No mires hacia atrás

Capítulo 12

15:38 pm

−Juega bien, ¿verdad, niña? –me preguntó el señor Burke.

−Ya sé por dónde quiere ir, no lo lograra. –él soltó una estruendosa carcajada y Belén se quejó.

−Papi, por favor. Hay gente.

− ¿Qué dices, mija? Nadie me mira. –sí, varias personas lo miraban.

−GOOOOLLL –se escuchó por todo el lugar. Brendan había metido un gol.

Lo observé dentro de la cancha, su cabello estaba despeinado, había sudor en su frente y la piel se le había puesto roja. Su adorable sonrisa le adornando la cara mientras chocaba las palmas con sus compañeros. Sonreí.

Miré a un lado y me encontré con Liam mirándome a mí.

−Ya, déjame en paz.

−Jajajaja, ay, niños.

−Cariño, deja de molestarla. –le pidió Sofía.

−Sí, papá, o no querrá ir más a casa. –le dijo esta vez Belu mientras se metía una gomita a la boca. Les dirigí una mirada agradecida.

Al terminar el partido esperamos a que Brendan se duchara en los vestidores y se acercara a nosotros.

−Felicidades, hijo. –lo felicitó Sofía.

−Mamá, perdieron tres a dos.

−No importa, él jugó excelente. –Liam asintió estando de acuerdo con ella.

− ¿Ahora que van a hacer? −Brendan nos miró a Belén y a mí antes de responderle a su papá.

−Vamos con los chicos del equipo a comer algo a la cafetería que está acá al frente, tal vez volvamos un poco tarde a casa.

−Bien, ahí no venden pero… nada de alcohol, lo saben. –nos advirtió la señora Burke, nosotros asentimos.

Al frente nuestro, a varios metros, estaban sus compañeros esperándonos y vimos a Alex caminando hacia ellos también, ella no había podido ir al partido, pero sí pudo acompañarnos después.

Nos juntamos todos y cruzamos la calle para acercarnos al negocio y entrar en el.

 

Lunes, 15 de abril

10:20 am

Clase de historia, Theo aún no aparecía, observé a mi izquierda su lugar vacío, en el otro banco Brendan estaba escribiendo en su celular. Supuse que le escribía a nuestro amigo.

Miré a Belén al lado mío, también observaba a su hermano.

− ¡Buen día, chicos! –exclamó el profesor Arian al entrar en el aula, a lo que todos respondimos el saludo.

Abrí mi carpeta en la parte de historia y saqué de mi cartuchera una lapicera de color azul para escribir la fecha y el título que el profesor escribía en el pizarrón.

−Profe, a la segunda guerra mundial la estudiamos hace dos años. −levantó la mano un chico que estaba sentado en el fondo.

−Sí, así tendría que haber sido, pero la clase anterior tus compañeros me comentaron que su antiguo profesor no estaba muy…

− ¿Muy interesado en nuestra educación? –comentó mi compañera de banco.

−Exactamente, Belén, gracias. –metió sus manos en los bolsillos del pantalón−. Y para el tema que sigue es necesario que tengan fresco estos contenidos de los años anteriores. Por lo tanto, vamos a retomarlos.

Como dijo la joven inteligente a mi lado, el anterior profesor de historia no estaba muy interesado en enseñarnos, tal vez era por su edad, estaba cansado y quería jubilarse, no lo sé, pero en ese año apenas y si habíamos utilizado cinco hojas para escribir en esa materia. Además, los textos que teníamos que leer no eran muy útiles para comprender los temas, de esa forma fue un año complicado en historia. Según mi amiga, se debía a la decadencia de la educación en nuestro país. Claro, nada impidió que su mente de Hermione Granger quisiera aprender por su cuenta e indagara en busca de más información.

La hora transcurrió como todas las demás y yo solo estaba haciendo garabatos en una hoja mientras el profesor explicaba algo, es que mi cabeza estaba en Theo, mis amigos estarían igual. Suspiré y me propuse prestar un poco de atención al profesor.

−Creo que… cuándo el humano pierde su integridad, su fe en lo sagrado de la vida humana, ocurren cosas como el holocausto. –dijo él mirando hacia el pizarrón.

Le toqué el brazo a Belén – ¿Qué estaba diciendo?

−Matías preguntó que por qué ocurrían cosas así y el profe le respondió que cuando el humano perdía su integridad y la fe en la vida… eh, bueno, ocurrían estas cosas. ¿No prestaste atención en toda la clase, no?

−Mmm, ¿quieres que te responda?

−No hace falta. ¿Dónde está tú cabeza?

−En Theo, ¿la tuya no?

−Él siempre está en mi cabeza −respondió media distraída mientras escribía en su hoja. Solo la pude mirar sorprendida.

− ¿A qué te refieres?

− ¿Qué? −me miró y creo que no se había dado cuenta de sus propias palabras hasta que vio mi ceja alzada−. Aa-a, a nada. –logró balbucear−. Ya sabes, todo lo que ha pasado en este último tiempo, a eso me refería, Selena. No imagines cosas.




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