Mientras caminaba a paso lento mientras veía el Stadtturm, Wyatt estaba mirando algo en mi teléfono. Él chico que no le gusta la tecnología, no dejaba mi teléfono ¡Teniendo uno propio!
Nota mental: No juegues piedra, papel y tijera con Wyatt, siempre gana. Pon contraseña a tu teléfono.
El frío se hacía mucho más pronunciado con cada día que pasaba, yo ni siquiera quería salir de la casa rodante pero perdí, no una, sino dos veces jugando piedra, papel o tijera.
Bien hecho, Blair.
Había algunos turistas tomando fotos o sentados en algunas mesas fuera de los restaurantes, aun eran las cinco de la tarde pero el sol ya se había ocultado.
—Podrías dejar mi teléfono por un minuto y mostrarme la ciudad.
Me mira levantando una ceja, debo admitir que su gorro de lana le queda muy lindo y hasta diría que tierno.
—¿De dónde sacas tantos gorros? —pregunto cruzada de brazos, ya que su atención volvió al teléfono—, señor no me gusta la tecnología, está pegado a mi teléfono, sin decir nada lo cual es grandioso.
—Mira.
Era un collage con las fotos que había tomado en el viaje y las que él me había tomado sin que me diera cuenta, los otros mochileros también estaban en las fotos incluso estaba la carta que escribimos en Verona. Podría decir que todo el viaje que habíamos hecho estaba en un gran collage, era muy lindo.
—Es muy lindo, es fantabuloso —hablo mirando mi celular con cierto anhelo y amor, nos veíamos tan felices y reales, cotidianamente.
—¿Fantabuloso? ¿Esa palabra si quiera existe? —pongo los ojos en blanco ignorando su comentario—, es una broma, solo quería hacer ese collage. Ahora vamos.
—¿A dónde?
—A donde nos depare el destino —responde tomando mi mano enguantada con la suya—, y antes de que te burles sé que es una muy cursi y boba frase.
—Tenía razón eres un tonto —digo mirándolo y él solo evade mi mirada—, un tonto que me cae bien.
Paseamos sin un rumbo fijo, conociendo miles de calles, visualizando los lugares; era la primera vez que ambos veníamos a Austria y al menos Wyatt manejaba el idioma en lo que a mi concierne solo habla inglés.
Era interesante viajar y conocer lo diferente que son los lugares a los que vez diariamente es una experiencia totalmente nueva, por insistencia mía nos detuvimos a comer, pedí un Zwiebelrostbraten que básicamente era carne asada con cebollas y Wyatt pidió un palto vegetariano el cual no tenía la menor idea solo veía muchas verduras en su plato.
Después de cenar seguimos caminado, ya incluso me dolían los pies, no era una persona muy deportista, era más de la vida sedentaria. Llegamos a un punto en el cual ya no sabíamos como regresar al camping en el que nos estábamos quedando. Perdidos por las calles de Austria, eso pasa cuando sigues tu espíritu aventurero.
—¿Y ahora que vamos a hacer? —cuestiono sobando mis manos rápidamente ya que tenía frio—, eso nos pasa por creer en la aventura.
—Vele el lado positivo, al menos podrás contar que te perdiste por las calles de Austria, no todos pueden decirlo —me guiña un ojo y sigue caminando como si no le importara lo que había dicho—. Si te quedas parada no vas a poder encontrar una salida.
—Estoy cansada, paguemos un taxi —sugiero arrastrando mis pies como cuando lo hacía de niña—, si caminamos hasta encontrar el lugar, moriremos. Mejor tomamos un taxi que nos lleve al camping.
—Eso no es divertido.
La diversión se acabó cuando llegamos a las 2 de la madrugada al camping, las plantas de los pies me dolían y eso que no llevaba tacones; en fin, el problema es que la casa rodante se movía de una forma extraña, la cual indicaba no interrumpir.
Con frio y una compañía mucho más habladora de lo normal empezamos a hacernos preguntas, ya que era lo único que podíamos hacer en esa fría banca mientras esperábamos el momento más prudente para entrar.
—Empieza tu sesión de preguntas. ¡Pero! —grito muy fuerte como para que sus ojos se abran más, ya que nos estaba dando sueño—. Solo responderé si tu también me vas a decir información tuya, información veraz.
—¿Cuándo he mentido? —cuestiona con ofensa—, yo nunca miento, es una virtud que tengo. Además recuerdo perfectamente que querías conocerme, para realizar un viaje.
—Que en el que por cierto me obligaste a ir —bostezo—. Esto será una pregunta tú una, yo una; empezare yo. ¿Desde cuando eres mochilero?
—Hace 4 años, lo hice porque estaba aburrido en mi casa y decidí tomar la universidad por correspondencia ¿Por qué eres tan preocupada?
—No lo soy —respondo entrecerrando los ojos y Wyatt golpea mi nariz con su dedo índice y pulgar—, ¡Auch! Eso dolió.
—Eres preocupada y ahora exagerada, solo fue un pequeño golpe. Mira —pone sus manos delante mío—, mencionare 10 cosas que he notado de ti como unas características o algo así. Te levantas en las madrugadas para mirar que todos estemos dentro muestra preocupación, no posteas mucho porque te gusta la privacidad, pones los intereses de otros por encima de los tuyos ya que acompañaste a tu mejor amiga a pesar de que no querías.
Por cada frase que va mencionando un dedo se va bajando. Me siento como un experimento de estudio del castaño; su mirada, su voz, sus acciones hacen que me sienta minúscula.
—Te cuesta enfrentar tus miedos, no esquiaste —sonríe mirando mis pies que se mueven inquietamente—. Piensas mucho antes de hacer algo, te da miedo lo desconocido y por eso prefieres la zona de confort aunque estas cambiando, te gusta la naturaleza pero no tanto, tu confianza es muy difícil de dar, dices malas palabras cuando te molestas.
Su dedo meñique es el único que queda, pero él solo sonríe haciendo esa minúscula sonrisa ladeada que siempre pone.
—¿No dirás la última? —pregunto, no me agradaba ser el estudio de Wyatt pero quería saber.