POV: MARÍA JOSÉ.
Salgo de mi habitación para ir al de Antony, giro la manija y entro.
—¿Cuan…?—cierro mi boca de la impresión, está de espaldas a mí, y sólo lleva una toalla alrededor de su cintura.
Voltea para encontrarse con mi mirada
—Lo siento —casi deletreo esas dos palabras. —. Venía para preguntarte cuando es esa reunión de negocios.
Batallo por mantenerme firme, pero de todos modos mis ojos me traicionan y empiezan a viajar por todo su pecho y más abajo.
—Es la fiesta de aniversario de la empresa de un amigo, la reunión es para la otra semana, y la próxima toca la puerta —contesta disgustado. —. Es hoy —camina hacia su armario.
Yo me quedo quieta a unos metros de la puerta.
—Primero que nada, no voy a tocar la puerta ni la próxima ni nunca, segundo ¿Por qué no me dijiste que era hoy?
—Se me escapó —se excusa sin mirarme.
—¿En serio? ¿Cómo se supone que me presentaré?
—Dios santo, como odio esa parte de las mujeres —gira y me mira molesto —. Eres hermosa ¿Qué más necesitas? Comprarte un vestido de gala cuando te ves bien con lo más simple —rueda los ojos. —. ¿Quién las entiende?
Sé que soy hermosa, pero tampoco me presentaré así nada más.
—¿Qué pasó?—pregunto, porque ya me acostumbré a que su humor esté así cada vez que pase algo.
—Sólo toca la próxima vez —gruñe.
—Ya te dije que no lo haré, eres mi esposo ¿No?
—Cuando te conviene —refuta.
—Siempre y también eso —aclaro dando la vuelta para salir. —. Espérame, no importa cuanto tarde porque debiste avisarme.
Tiro de la puerta un portazo, suelto una carcajada y me adentro a mi habitación para alistarme.
A ver si se harta de mí hasta el punto de que me pida el divorcio, a menos que sea como Antonio, pues él me aguantaba todo.
Sólo pasan treinta minutos y él ya está en mi puerta.
—¡Abre ya o voy a entrar! —exclama, por su tono siento que ya se enojó.
No digo nada, y sigo batallando por subir el zíper.
La puerta se abre pero no le hago caso, suelto el Zíper suspirando y me espalda queda completamente descubierta. Volteo para ver su rostro y sólo niega con la cabeza.
Avanza y me ayuda subiendo el bendito zíper ése.
—Listo, y por si quieres saber si estás bonita, estás bellísima —me toma del brazo, y antes de que haga lo que sé que hará, que es arrastrarme detrás de él, tomo mi bolso de mano.
Es un simple vestido blanco ajustado a mi cintura y suelto hacia abajo, no tiene mangas, tampoco escote. Mi pelo cae sobre mi espalda, llevo en los pies unos tacones medianos y ya.
POV: ANTONY.
Mis amigos me hacen perder de vista inmediatamente a Mary, tenemos mucho sin reunirnos y sé que no me soltarán fácilmente.
—Con qué te casaste —uno me mira, y dos me palmean el hombro. —. Eso es tan increíble.
—Sí, dinos Anto, ¿Cuál fue la hechicera?—pregunta Dany quien está frente a mí.
—Si supieran —ruedo los ojos.
—Entonces reunión familiar sin el padre —aparece Hugo, luciendo un esmoquin negro, aplana su cabello negro mirando alrededor, haciéndose el encantador como siempre.
—Llegó el conquistador —loa hermanos que estaban a mis costados se van hacia Hugo para palmearle los hombros al igual que a mí, su manía de años.
—¿Qué tal si ustedes se ponen en modo conquistador ésta noche? Pero —alza su dedo sonriendo. —. No miren a Mary González.
Le doy una mirada de pocos amigos, y propongo alejarme.
Siento sus pasos detrás de mí, y me detengo.
—A ver Hugo —me cruzo de brazos, y me siento marica al hacerlo, es un gesto muy común en Mary.
—¿Qué pasó? ¿Qué tanto me perdí? No me dijiste que pasó después que la b…
Lo miro, y el se calla.
—No repitas eso, me dijo que lo hizo pensando en él, que aún ama a mi hermano, esto es una locura Hugo, no debo de llevarme sino cancelar esto que está naciendo ¿Entiendes?
—El problema son sus mentes, creen que es descabellado, feo impuro, cuando el amor no le importa esa mierda, sólo conquístala, de todos modos pasó todo lo contrario a lo que pensabas —se encoge de hombros. —. En vez de odiarla, ahora te gusta —niega con la cabeza, inclina su mano y toca mi hombro. —. Te entiendo.
—Nunca serás serio —me sacudo para que quite su mano de mi hombro.
—Oh no —finge asombro. —. No sonreirías nunca.
—Mejor vamos por un trago —indico con la cabeza hacia el chico que sirve los tragos. —. ¿Ya felicitaste al padre de Dany?—pregunto mientras avanzamos hacia una esquina de la sala.
Mis ojos caen sobre la mezcla de negro y castaño de una melena, y me detengo para observarla. Sonríe alegremente mientras se mueve al ritmo de la canción con el rubio que la acompaña, siempre, siempre que una mujer está sola termina sí o sí acompañada.
—Cuidado, el plato está a la vista de todos, unos pueden probar, otros comer un poco y uno quedárselo —susurra melosamente cerca de mi oído.
—¿Qué momento no arruinas? —lo miro sobre mi hombro.
—Íntimos y románticos, pero de hombres babeando, todos —su palma cae fuertemente sobre mi hombro. Ash, porque todos hoy me palmeaban tanto el hombro.
Emprendo mi caminata hacia ellos, procuro no chocar ni arruinar el baile de nadie mientras me adentro a la pista.
—Hola —sonrío.
Ella me mira arrugando las cejas, sus manos sueltan se alejan de las del rubio y se concentra en mí.
—Ahora podría yo bailar con mi esposa —la tomo de la mano manteniendo mi sonrisa.
Ella tose y lleva una mano a su boca rápidamente para suavizar el ruidito que hace. Paseo mi palma en su espalda para ayudarla.
—Claro —el rubio esboza a duras penas una sonrisa y se esfuma.
—¿Qué…?—se atraganta nuevamente. —. ¿Qué sucede contigo?
La arrastro detrás de mí, y la llevo al pequeño jardín que está un poco vacío. La pego contra la pared, cerca de unas plantas de girasoles, sus favoritos si bien recuerdo.
La miro a los ojos, bajo a sus labios rosados entre abiertos, sus muñecas están sobre mi pecho mientras me mira confundida.
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Editado: 25.09.2024