Narra Amélie
— ¿Qué esperas? Tenemos que irnos antes de que alguien más quiera entrar al baño.
— Espera...
— ¿Qué haces? — me río observando cómo Jade sacaba una bolsa de plástico de su bolsillo contenida de ¿tierra? oscura.
— ¿No sabes lo que es? — alza una ceja — abono, si le cae un montón de porrazo es muy probable que le queden quemaduras graves — ríe cínica mientras insertaba el abono en esos globos pequeños para carnaval que yo había llevado. Qué maldita, igual, yo también suelto una carcajada.
— Oh por dios, por eso te amo — sonrío.
— Lo sé.
— Bueno, ¿para cuándo piensas acabar de rellenar todos los globos?, no falta mucho para el segundo receso y después de eso no habrá otra oportunidad para tirárselos a la perdedora de Teresa.
Esa chica era mi diversión favorita del momento, adoraba cómo la patética nunca se defendía y encima me rogaba que la dejara tranquila como si pensara que yo algún día la dejaría en paz (que puede ser, pero créanme que para eso falta mucho), desde que entró a la escuela toda cabizbaja con sus actitudes de nerd supe que de mí ni de Jade se libraría.
Jade suelta un suspiro — Ya te dije que esa monstruo de cualquier modo obtendrá su merecido, confía en mí — me sonríe — Antes del recreo ya estarán todos los globos listos.
— Está bien, no me falles, no sabes cómo me muero por ver su cara toda impactada y en shock, pobre — suelto un respiro — no sabe lo que le espera.
Ríe un poco y deja la cubeta escondida detrás debajo del lavabo en una esquina, detrás del tacho de basura, ahí donde sabía que nadie lo vería nunca, ni siquiera el personal de limpieza se percataría de que allí se encuentra todo el armamento para nuestra nueva broma.
Escucho risitas fuera del baño y le hago una seña a Jade para que se apresure y termine de acomodar todo, no nos podíamos arriesgar a que quien sea que se encuentre detrás de esa puerta nos descubra, y menos ahora.
— Ay por favor, tu también estás ansiosa, no te hagas — hablaba una voz que al instante reconocí como Sophie, a la vez que escuchaba cómo giraba la perilla. Felizmente ya no nos veíamos sospechosas para cuando se dejó ver, ella y la chica pelinegra que la acompañaba.
— Bueno, tal vez un poco — admite esta última chica con una sonrisa queriéndole salir — es que hace mucho que nadie se matriculaba aquí ¿sabes? como muchos tienen sus propios grupos no les hacen caso a los demás así que a los de otros colegios les parecemos creídos, literalmente solo nosotros nos soportamos.
— A mí todo el mundo me ama — me meto en la conversación y noto que Jade me mira pícara.
— Oh, Amélie — me observa — eso ni se discute.
Me muevo el cabello con la mano y haciendo un gesto de satisfacción.
— ¿Y qué haces aquí? ¿Escondiéndote de Edward? — pregunta Sophie divertida.
Al instante hago una mueca de asco compañada de una arcada fingida. Ambas ríen.
Edward era uno de los chicos más populares de la escuela, era rubio, guapo y basquetbolista — un chico de ensueño, lo sé, pero era un estúpido, pervertido, irrespetuoso y molesto, la verdad no sé qué le veían, podrá ser lindo y todo lo que quieran pero su personalidad era un asco.
— Aunque sería algo que definitivamente haría, no es precisamente lo que hago ahora mismo — Jade me mira ligeramente asombrada pensando que le contaría a alguien más sobre nuestro plan, sí claro, inmediatamente le hago una seña de 'no te preocupes' y ella suspira aliviada.
— Sabes que te adoro Amélie, bueno, todos lo hacemos, pero todavía no entiendo por qué no le haces ni tantito caso, el pobrecito anda detrás de ti como una lapa desde tercero de secundaria y tu nada más lo alejas. — contesta su amiga pelinegra que la acompañaba mas no recuerdo su nombre.
— Porque es un estúpido, odio a los chicos que se creen inalcanzables — contesto arreglándome mi cabello frente al espejo.
— ¿Así como tú? — murmura Jade burlona.
Alzo una ceja fingiendo estar ofendida — Yo no "me creo" — hago comillas con los dedos — inalcanzable. Lo soy — suelto segura con una sonrisa presumida en mi hermoso rostro
— Como sea — vuelve a hablar Sophie sacándonos de nuestra conversación, con una sonrisa divertida — si tú no piensas hacerle caso a ese bombón voy yo.
Jade suelta una carcajada al segundo — No bueno, cualquiera puede intentar conquistarlo, el dilema está en que él se fije en ti.
— Oye, Jade, no seas mala, Sophie tiene lo suyo — la agarro del hombro con una pequeña sonrisa.
— No, Jade tiene razón, él siempre tendrá ojos solo para ti, como siempre ha sido — suspira triste.
— Ay mira, te está haciendo un favor, si le gustarás se la pasaría acosándote todo el día, tanto, que haría que te deje de gustar, es un pesado, mereces a alguien mejor. Créeme. — le sobo el brazo.
Antes de que ella pueda contestar algo Jade habla.
— Pero cuéntanos, ¿qué es de ese chico del que tanto estaban hablando? — pregunta curiosa pero con un acento de maldad que solo yo pude notar.
— Lo único que se es que se llama Noah y es becado, al parecer obtuvo la mayor nota en toda su generación en su anterior escuela.
— Oh, un nerd — hago una mueca maliciosa — ahora yo también ansío que llegue de una vez. Definitivamente los nerds pobretones eran mi concepto de diversión favorita.
— ¿Y por ese perdedor se estaban emocionando tanto? — interroga Jade con una ceja alzada.
Ambas cambian al instante su expresión, se notaba que le importaba mucho lo que las dos pensáramos.
— Ehh no, bueno sí, pero es que, hace mucho no recibimos nuevos en nuestro curso, y nadie asegura que sea feo — suelta su amiga pelinegra y Sophie asiente seguidas veces mirándola.
Antes de que Jade replique yo la interrumpo.
— Bueno, en eso tienes razón, sea como sea, será interesante como será ese niño nuevo.