Alguien me sujeto por la espalda tapando mi boca y paralizándome al sujetarme los brazos al tronco de mi cuerpo, intente patalear, pero sus brazos eran más fuertes que los míos, lo cual dejaba en claro que era un hombre mucho mayor que yo.
- Quieta chiquilla o tu familia pagara las consecuencias, - esas palabras congelaron todas mis acciones, mi papá y mi mamá, las lágrimas brotan a borbotones.
Me introduce en un carro y yo pataleo para que alguien me escuche y recuerdo la amenaza de mis padres.
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*Jaime*
Hora después de aquel suceso en la escuela, la noticia llego a los padres de Hope cuando ya iba lejos, la policía hacia lo posible por rastrear el auto en que secuestraron a la niña capturado por la cámara de videos de secundaria.
New York Times 15 de marzo 2009
Ha sido secuestrada la princesa del Emporio Krofort Williams.
New York. –La pasada tarde del día de ayer la hija de dos personajes de gran envergadura ha como lo son el señor Arthur Krofort W. y Ximena Cantú P. ambos pertenecientes al mundo de los negocios y la farándula, sólo que tienen una forma humilde y peculiar de hacer las cosas.
Su hija de tan solo ocho años de edad ha sido secuestrada en horas de la tarde mientras esperaba a los de seguridad, información corroborada por los encargados de investigación del caso. La niña aun no aparece y los secuestradores aún no han pedido el rescate; esto no parece en si un típico secuestro sino más bien una forma de tortura psicológica para los padres de la niña.
Los esposos Krofort, decidieron que era mejor no emitir ningún comentario, sus agentes se encargaron de informar a la prensa y a los medios del suceso.
El secuestro fue llevado a cabo en un Honda Civic negro del 91.
New York Times 17 de marzo 2009
Sigue Desaparecida la Heredera de los Krofort Cantú
New York. – A dos días de la desaparición de la princesa Krofort, la policía aún no da con el paradero de la menor.
La niña Hope Krofort de ocho años de edad, sigue en manos de los perpetradores de dicho secuestro, no sabemos si los atacantes se han comunicado con la familia de la niña, sus representantes no dicen más que se están haciendo todos los procesos pertinentes para el rescate y que los responsables paguen por su acto de vandalismo.
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En la mansión todo estaba patas para arriba, recién descubrieron que la niña sufre de una enfermedad llamada lupus; estamos más preocupados por esa situación, ya que los síntomas podrían empeorar en una situación así según su médico el doctor Stanford una situación me máximo estrés
- ¿¡Dónde está mi hija?! – Le grita la señora a su esposo, - ¡¿Dónde está?! – rompe a llorar una vez más, - Trae a nuestra hija. – reclama al señor.
- ¿Cómo hago? – le dice este llorando por igual, pareciera que las horas pasan como días y los señores se consumen sin saber noticias. – No sé qué hacer. – dice y la abraza.
- ¡Tráela! – le dice apretando fuertemente los bordes de su abrigo.
- Ella aparecerá, pero por favor come, - le rebate, la señora lleva estos días sin probar bocado; - si te enfermas como podré con todo esto yo solo. – Le dice alejando un poco a la señora de su lado para que le mire a los ojos. - No llores cariño, vamos como algo o por lo menos tomate el jugo.
- No me pasa nada, no tengo hambre - le dice la señora, - necesito a mi niña Arthur, no sé qué haré si la pierdo.
- No la perderemos amor, ella estará pronto con nosotros ya verás.
Esta situación ha sumido completamente a la casa en una tristeza y angustias inimaginables.
El teléfono suena y las alarmas se nos disparan a todos, los señores llevan estos dos días sin dormir y el señor está preocupado por su esposa que no quiere comer. Me abalanzo sobre el teléfono cuando veo que mi mejor amigo se aproxima a al mismo sin soltar a su esposa.
- Residencia Krofort Cantú, - digo inmediatamente descuelgo.
- Con el señor Arthur Krofort, Por Favor, - / Es demasiado educado para ser un secuestrador / - ¿buenas? ¿Sigue en la línea? – Pregunta, me he quedado mudo; - le habla Grecor Calanza el Capitán de las fuerzas policiales de Virginia.
- S –si, si perdone, - ya le paso. – cuando intento pasarle el teléfono inalámbrico él me hace una seña para que continúen yo. – Lo siento caballero, pero deberá informarme a mí del asunto, - digo para que sepa que puede hablar.
- Tenemos noticias, pero no son muy alentadoras. – dice y mi piel se pone de gallina.
- ¿Le paso algo a la niña? – pregunto más alto de lo que pretendía, logrando que los señores me miren expectantes y aún más angustiados. - ¡hable por favor sin misterios!