No te hagas el difícil, nerd.

2. El nuevo

Narra Amélie

Siento los rayos del sol perforando mis párpados al día siguiente, lo que provoca que lamentablemente me tenga que despertar. Abro los ojos y lo primero que presencio es mi habitación, inmensa y con cada objeto impecable. Con un tocador enorme frente a mi cama, lleno de focos en los bordes y mi gran clóset que ocupaba casi todo mi cuarto, ¿mencioné ya que tengo un segundo piso? Como sea, si sigo así no termino nunca. Me dirijo al baño para darme una ducha, plancho mi hermoso cabello haciéndome unas ligeras ondas en el proceso, me visto con el uniforme, dándole unos retoques para no verme igual de corriente que el resto, obvio, y por último me siento frente al espejo para hacerme un maquillaje casual y bajo las escaleras. Me encuentro con Martha, la empleada de la mansión.
—  ¿Ya acabaste de limpiar? Necesito mi desayuno de siempre o voy a llegar tarde.
— Sí, disculpe señorita, en seguida se lo preparo — responde mientras se va con prisa a la cocina.
— Agh, estas chachas, siempre hay que recordarles lo que tienen que hacer a pesar de que lleven años aquí — me siento en la silla del comedor —.
— Ya te dije que no les digas así — escucho una voz, ¿madre?
Doy un respingo, no la había visto aquí, pensé que seguía de viaje en Inglaterra, ¿por qué no me avisó que volvería?
—  ¿Ya volviste y no me lo pensabas decir? — volteo a verla, ella se encontraba bien sentadota en la sala con unas maletas.
— Pero si acabo de llegar, hija — se aproxima a mí y me abraza — ¿cómo estás? ¿no causaste problemas en la escuela? — inquiere.
Me hago la ofendida, ¿me ve después de un mes y eso es lo primero que se le ocurre preguntar? Mi madre tenía casi todas las mismas características que yo, piel blanca, ojos verdeazulados y cabello lacio, eso último era lo único que tenía diferente a mí, el mío era ligeramente ondulado.
— ¿Pero quién te crees que soy?, por supuesto que no, y si lo hiciera, ya sabes que a mí nunca me descubren —. Era cierto, si de algo era la mejor (aparte de ser la líder del equipo de porristas y la más popular de la escuela, obvio) era ser lo suficientemente inteligente y calculadora como para que primero culpen a otro idiota antes que a mí. Eso seguro.
— Te lo digo porque te conozco — entrecierra los ojos —.
— Como me duele que pienses así de mí, mamá — finjo inocencia y me llevo una mano al pecho — soy un ángel.
Antes de que pueda replicar, la chacha por fin llega al comedor y deja mi desayuno dietético de puras verduras.
— Por fin — la controlo con la mirada antes de que se vuelva a la cocina. Mi madre le hace una mueca de disculpa rápida, lo ignoro y me dispongo a comer.
— Hija, ¿no crees que estás comiendo muy poco? — me dice mientras sigue con la mirada mi desayuno y yo me llevo el primer trozo de brócoli a la boca.
Suelto una risa nasal — ¿En serio lo dices ahora? — alzo una ceja — Literalmente fuiste tú la que me convenció de introducirme al mundo del modelaje y a controlar mi dieta si quería llegar lejos. — La quiero pero que no sea hipócrita.
— Sé perfectamente que fui yo — replica alzando una mano — pero no era para que llegaras tan lejos, has adelgazado mucho estos días — inspecciona mi cuerpo con la mirada.
— Por supuesto, antes estaba gorda y no pensaba entrar así a clases — sigo comiendo tranquila—¬.
Agradecida debería de estar de no tener una hija obesa como muchas de mi escuela, ¿y ahora me viene a restregar esto?
Me mira con el ceño fruncido — Tú nunca haz estado gorda, no sé de qué hablas, pero bueno, te dejo que necesito descansar — se levanta del sillón y sube dejando sus maletas en la espaciosa sala, para que la empleada los lleve —-
Solo la ignoro y termino de comer para seguidamente dirigirme al garaje donde se encuentra mi Mercedes-Benz, me lo compraron el año pasado cuando cumplí los 15, y es mi más preciado bebé. Está ahí, reluciendo con su color dorado a la luz del sol. 
Abro la puerta del piloto y me adentro, inserto las llaves para empezar a conducir. — llego la hora de conocer a ese nerd — pensé con una sonrisa interna—¬- 
Una vez estacionado mi auto fuera de la escuela, me encuentro con Jade mirándome sonriente, da pasitos rápidos hacia mí. La observo curiosa.
— ¿Qué pasa? ¿Ya llegó el nuevo? — inquiero alzando una ceja.
— Todavía — me responde — pero adivina quién faltó a clases hoy por quemaduras graves e intoxicación. Abro los ojos
— ¿T-Teresa? — tuerzo la boca — ¿pero qué acaso se tragó el abono o qué? Que estúpida — me cruzo de brazos.
— Parece que si — ríe — aunque igual, por lo que oí está que le arde la piel, pobrecita — hace un puchero.
Yo solo niego con una sonrisa. Somos unas malditas. Nos adentramos más a la escuela y llego a mi casillero.
— ¿Y él chico ese ya llegó? — pregunto curiosa.
— ¿Por qué tanta emoción? Seguro la directora lo presenta cuando lleguemos al salón, ahorita mismo debe estar en dirección.
Ruedo los ojos — No estoy emocionada — ella alza una ceja — Bueno, tal vez un poco, pero solo por el hecho de que puede ser divertido jugar con él. Río internamente y hago una sonrisa maliciosa.
— Tienes razón, ¿te imaginas no tener que estudiar nunca más y obligarlo a que haga todas nuestras tareas? — se emociona — Eso si que sería productivo.
Sonrío — O mejor, tal vez hasta nos las haga de a gratis a cambio de unos cuantos besos —. Guiño el ojo y se me viene a la mente el año pasado.
Ella ríe inmediatamente — Adam, él si que era un verdadero pervertido —. Sonríe
— Todavía no entiendo cómo encima lo llegué a besar — hago mueca de asco — tan solo le pudimos a ver amenazado con meterle la cabeza al retrete o algo, sin tanto show — razono.
— Puede ser, pero admite que en ese momento te ponían los nerds — me mira burlona.
— No voy a responder a eso — le señalo con mi dedo índice. La verdad es que no estaba feo, pero no era mi tipo.
Suena el timbre anunciando el inicio de clases. Todos los estudiantes caminan a sus respectivas aulas, incluyéndonos.
Nos sentamos y efectivamente vuelve a ingresar la directora. Verifico que mis uñas acrílicas sigan en buen estado en lo que se arma un pequeño alboroto en el salón. La directora los calla.
— Bueno jóvenes, como se los mencioné ayer, hoy es el primer día de Noah Blake — se dirige a la puerta. Puedo ver una cabellera rizada.
— Vamos, preséntate — le hace señas con las manos para que pase al salón. Observo atenta.
Entra al aula un chico medianamente alto y delgado, con rizos castaños, piel clara, mas no exageradamente, y ojos cafés. Pero lo que más lo destacaba sin duda eran sus facciones delicadas y rasgos simétricos, sin mencionar la forma en que algunos de sus rizos caían sobre sus ojos. Sigo inspeccionándolo un poco, la verdad es que es hermoso. Lo miro con una sonrisa y ojos seductores.
Noto la mirada de Jade sobre mí, con el ceño fruncido y una ceja levantada, mas no dice nada. El nuevo llega al centro del salón cuando empieza a hablar. 
— Eh, buenos días a todos, me llamo Noah Blake, tengo dieciséis años, vengo de Brooklyn y espero que nos llevemos bien — dice con una sonrisa tímida, mas sonaba seguro. Hasta su voz era preciosa, oh dios, ¿tan rápido me he flechado? ¿y del nerd?
Desvía la mirada y siento sus ojos sobre los míos, me regala una sonrisa. Al parecer no soy la única que cayó por sus encantos, este chico va a ser mío cueste lo que cueste, y no me importa que sea una rata de biblioteca. Está más bueno que el pan.
— Gracias, Blake, puedes tomar asiento allí — señala amablemente la directora al único asiento vacío que había, justo donde siempre se sentaba la perdedora de Teresa. 
La mano de Logan, un compañero con el que me había liado el año pasado se alza. Él este año ocupaba el asiento de al lado de la nerd. La directora Bárbara mueve la cabeza para indicarle que hable.
— Pero ese asiento es el de Teresa ¿Dónde se sentará ella cuando llegue? — ruedo los ojos, ¿a quién le importa la pobretona ahora? un bombón que acaba de entrar para ocupar su lugar, y si la rata tiene que irse que lo haga. 
— Por mientras Noah ocupará su asiento ya que la señorita Dómine todavía tiene que pasar varios días en reposo. — responde serena —.
Frunzo el ceño, ¿tan grave era lo que le habíamos hecho?, agh, maldita sensible que no aguanta nada. Tendríamos que divertirnos con otros perdedores por mientras.
— ¿Ya se sabe quién la dejó así? — vuelve a preguntar el mismo. ¿Acaso le gustaba la nerd? 
Siento algunas miradas sobre la mía y de Jade, la misma de los chicos que se habían burlado de ella ayer, claro, pero era obvio que no dirían nada, el poder de mi familia si se atreven a difamarme les da miedo, los tengo más que controlados. Noto óomo Noah le murmura algo al chico que se sentaba a la izquierda suyo, Noah se sentaba aproximadamente en la mitad del aula, yo siempre adelante.
— No por el momento, pero en cuanto se descubra esa o esas personas recibirán una dura sanción inmediata — nos mira fulminantes.
Por un momento desvío mi mirada a Ricitos, sí, mi nuevo apodo para él, le dirijo una mirada coqueta y él me responde con una mirada nerviosa unos segundos para luego volver a mirar al chico con el que hablaba anteriormente. ¡Lo pongo nervioso! Qué ternurita. Sonrío y vuelvo mi mirada al frente.
Se da por iniciada la clase de Lenguaje dada por el profesor Leo, él nos pone en grupos de a dos para realizar un trabajo de no sé qué. Obviamente, jalo mi asiento al lado de Jade. Primero las amigas. 
Yo tenía más amigas a parte de Jade, estaban Jessica, André y Beatrice en mi grupo, sin embargo con ellos solo conversaba en los recreos sobre fiestas o cosas así, la verdad es que todos éramos un poco falsos, sabía que ellos solo se sentaban conmigo por mi estatus popular, y yo hacía lo mismo con ellos, pues estos también eran de una clase muy alta y obviamente debo mantener las apariencias. Jade, por otro lado, también tenía mucho dinero, mas no al nivel de nosotros.
Una vez estoy sentada al lado de Jade, ella se me queda viendo largos segundos.
— ¿Qué pasa? — inquiero dudosa.
— Nada, quería asegurarme si seguirías babeando por el nerd o ya puedo recuperar la atención de mi amiga — me mira burlona.
Le alzo una ceja, estaba a punto de negarlo todo, pero no lo hago — Está bien, lo admito, ese chico está muy lindo y mi plan es conquistarlo ¿contenta?
— La verdad no. — me observa con una mueca — Mereces a alguien mejor — me da unas palmaditas en la espalda. — Ese chico podrá estar lindo físicamente y todo pero debe ser un aburrido desadaptado social, lo único que hará será bajarnos la reputación, cuidado.
Ruedo los ojos — Jade, ya debes saber que cuando yo me propongo algo nadie me para, y me vale tres carajos lo que opinen los demás. Al final, la que pone las reglas del juego soy yo, y si yo quiero salir con un cerebrito porque se me da la regalada gana lo hago y ya — me encojo de hombros.
— Como digas, pero ahora el dilema será que él se fije en ti.
     Río sarcástica — ¿Bromeas? Tengo a todos los chicos comiendo de la palma de mi mano y ese chico no será la excepción. — me retiro el pelo de la cara como sé hacer — ¿o acaso no viste como me veía hipnotizado por mi belleza? — la miro sugerente esperando su respuesta.
— Pues si — levanta ambos hombros — aunque no lo digo por el físico, es obvio que a todos les atraes con eso. Sonrío. — Pero cuando sepa lo que le hiciste a esa chica… — dice esto último murmurando, obviamente para que nadie nos escuche, si alguien nos descubre sería fatal.
— ¿Hice? — abro la boca sorprendida, pero juguetona — Te recuerdo que tú fuiste la que le pusiste el abono lo cual provocó que se pusiera así.
Ella solo ríe despacio — Ya quiero ver su cara cuando llegue, como sea, vas a asustar a ese chico que te gusta con todas tus travesuras, no me lo niegues.
— Eso ya lo veremos, a lo mejor se ríe conmigo de ella — respondo calmada encogiéndome de hombros.
— No lo creo — mueve ligeramente la cabeza y le da una mirada furtiva.
Sin más preámbulos terminamos el trabajo que por un pelo no lo presentamos por haber estado conversando. Ya quería que empiece el primer receso para acercarme a ese precioso chico que tanto había llamado mi atención.
2 horas más tarde, por fin suena la campana. Sonrío, le dirijo una mirada a Jade indicándole que la veo más tarde, mientras que yo voy por ese chico. Ella suspira y sale por la puerta, seguramente a comer algo.
Los demás ya están saliendo del aula al receso, yo desvío mi mirada a Ricitos, como si fuera un lobo, en busca de su caperucita roja. Él todavía se encuentra acomodando unas cosas en su asiento, no me ha mirado todavía. Me percato de que Logan, al parecer su nuevo amigo, me obversa curioso con una ceja levantada, seguramente preguntándose internamente qué es lo que planeaba. — Qué idiota, seguro está celoso — pensé.
Espero disimuladamente que ya acabe de hacer lo que sea que se quedó haciendo. Cuando levanta su mirada, al contrario de como me había visto cuando cuando recién entró, me lanza una mirada fulminante. Pero bueno ¿y a este chico qué bicho le picó?. Seguramente se quiere hacer el difícil. Ja ja.
Me acerco a él — Hola — le sonrío sincera — Me llamo Amélie Rousseau, tal vez ya hayas oído de mí — le extiendo la mano con una sonrisa coqueta.
— Hola — solo responde eso y se levanta para irse, sin hacerme caso. Frunzo rápidamente el ceño, ¿quién se cree este para ignorar a la mismísima Amélie? Parece que no sabe con quién está hablando, agradecido debería estar de que alguien como yo se fije en él. Qué maleducado.
Logan ríe burlón disimuladamente, a su costado.
Ah, ya comprendo todo, este imbécil quien sabe qué le habrá contado al nuevo para espantarlo de mí, todo porque está celoso. JA, está loco si cree que por complicarme las cosas voy a dejar de intentarlo con Noah.
— Oye — vuelvo a insistirle al de rizos, sorprendentemente él se detiene al escuchar nuevamente mi voz. Carraspeo la garganta — Solo quería decirte que si necesitas que alguien te enseñe el colegio me lo puedes pedir a mí, esta escuela es muy grande y te puedes perder.
Él se voltea y me mira.
— No estoy interesado, pero gracias. — me sonríe irónico. Estúpido, que sea cortante con su abuela pero no conmigo, a mí nadie me trata indiferente.
Sin más se retira, pero antes de que lo siga el idiota de Logan por detrás, lo detengo. 
— Esta me las pagas — le susurro al oído y noto cómo se estremece por mi aliento. A mí nadie me arruina los planes así que ya verá el malnacido, a saber qué le habrá contado e inventado de mí.
Sin más me retiro como toda una diva, ya habrá otra oportunidad para hablar con Ricitos. Ellos solo se me quedan viendo atónitos, por mi belleza, seguro.
Cuando me voy a sentar a la mesa de los populares del comedor luego de haberme servido la comida, Jade me habla.
— ¿Y cómo te fue? — me sonríe burlona.
Yo ruedo los ojos — Es un idiota, no sé cómo se atreve a despreciar mi buena generosidad, estoy segura de que el cínico de Logan le habrá carcomido la cabeza con quién sabe qué. — clavo con furia el tenedor en un vegetal. 
Antes de que ella replique Jessica se mete a nuestra conversación, alza una ceja, sorprendida — ¿Te gusta el nerd? — De pronto siento la mirada de todos los de la mesa sobre mí.
— Sí — respondo tranquila — Quiero decir, es súper lindo, no me lo pueden negar.
— Por más bueno que este, no le quita lo friki y pobretón — esta vez me conversa Beatrice, tomando su jugo.
Yo solo vuelvo a rodar los ojos — Bueno sí pero, no quita que será muy divertido jugar con él, y me vale mantener mi reputación. Yo siempre consigo lo que quiero — Sonrío llevándome una papa a la boca.
El resto solo me observa atónito mas no dicen nada pues saben quién manda aquí, André comienza a hablar acaramelado con Jessica de quién sabe qué y de un momento a otro se empiezan a besar, cada vez más rudo. Ugh, que se vayan a un hotel.
Como ellos están ocupados, solo Beatrice, Jade y yo conversamos sobre cosas triviales, creo que Beatrice es la única decente de esa mesa a parte de Jade.
— Bueno, allá tú, pero si te digo que mientras sigas comportándote así él jamás te hará caso — me dice Beatrice.
— ¿Comportándome como? Soy perfecta, no tengo absolutamente nada que corregir. — reniego. Además ninguna de ellas son el ejemplo perfecto para decirme eso, yo no soy la única que me burlo de la gente.
— Exactamente como haces ahora — me responde Jade acomodándose el cabello — Mira, sabemos que nosotras somos iguales que tú o parecido, y adoramos que seas como eres y no te dejes de nadie, nada más te digo que ese chico es muy diferente a ti y sinceramente no creo que logren encajar, solo míralo y luego mírate a ti. — lo señala furtivamente con la cabeza. Estaba sentado dos mesas de la nuestra.
Lo observo, se encontraba leyendo muy concentrado mientras Logan lo interrumpía de vez en cuando, tiene razón, somos muy diferentes, yo nunca he agarrado un libro en mi vida, bueno, solo revistas con fotos.
— Él no necesita a alguien que sea igual a él, necesita a alguien que lo complemente y yo puedo ser esa persona — pienso internamente.




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