No mires hacia atrás

Capítulo 36

Capítulo 36

Lunes 6 de mayo 

16:00 pm

Una tarde, mientras revisábamos viejas fotografías y documentos en busca de conexiones, una revelación impactante emergió. Entre las imágenes, una figura familiar destacaba de manera ominosa: el nuevo profesor, aquel que había llegado justo después de la tragedia de Theo. Sus ojos, siempre observadores, ahora adquirían un significado más oscuro. 

él aparecía en varias fotos, atrás, en el fondo, observando, y lo más inquietante fue ver que él había sido compañero de Sabrina en la escuela del pueblo, durante los pocos días que ella pudo asistir antes de desaparecer. 

El comisario, al examinar detenidamente las fotos, confirmó nuestras sospechas. El profesor, con un pasado misterioso y conexiones insospechadas, se revelaba como una pieza clave en el rompecabezas. La carta anónima, las amenazas, todo apuntaba hacia él, o eso esperábamos, era la única pista y sospechoso que teníamos. 

 

22:00 pm

La policía decidió actuar con cautela, preparando un operativo para detener al profesor sin alertar de nuestras sospechas. 

La noche se extendía en un silencio inquietante mientras esperaba noticias desde la comodidad de mi hogar. El reloj marcaba cada segundo con una lentitud que intensificaba la ansiedad. Las sombras de la incertidumbre danzaban en las paredes, y la pregunta sobre el paradero del profesor se convertía en una espiral de pensamientos oscuros.

Mi mente se aferraba al teléfono, como si las respuestas pudieran llegar a través de esa llamada. Cada clic del reloj resonaba como un eco incesante, acompañado por el susurro del viento que se filtraba por las ventanas. 

Las luces parpadeaban en la distancia, y la expectación llenaba la habitación. Cada llamada telefónica podría ser la conexión entre la verdad y la oscuridad. Mis manos jugaban nerviosas con cualquier objeto al alcance, y mi mirada se perdía en la distancia, observado a través de la ventana como si pudiera encontrar respuestas en la noche estrellada.

Finalmente, el teléfono rompió el silencio, haciendo que mi corazón diera un salto en el pecho. La voz de un oficial, seria pero con un toque de frustración, resonó al otro lado de la línea. El profesor se había desvanecido en la noche, como si las sombras mismas lo hubieran envuelto y protegido de la justicia.

Cada palabra del policía era una puñalada de decepción, pero también encendía una llama de determinación. La búsqueda de respuestas continuaba. La verdad, elusiva y esquiva, seguía escondida en las sombras, desafiandonos a descubrir su rostro oculto.

Los días que siguieron a la frustrada operación policial se volvieron un torbellino de incertidumbre y tensión. La ausencia del profesor, como un fantasma que se esfumó en la noche, dejó tras de sí un rastro de interrogantes sin respuesta. Mientras la policía continuaba su búsqueda, yo me encontraba atrapada en una red de pensamientos oscuros.

Cada noticia sobre el avance de la investigación resonaba como un eco inquietante en mi mente. Las sombras del misterio se cerraban, envolviendo mi vida en una neblina de desconcierto. Las llamadas telefónicas se volvieron un recordatorio constante de que la verdad aún estaba fuera de nuestro alcance.

En medio de la incertidumbre, la cotidianidad se volvía un desafío. La ciudad, antes familiar, ahora parecía esconder secretos en cada esquina. Las sombras de la sospecha se posaban sobre caras conocidas, y la confianza se volvía un lujo difícil de mantener.

El eco de la carta anónima resonaba en mi mente, recordándome que el asesino acechaba desde las sombras, un amor retorcido que amenazaba con destruirlo todo. La dualidad entre el deseo de conocer la verdad y el miedo de lo que podría revelarse se convertía en una lucha constante.

En las calles, entre susurros y miradas cargadas de especulación, se tejían leyendas urbanas sobre el profesor desaparecido. Algunos sostenían que era un maestro con una doble vida, otros que era un fugitivo de la justicia, pero la verdad continuaba siendo un enigma que escapaba a nuestras manos. Todos en el pueblo hacían preguntas, todos querían saber cada detalle de lo que sucedió, y es que tres homicidios podrán ser solo tres homicidios en cualquier otra ciudad, un fugitivo solo será uno más, pero en un pueblo tan pequeño como Ameghino lo es todo, no es algo que simplemente puedas ignorar o fingir que no te concierne, no. En ese pueblo no. Si alguien mete la nariz en un sitio, el resto lo siguen. 

 




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