No mires hacia atrás

Capítulo 19

Capítulo 19

12:00 am

Luego de calmarme pude explicarles detalladamente todo lo que había pasado, y horas más tardes lo volví a hacer en la comisaría del pueblo, el oficial me escuchó con atención y se acordó que mandaría una patrulla para que custodiara la casa. 

No fui a la escuela, mis padres se ausentaron en sus trabajos y estuvieron el resto de la mañana tratando de hacerme sentir segura. 

En algún momento los escuché hablar por teléfono con el padre de Theo, que había sido al fin y al cabo objeto de amenazas. Les pregunté si él se encontraba bien, me respondieron que sí, que en ese momento se hallaba en la escuela. 

No había mirado mi celular en ningún momento a lo largo de la mañana, pero intuía que mis amigos ya estaban enterados de lo sucedido, el padre de Theo le había contado y él a los demás. 

Quería agarrar el artefacto y hablar con los mellizos, los necesitaba, pero seguía en un estado de conmoción y eso me detenía a ir en búsqueda de ello. 

Aunque debería haber sabido que mis amigos serían los que me buscarían personalmente a mi, a pesar de la lluvia, que ellos serían capaces de venir a comprobar por su cuenta que me encontraba bien. 

Porque así fue, eran las doce y treinta y tres minutos cuando el timbre de mi casa sonó, papá había ido al baño y mamá estaba en la cocina, así que me levanté del sillón en el que estaba acostada para ir a abrir, pero ella se asomo desde donde se encontraba.

-Quieta, yo voy -dijo, su voz mantenía cierta seriedad, solo había escuchado ese tono años atrás antes de mudarnos a este lugar. 

Pasó por delante mio y apretó mi hombro con cariño, luego se acercó a la ventana que estaba al lado de la puerta y corrió un poco la cortina para poder mirar, su rostro se suavizó al reconocer a quien fuera que estuviera esperando a entrar. Fue a la puerta y la abrió. 

Yo seguía en mi lugar y lo primero que capté fue ese perfume, era una extraña mezcla que no podría describir aunque quisiera, única, y pertenecía a una sola persona. Aunque quien atravesó la puerta en un revoltijo de cabello naranja no media un metro ochenta, fue lindo sentir el reconfortante abrazo en el que Beleen me atrapó.  

-¡Amiga! 

-Hola -mi voz se amortiguó entre su hombro y cuello, y segundos después sentí que otro par de brazos nos envolvía a ambas y el mismo aroma que tanto había aprendido a disfrutar inundaba mis fosas nasales. 

-Hola, Sel -el tono tan dulce que usó al pronunciar mi nombre causó tanta calidez en mi pecho que, por un momento, quise solo abrazarlo a él. 

Al separarnos pude ver que sus papás también habían entrado y ambos se acercaron a ofrecerme un fraternal abrazo, los acepté con una sonrisa de agradecimiento en el rostro. 

Miré a mi mamá y le dije que iría a mi habitación con los chicos, así que los guié hasta ella. 

Entramos y me senté en la cama apoyando mi espalda contra el respaldo, Brendan se ubicó en la silla del escritorio -no sin antes correrla y acercarla al lado izquierdo de la cama- y Belu se quedó junto a mi. 

-¿Por qué no nos dijiste? -Brendan fue el primero en hablar-. Te pregunté si todo estaba bien y me mentiste.

-No te menti, solo… no sabia como hacerlo. -lo miré y no supe identificar que me decía su expresión. Angustia tal vez. 

-Pero ahora lo sabemos, y estamos acá, Sele. Siempre estaremos. -La voz de Belén se elevó en la habitación-. Lo que importa es que ya fuiste con la policía y no tardarán en saber quién es ese maldito. 

-Si, pero… -calló al sentir la pequeña patada que recibió de parte de su hermana. 

-Perdón, Bren -le dije con suavidad. Nunca le había ocultado nada, entendía perfectamente cómo se sentía. 

Nos miramos por segundos, en los que sus ojos tan bonitos me miraban con suma ternura y preocupación. 

-Ejem ejem -Belén corto el pequeño momento para el bien de todos-. ¿Cuándo empezó? -Me ruboricé un poco y mi corazón se aceleró al pensar que me estaba hablando de ciertos sentimientos que mantenía hacia cierta persona, pero luego recordé la situación peligrosa en la que estaba metida y me calmé. 

Claro que mi querida amiga no estaba al tanto de que yo…

-Creo que comenzó el día que encontraron a Cata, fue la primera vez que vi la ventana abierta. 

Mi mente de pronto recordó algo y ella lo habrá visto en mi cara porque preguntó.

-¿Qué más? -curiosa como siempre.

-No se si… es que…

-¿Qué pasa, Sel? -Brendan acercó su silla aún más.

-La noche anterior hubo algo… pero no le presté atención… tal vez no sea nada. 

-Contanos -la pelirroja me apretó una mano en señal de apoyo.

-Esa noche vi un libro en mi mesa de luz…

Lo agarré, no recordaba haberlo dejado ahí. Era “Diez negritos”, fue uno de los libros preferidos de Sabrina. Tenía un marca páginas adentro, en la página resaltaba con rosa:

“Diez negritos se fueron a cenar; uno se asfixió y quedaron nueve” 

Cerré el libro y lo volví a dejar en dónde estaba, seguramente mi mamá lo había tomado y dejado ahí.

Les conté y pude ver como la cabeza de Belén estaba trabajando, cuando pensaba entrecerraba los ojos mirando un punto fijo. 

-¿Le preguntaste a tu mamaa? -Bren parecía dudoso.

-No creí que fuera importante. -Me avergonzaba mi descuido. 

-”Diez negritos se fueron a cenar; uno se asfixió y quedaron nueve” -murmuroo Belu. Apenas logré escucharla.

-¿Qué? -Con Bren nos miramos rápidamente antes de volver la vista a ella. 

-¡Diez negritos se fueron a cenar y uno se asfixió! -Nos exaltamos ante su agudo grito.




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