"No me iré al infierno sin antes asegurarme que vengas conmigo amada mía."
Tenia que probar la maldita droga para que el maldito niñito con ganas de experimentar se sintiera seguro, por favor cuando te metes estas cosas no hay nada seguro.
Imbecil de mierda.
—Son 150 —espete tirandole la bolsita, ahora que habia consumido toda mi "amabilidad" se habia ido a la mierda. El tipo se carcagio entrgandome el dinero, negociar con ese Imbecil habia hecho que mis ganas de seguir ahi en esa ridícula fiesta para seguir soportanto a niños de papis como él se hayan ido por completo, asi que sotuve bien a la mochila a un costado de mi cuerpo para tratar de sentarme en el cesped y esperar que el efecto pase un poco.
—¿¡Cuantos unicornios estas viendo!?—imquirio con burla Alicia, no sabia exactamente en que maldito momento se habia acercado o como me habia distinguido entre tantas personas, pero apesar de la cantidad de drogas que podria tener encima reconocia su voz donde sea. Ella rodeo mi cuerpo hasta quedar frente a mi imitando mi acción sentandose en el asqueroso ceped. —¿Cuando dejaras esas cosas? —pregunto incliando su rostro hacia mi ivadiendo todo lo que era comsiderado espacio personal.
Tome una gran bocanada de aire evitando reirme y a la vez gritarle que dejara su hipocrecia, siempre era la misma mierda con ella, actuaba como si yo le importara como si fuera escencial para su vida y luego cuando se aburria simplemente me deshechaba centrandose en sus otros amigos, hace años yo deje de importarle a Alicia Henderson, yo deje de ser especial para ella cuando destri su vida y la obligue a convertirla en el extraño ser que ahora es, en la persona indecifrable, en el humano que por mas que trates no podras decifrar, porque ahora soy el único que puede entenderla y por ese sigue volviendo a mi, pero no solo yo tengo la culpa ella también arruino mi vida, ella también es responsable de lo que soy yo. La culpa llega por destellos a su mentes cada tanto que no tiene en que más pensar, pero a fin de cuentas ¿qué podria importarle yo a Alicia, ¿qué podia importarle yo a la persona que lo teniene todo y no tenia nada a la vez?, yo solo era un recuerdo lúgubre de lo que la incito a ser lo que hoy es y lo que también provoco que yo fuera.
Ahora no eramos los amigos que ayudaba al otro a salir del barro, ahora eramos los enemigos que hacian que el otro se hundiera mas sin importar que también se fuera con el, entonces si ella me odiaba y me queria destruir ¿por qué siempre volvía?, ¿por qué siempre trataba de ayudarme? ¿por qué me seguia queriendo? y ¿por qué yo seguia haciendo lo mismo con ella?. La respuesta era mas sencilla de lo que alguna vez llegue a pensar en otro momento; costumbre y terquedad, si había algo que Alicia y yo compartimos era la terquedad de no soltar la maldita cuerda por mas que nos estuviera lastimando, ella a mi no me soltaba por mas que los otros le pedian que se rindiera, que yo era una causa perdida imposible de ayuda, y yo a ella tampco por mas que el daño que amarla me casuaba a diario, al final del dia no importa cuando pelearamos y nos jurabamos acabar con el otro siempre volviamos a halar la cuerda hacia nosotros, siempre volviamos a estar juntos, para intentar reparar lo que rompimos.
—Lo siento —susurre, esa palabra se habia vuelto costumbre y aunque simple abarcaba mucho, era como nuestro lenguaje para decir perdon por ser asi, perdon por no cambiar, perdon por lastimarte pero recuerda que te amo y que siempre estare para ti aunque ahora no es tan fácil como cuando eramos niños, como cuando todavía no nos detruiamos el uno al otro.
Lo ojos dorados de Alicia brillaron en medio de la obscurida y una pequeña lagrima se deslizo por su mejilla. —lo siento —dejo escapar ella ahogando su llanto sin permitir que alguna otra lagrima se escapara, solo fue una lagrima, una que le recordaba que todavia sentia, que sentia con suma intensidad.
Abri mis brazos como siempre lo hacia y ella sin decir una palabra mas se estrujo contra mi pecho posicionando su cabeza en el lugar de siempre, justo contra mi corazón palpitante de forma desenfrenada por ella.
—¿Por qué lo hiciste? Lo de esta tarde ¿cómo sabias lo que estaba pasando? ¿Cómo supiste que te necesitaba?
Sus preguntas habian comenzado, siempre hacia lo mismo, sabia cuanto ella odiaba el silencio y trata de llenarlo hablando sin parar, así fueran cosas carente de sentido, en cambio yo lo amaba, pero amaba mucho mas su voz y como siempre una de las tantas noches ella hablabla y hablaba cosas sin sentido mientras yo solo me quedaba ahi escuchandola mientras me cuestionaba el por que la amaba tanto, el por que simplemente no me iba y jamás volvia como siempre he querido hacer, después de todo nadie me extrañaría a excepción de ella, ella no solo me extrañaria, ella me necesitaría como el puto aire, justo como yo la necesitaria a ella.
—Te odio —solte en medio de un supiro pegandola mas a mi cuerpo haciendo que su calor se mezclara con el mio a ese punto me importaba una mierda que los demas nos vieran y a ella tampoco.
Alicia rio ante mis elaborada respuesta y podria jurar que senti su sonrisa contra mi pecho seguido del acelerado latido de su corazón —También te odio Caden.