigos.

―Perdón. ―se disculpó― ¿Vas a querer algo? ―cuestionó a Alonzo.

―No gracias, no tiene mucho que desayuné.

―Sería todo. ―se dirigió nuevamente a la encargada para después pagarle.

―Supongo que tienes razón. ―añadió Alonzo.

―¿A qué te refieres?

―No he sido muy amable contigo.

―No, no lo has sido. ―reconoció―. Sobre todo, en la biblioteca.

―Se que no es excusa, pero he tenido días muy pesados.

―¿Y ya no?

―No, en pocas palabras todo se resume a que no tenía trabajo ni quien cuidara de Alonzo. ―mintió, aunque la mayoría de sus problemas comenzaban a resolverse, ese día por alguna razón se encontraba de muy buen ánimo. ―Lo siento.

―Ya está más que olvidado, pero gracias. ―dijo mientras le guiñaba el ojo.

―Voy a tratar de que mi mal genio no haga presencia otra vez. ¿No piensas sentarte en algún lado a comer?

―Sí, pero primero tengo que ir a la pecera, quedé de verme ahí con Sonia. Necesito ver algunas calificaciones.

―¿Te acompaño?

―Claro. ―contestó tratando de parecer tranquila, pero le confundía un poco que él quisiera ir a un lugar donde se pudiera encontrar Sonia, después de todo había dejado clara su aversión en contra de su amiga.

Al entrar a la pecera ubicaron una mesa vacía al final, donde dejaron sus cosas, para dirigirse al cristal donde ya estaban pegadas las calificaciones, el área estaba lleno de estudiantes ansiosos por descubrir que materias habían aprobado.

―¿Cuál es la calificación que te interesa saber? ―indagó Ali

―Economía internacional.

―Está allá ―dijo señalando con el dedo, la lámina donde se encontraban las calificaciones de economía. Alicia siguió a Alonzo hasta donde se encontraba su calificación.




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