Lunes, 25 de marzo
09:15 am
− ¿Theo?, ¿Qué haces acá? -Le pregunté. Pero me ignoró y se acercó a Belén.
−Me podes explicar qué es esto. -Le dijo mostrándole su celular, supuse que se refería al tweet.
−Theo, te juro que también me gustaría que alguien me lo explicara, no tengo idea, no tenemos idea... -Ella me dio una mirada rápida−. De quién escribió eso, pero no fui yo.
−Acá dice tu nombre, -Le demandó, apretando los dientes.
−No significa que haya sido yo, alguien se está haciendo pasar por mí. Sabes que no uso las redes, ni siquiera tengo Twitter. -Trató de explicarle haciendo gestos con la mano. Se estaba poniendo nerviosa de nuevo, ahora porque no quería que Theo pensara que ella había sido la autora de aquello.
−Siempre pensé que no te agradaba, a pesar de que dijeras que éramos amigos, esto me lo confirma. -En sus ojos se podía ver el enojo que estaba sintiendo, junto al dolor. Y en los ojos de Belu la desesperación por lograr que él le creyera.
−Theo, recién publicaron eso, nosotras estábamos acá, ella no lo hizo. Tienes que creernos. -Decidí meterme en la discusión.
− ¿Estaban juntas? Podrían haberlo publicado juntas. -Me miró−. Todos sabemos que hacen todo juntas. Esto no sería distinto.
− ¡Sería distinto, es distinto, porque nosotras no lo hicimos! -Levantó la voz mi amiga−. No puedo creer que no nos creas, somos tus amigas. −Comenzó a negar con la cabeza en su dirección.
−Los amigos no hablan mal del otro, amiga. -Le respondió, haciendo énfasis en la última palabra, para luego salir del baño, chocando levemente con mi hombro al pasar.
Belén me miró, su labio temblaba.
La estaba abrazando cuando alguien más hizo su acto de presencia. Brendan, con una expresión preocupada se dirigió a nosotras, específicamente a su hermana para abrazarla.
−Bren, yo-o yo no fui. Ninguna de nosotras. -Le aseguró mientras hundía su cabeza en el pecho de su hermano, pues él era mucho más alto.
−Lo sé, enana, lo sé. Él también se dará cuenta, sólo está enojado. -Me dirigió una mirada a mí, dibujando una pequeña sonrisa en sus labios, tratando de transmitirme calma, sonrisa que le devolví.
Si había algo que me gustaba de él, era cómo trataba a su hermana. Ese amor de hermanos que a pesar de las peleas tontas siempre seguía ahí. Ese amor que alguna vez también tuve. Pero lo perdí.
Martes, 26 de marzo
06:30 am
Me encontraba en la casa de los Burke, eran cerca de las seis y media de la mañana, había ido luego de leer un mensaje de Bren diciendo que su hermana no quería salir de la cama para asistir al colegio.
−Sel, ven. -Me llamó él. Lo seguí hasta la habitación de Belén. Ahí estaba ella, acostada, con los ojos cerrados fingiendo estar dormida.
− ¿Desde cuándo sos esa clase de chica a la qué le importa lo que los demás piensen?
−Desde que mi amigo me detesta por algo que yo no hice. −Replicó abriendo uno de sus ojos y mirándome−. No quiero ir y que todos me miren feo, no quiero ir y que Theo me ignore. Y Facundo... ay, no, tampoco quiero encontrarme con él.
−No me interesa lo que quieras, vine a decirte que nos tenemos que ir en 20 minutos, así que ya levántate y vístete. −Me di vuelta para salir de ahí. Pero su voz hizo que me detuviera y la mirara con una ceja alzada.
−Levantarme me llevó cerca de tres minutos, pero despertarme varios minutos más. O sea, me quedé mirando al mono frente a mí fijamente, mientras se me acomodan las ideas y recordaba cual era mi nombre, preguntándome porque un mono tendría un color de cabello tan peculiar. −Dijo formando una sonrisa burlona mientras miraba a su hermano que se encontraba atrás de mí.
No pude evitar lanzar una carcajada, al mismo tiempo que el "mono" soltaba un bufido y fingía reír.
−Ja, ja, ja. Que graciosa. -Dijo él saliendo de la habitación y yo lo seguí. No sin antes lanzarle un beso a la otra pelirroja. Al menos tenía un poco de humor para burlarse de su hermano. Era algo.
Una vez que llegamos al colegio, dejamos nuestras bicis en su respectivo lugar y nos adentramos en el edificio. Gracias a Dios no habían muchos alumnos, pero los pocos que estaban se nos quedaban viendo, ya de por si los mellizos llamaban la atención, ahora con lo que estaba ocurriendo teníamos las miradas clavadas en nosotros, específicamente en mi mejor amiga que iba con la cabeza gacha mirando el suelo.
Eso era injusto. No tenían derecho a juzgarla. Menos por algo que no había hecho.
Cuando nos acomodamos en nuestros asientos dentro del aula, la vi respirar profundamente antes de levantar la mirada. Justo en ese momento Theo entraba al salón con la mochila colgada en su hombro, la miró por un instante pero apartó rápidamente su mirada. Y a diferencia de cualquier otro día, no se sentó junto a Brendan, sino que se dirigió hacia otra silla, con mi mirada y la de su mejor amigo clavadas en él, sorprendidos por su accionar.
Así pasó el día, con Theo ignorando nuestra presencia, Facundo sin haber ido a clases, Alex dividiéndose en los recreos para estar con nosotros -tratando de hacer sentir mejor a Belén y dirigiendo miradas feas a quiénes cuchicheaban sobre ella− y con Theo. Por último estaba Catalina... muerta desde hacía varios días. Era un panorama increíble, algo que nunca pensé que ocurriría. Nuestro pequeño grupo de amigos estaba rompiéndose.
Y mientras cenaba junto a mis papás horas después, tuve el presentimiento de que sólo era el principio.