No soy Él

Capítulo #57 Lo amo

¿Dormir? Ni siquiera era posible pegar el ojo, ¿Cómo podría? ¿Cómo podría con mi esposa y mi hija en las manos de una psicópata? Una desquiciada con una estúpida sed de hacer sufrir a mi familia.

Cayó la noche y seguíamos revisando los supuestos lugares posibles a los que nos llevó Emilia, a quién Hugo se llevó a su casa, no puedo tenerla cerca, me recuerda a su hermana y no es que tenga buenos deseos para su hermana.

Acabo de salir del hospital con Carmen, fue un tanto incómodo ver como miraba a Emilia, sobre todo como Hugo se aprovechó de la ocasión, están de locos.

Me pego de espaldas a la pared dejando el agua caer sobre mi piel, pidiendo perdón internamente por haberle fallado de esa manera. Debí acompañarla, pero me hice el loco ante mi corazonada.

—Dios Antonio, ¿en qué diablos nos metiste?—golpeo la pared. —. Afortunada Mary de haberte conocido en el momento en que sentaste cabeza.

Salgo del baño más enojado de lo que entré, nada puede relajarme, nada me quitará ésta angustia. A mis padres por ahora no los quiero ver, no hasta que no tenga conmigo nuevamente a mi esposa, porque si le pasa algo, no sé si soy capaz de verlos con los mismos ojos.

Hugo quedó en buscar la manera de rastrear desde el número de ella del teléfono de su hermana, él sabe que no me conformo con la policía, la policía nunca hace nada bien, sólo ser corruptos, fingen buscar por un tiempo y luego te mandan al carajo.

POV: MARÍA JOSÉ.

—¿Por una aventura de hace más de cuatro años me arruinaste la vida?

—Te dije que tú no estabas en mis planes, pero accidentalmente empezaste a estropearme al casarte con Antony.

La miro sentada frente a mí, con desprecio porque no puedo evitarlo, aún siento el dolor de su palma contra mi mejilla y mis manos atadas sólo imploran por ser liberadas.

Más lágrimas brotan de mis mejillas, no sé como ella podía contarme todo eso sin sentirse mal, al contrario, parecía orgullosa de todo eso.

—Ya deja de chillar.

—Dalia no puedes decidir sobre la vida de nadie, la gente cambia, ¿acaso no ves que los profesores en las escuelas siempre dan oportunidades? Porque la gente cambia, hay una cosa muy diferente entre travesura y maldad, si tu hermana le hubiera dicho yo estoy segura que él se hubiera hecho cargo… —estampa su palma contra mi mejilla callándome.

—¡No la menciones! Ya había abortado, pero sus padres no sabían eso, y nos trataron como perros, él no hizo nada porque lo sabía, y supe que sin ése bebé mi hermana no valía nada para él…

—Detente ya —pido sacudiendo la cabeza.

—¡No! Ése es el por el hombre que te morías, acéptalo, iba a casarme con Antony todo estaba planeado, de repente apareciste.

—Y me alegra —le digo entre dientes. —. Me alegra porque no te mereces tal hombre, contrario de ti lo haré muy feliz, tú seguirás soñando con él, pero en la cárcel —la miro asqueada.

—Esa rabia es por Antonio ¿verdad? No lo niegues, que va, así son los hombres. A Antony lo tuve en mi cama, justo cuando lo habías abandonado, di vueltas y vueltas, pero no pude matarlo, ¿Por qué? Porque lo amo, pero éste sentimiento de rencor —toca su pecho. —. Es más fuerte, ustedes los riquillos no saben de eso, de ser humillados.

—Y le hiciste creer que habían pasado la noche juntos —termino por ella. —. También te deshiciste del sobre, para que yo creyera que a él no le importaba y para que cuando el lo descubriera pensara que yo se lo quería ocultar.

—Exacto.

—No entiendo que te vieron los González —digo sintiendo mis mejillas mojarse más. —. ¿Cuántos años le llevabas a Antonio cuando lo compartías con tu hermana?

Grito al sentir su agarre tan fuerte a mi cabellera.

—¿Sabes por qué sigues viva? —jala de mi cabello hacia atrás. —. Porque quiero matarte frente a él, aunque sería más bonito delante de sus padres, pero es que la debilidad de las personas son sus hijos, supongo que ya lo sabes.

Sacudo la cabeza y ella me suelta, intento echar mi pelo hacia atrás moviendo la cabeza pero no lo logro, tengo un calor tremendo y gracias al mugroso cuarto ya vomité.

—Me imagino que no te hará daño unas horas sola, voy por la floja de mi hermana, no vayas a espantarla, son de la misma edad.

—Dalia —le grito al ver que en serio se va. Tenerla cerca no era lindo, pero tampoco estar aquí sola lo era, apenas se ve un poco de luz del amanecer que viene de la ventana de aquel oscuro lugar.

Pienso en mi bebé y me siendo extraña al no sentirla, siempre se mueve, inmediatamente que pienso en ella se movía.

«Antonella» pienso.

Mi corazón empieza a latir desenfrenadamente, el miedo se apodera de mí y empiezo a llorar.

—Por favor muévete —suplico. Si no se mueve algo anda mal, no lo siento, ¡no lo estoy sintiendo! —. ¡Auxilio! —grito, sabiendo que nadie me va a oír, pero la esperanza es lo último que se pierde.

Me muevo bruscamente sobre la silla, llena de rabia e impotencia, me detengo por miedo a empeorar las cosas, algo anda mal con mi bebé. Lo sé.

—Antony —lloro. —. Por favor llega, por favor, te necesitamos —agacho la cabeza sollozando.

No cambiaría nada de mi vida, no me arrepiento de haberme enamorado de Antony, tal vez nuestra relación no es perfecta como con la de Antonio pero él es un gran hombre, íntegro, arrogante y serio en su momento, pero con un corazón bondadoso, sobre todo completamente mío.

Lo amo, y volvería a hacerlo una y otra vez, las cosas tal vez hubieran sido peor, nadie sabe.

POV: ANTONY.

Podía sonar ilógico, pero cuando estás tan conectado, sumándole enamorado de alguien, puedes sentir que te necesita, es como un mensaje que llega a tu corazón.

—Ya bro, falta poco para que puedas estar con ella —toca mi hombro con su mano libre.

—Recuerden no intervenir, mucho menos la policía, me niego a hacer algo que las arriesgue.

—Tienes razón, si ella se siente acorralada hará una locura —comenta Emilia.




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