La tomé de la cintura cargándola en mi hombro, alejándome de la multitud.
La rubia no pataleo o me golpeó mientras me dirigía a la salida con ella acuesta, en su lugar comenzó a decirme cualquier tipo de amenazas absurda, típicos de ella.
-¿Me vas a bajar ya Caden?, por cierto no sabía que eras tan fuerte, ¿a que se deben tus músculos? Hace años no los tenias. -La conozco demasiado bien para saber que esta diciendo cosas sin sentido para irritarme y que me desconcentrara de mi verdadero propósito. Entorne los ojos y la deposité en el suelo, cansado de su habladurías. -Bien jabberwocky ahora si me vas a decir, ¿POR QUÉ DIABLOS ME TRAGISTE AQUÍ?
-No, primero tu me explicaras ¿Qué fue lo que paso allá? Te parece, loca.
Hizo un gesto de asentimiento con su cabeza y cruzo sus brazos sobre sus pecho, tal como si fuera una niña de diez años haciendo una rabieta.
-Bien -cedió al fin -¿sabes yo veo a este mundo de otra forma? Y quiero que todos lo vean como yo y eso te incluye, Caden. Ellos te ven como al chico que tiene que temerle, te ven como un marginado, alguien imposible de reparar, pero yo no, yo no te veo así, yo creo que sólo eres un indefenso conejo de mal aspecto, alguien humano con errores; alguien que necesita un abrazo para dejar de ver de una forma tan mierda al mundo. Y eso quería demostrarle que no tiene que tenerte porque tú le temes a ellos. Quería demostrar que no todo es como parece.
Es una estúpida niña mimada. ¿Qué sabe ella de la vida? Nada absolutamente nada.
-Mira, Alicia. -La tome de uno de sus brazos -No me importa de que forma extrañas veas al mundo y mucho menos me importa como lo vean los demás, así que deja de meterte en problema que no te corresponde y ve a tratar de demostrarle al mundo que se equivoca con alguien más, yo no seré tu ratón de laboratorio. -Me acerco tanto a ella, y sólo me percato de que su rostro están a centímetros del mío, cuando suelta un sonoro bufido como respuesta.
-Por favor, Caden, deja de fingir, deja de odiar al mundo porque créeme a él no le importa tu odio. Deja de gritarle a tus amigos que no me amas, que me odias cuando no es cierto, cuando luego vas a un bar y le gritas a un extraño que amas a; Alicia la loca Henderson. Deja de mentir por primera vez en tu miserable vida.
En ese momento todo mi enojo se disipo. No podía creer lo que oía, pero claro para hacer más jodida la situación ella reía a carcajadas soltándose de mi fuerte agarre. Reía como si le hubiera contado el mayor chiste del mundo.
Ella lo sabe, sabe lo que siento y se que no dudará en usarlo en mi contra, porque eso era justamente lo que iba hacer unos minutos atrás.
-Fue a Jack al extraños que le dijiste eso, fue a mi a la que le oliste el cabello, pero estaban drogado que no lo recuerdas o crees que fue un sueño, pero yo si lo se ¿Quién lo diría? ¡El chico inquebrantable tiene sentimientos por mi! -espeto con fingida alegría, porque todo en ella era así o al menos cuando se mostraba ante los demás, todo era falso, su alegría lo era, su inocencia y su mundo rosa, donde todo era perfecto no existía. Alicia sabia cuan perfectamente jodido era el mundo. -¿Por eso me molestase tantos años Caden? ¿Por qué estabas enamorado de mi? Por eso me insultabas y te burlabas, ¿esa es tu forma de amar? Haciéndome daño.
No sabia que responder, no, no tenía que responder, porque Alicia tenía razón, mi concepto de amor era muy extraña.
-Di algo-. No respondí, en su lugar subí mi mirada hasta chocar con la suya. -Te odio-. La mire directo a su dorados ojos, sintiendo como mi pecho dolía. -¡Te odio! -. Me acerque más a ella sin importarme nada, no podía tolerar el hecho que siguiera lastimándome así. -¡Te odio!, ¡te odio! ¡te odio! -seguía diciendo y sin pesará un segundo más la atraje hacia mi envolviendo mis manos en su cintura tan bruscamente que no le dio tiempo de reaccionar cuando ya había posado mis labios contra los suyos.
Porque no importa por cuanto tiempo lo negara o cuanto más lo evitará, esa era la verdad, yo la quiera, la quería de tal forma que me daba miedo, la quería de esa manera que no recordaba ni como paso o donde y entonces lo deje salir, porque ya estaba cansado de fingir, porque ya no podría seguir confundiéndolo con odio y justo cuando el beso acabó cuando sus labios se separaron de los míos, fue cuando me permití dejarlo ir:
-Te amo, Alicia.
-Te destruiré, Caden. Juro que lo haré.