En ningún momento de mi vida, creería que llegaría a éste punto, jamás. Cada día me convenzo de que jamás podré amar a ése hombre, aún siendo tan parecido al hombre que amé con toda mi alma, pero por dentro era tan pero tan diferente a él.
Él es, el hermano del amor de mi vida, quién desgraciadamente ya no está.
—Una cosa quiero que tengas claro, que no me estoy vendiendo, y que yo siempre voy a amar a tu hermano —digo, mientras le clavo la mirada manteniéndome firme.
Con un sutil movimiento deja su reloj sobre su escritorio, y vuelve a mirarme, pero ésta vez me clava sus ojos grises tan oscuros.
—Y yo no quiero que te confundas, que tengas muy claro que… Yo, no soy Él.
«Y jamás lo serás»
«No soy él»
Esa frase retumba en mi cabeza, dejándome claro que debía decirle adiós a mi felicidad, mi vida junto a ése hombre sería un infierno, era lo único que podía pensar, ni de consuelo me servía su parecido al hombre que amé, porque cada vez que lo veía a él en sus ojos, con abrir la boca me dejaba claro que él, no era él.
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Editado: 25.09.2024