Capítulo 30
Jueves 25 de abril
06:55 am
La mañana siguiente amaneció nublada, y caminé hacia la escuela junto a Brendan que minutos antes había pasado por mi casa para acompañarme, Belen nos vería en el aula.
Al llegar a la escuela, noté algo diferente. El profesor, que antes me hacía sentir incómoda, parecía distante y menos amenazador. Por primera vez, su mirada no me inquietó como en ocasiones anteriores. Sin embargo, una inquietud persistente seguía rondando mi mente, como si los eventos que me perseguían hubieran dejado una marca imborrable.
Me preguntaba qué más nos depararía el destino.
Aunque las aguas se aquietaron momentáneamente, sentía como si algo más se estuviera gestando en las sombras, algo que aún no había salido a la luz.
Al regresar a casa después de la escuela, un inusual aire inquieto envolvía el ambiente. Dos policías se encontraban en la puerta principal, y la preocupación se instaló en mi pecho. Mis padres, con expresiones serias, me recibieron junto a los hombres uniformados.
– Selena, necesitamos hablar con vos. –dijo el comisario Martínez con una expresión grave.
Una sensación de nerviosismo se apoderó de mí mientras nos dirigíamos al living. Los policías tomaron asiento, y un silencio tenso precedió a la revelación que estaba por llegar.
– Estuvimos investigando. –comenzó el comisario Martínez–. Y hemos descubierto algo que pensamos que debes saber.
Mis padres me miraron con preocupación, y mi pulso se aceleró. Las palabras de él destaparon una realidad más compleja de lo que imaginaba. La sombra de aquel sujeto, antes difusa, comenzaba a cobrar forma con cada detalle compartido.
Mi mente se llenó de preguntas sin respuesta, y la gravedad de la situación pesaba en el aire.
Consciente de que este nuevo capítulo cambiaría la dirección de mi vida una vez más, me preparé para lo que vendría a continuación. La presencia policial en mi hogar marcaba un punto de inflexión, y las sombras que acechaban parecían volverse más densas y me encontraba en el epicentro de un torbellino de incertidumbre.
El comisario tomó un respiro antes de continuar, y su mirada se volvió más intensa.
Mis padres me apretaron las manos, compartiendo mi ansiedad. La sala parecía encogerse mientras esperaba a escuchar la revelación.
– Encontramos evidencia de que este hombre ha estado conectado a tu vida de una manera más profunda de lo que imaginábamos. Hay evidencia que indica que ha estado observándote durante mucho tiempo, –dijo Martinez, con tono serio.
La incredulidad se apoderó de mí. ¿Cómo podía alguien haber estado observándome sin que lo notara durante tanto tiempo? Mi mente comenzó a girar, tratando de comprender la magnitud de lo que se revelaba.
– Además, hemos identificado conexiones con tu pasado que podrían arrojar luz sobre las amenazas actuales. –agregó despues.
Mis padres intercambiaron miradas, preocupados. Una sombra del pasado emergía, mezclándose con el presente de una manera que nunca habría imaginado.
La habitación se llenó de un silencio cargado, y yo me enfrentaba a una realidad que se tornaba más enigmática con cada revelación. ¿Qué secretos escondía mi pasado y cómo estaban conectados con esta persona que acechaba en las sombras? Me sentía en el centro de un laberinto de preguntas sin respuesta.
El oficial Garcia sostuvo un sobre con solemnidad, revelando su contenido con una mirada seria.
– Selena, hemos descubierto algo perturbador. En una casa abandonada en el pueblo, encontramos fotos y objetos relacionados contigo, y también... con tu hermana Sabrina.
Mis ojos se abrieron con asombro y temor.
Mi hermana, que desapareció años atrás, estaba vinculada a esta pesadilla de alguna manera. Las manos me temblaban mientras el detective mostraba algunas fotografías que conectaban los hilos de mi pasado de manera inesperada.
– Hemos rastreado estas pertenencias hasta la época en que Sabrina desapareció. –continuó el hombre frente a mí, con cuidado de medir sus palabras–. Parece que el acosador ha estado observándote, y a tu hermana, desde aquel tiempo, definitivamente se trata de la misma persona.
Mis padres, al igual que yo, estaban atónitos ante esta revelación. Las imágenes y recuerdos que yacían en el pasado resurgían de manera inesperada, entrelazando los destinos de mi hermana y yo con la amenaza que nos perseguía.
– Esta conexión es más profunda de lo que pensábamos inicialmente. –admitió Martínez–. Estamos haciendo todo lo posible para seguir desentrañando este enigma, pero necesitamos tu cooperación.
La casa abandonada, las fotografías y los objetos que vinculaban el pasado con el presente creaban un rompecabezas inquietante.
Ahora, no solo enfrentaba las amenazas del acosador en el presente, sino que también descubría que mi historia estaba tejida con hilos más oscuros y complejos. La verdad emergía, pero con ella, surgían nuevas preguntas que requerían respuestas desesperadamente.
Mi voz temblorosa se elevó en la habitación cargada de tensión.