Narra Amélie
Ese nerd de Noah tenía suerte de estar bien guapo, sino jamás le hubiera permitido alzarme la voz, ya le estoy dejando pasar muchas a ese idiota. Del que si me planeo vengar es de su nuevo amigo Logan, ese de pelo largo que también se cree que me puede tratar como se le da la gana y salir ileso, esparciendo rumores sobre mí y dejándome fatal. Ahora solo necesitaba pensar qué le haría a ese igualado para que se deje de tonterías.
— No creo que debas hacerle nada, Amélie. — Jade me dice cuando nos encontrábamos paradas en el pasillo.
Abro la boca sorprendida — ¿Estás loca? Necesita aprender que no puede estar difundiendo ni cotilleando sobre lo que hago o dejo de hacer, siempre se mete donde no le llaman el muy idiota.
— Pero esos rumores son reales, le tiramos globos llenos de abono a Teresa y ahora por nosotras todavía ni siquiera regresa al colegio, y no es que sienta culpa — se corrige al instante al ver que fruncía el ceño y estaba a punto de protestar— ni que me arrepienta, simplemente así son las cosas, y si encima Noah no se esforzó ni siquiera en contrastar la información es que no te merece, así de simple — se encoje de hombros.
La observo incrédula y con el ceño fruncido, ¿qué? — No puedo creer que estes defendiendo a ese tipejo, después de todo lo que nos ha dicho, sobre todo a mí. — hablo decepcionada. Logan jamás desaprovechaba la oportunidad para recordarme lo arpía y mala que era, que necesitaba terapia y dejara de molestar a los demás, ¿y en serio ahora Jade lo justifica, después de que a ella también le haya dicho de cosas? Sencillamente no entraba en mi cabeza.
Ella, conmovida, se revindica al instante — No no, a ver, Amélie, por supuesto que merece una lección. — Frunzo el ceño ¿no me había dicho justamente lo contrario? — Pero… — mira cabizbaja — solo no quisiera que te pases de la raya.
Ruedo los ojos — Yo nunca me paso, solo le doy a la gente lo que se merece. ¿O a caso olvidas todo lo que nos ha dicho estos años?
— Por supuesto que no, él siempre ha intentado delatarnos en todo lo que hicimos.
— ¿Entonces? ¿Por qué siquiera sientes compasión? — inquiero.
Noto como se pone nerviosa y titubea un poco antes de contestarme, aunque ni siquiera llega a hacerlo porque pasa el idiota a nuestro lado, hablando del rey de Roma, pensé.
Sin dudarlo me acerco a él a dejarle de una vez por todas las cosas claras, pero el brazo de Jade me para con fuerza.
Yo solo me quedo sorprendida y enfurezco, soltándome de su brazo ¿me estoy perdiendo de algo? — ¿Pero qué te pasa? ¡Ya dímelo! ¿te gusta, es eso? — alzo la voz más de la cuenta y paso mi mirada por los dos. Logan solo me observa estupefacto y mega confundido.
Reparo en cómo Jade se sonroja como un tomate y se queda muda sin saber qué decir. Espera, ¿en serio le gustaba y nunca me lo había dicho? Maldición, si era así, yo acababa de exponerla sin su consentimiento frente al chico que le gustaba ¿qué clase de amiga era?
— Jade… — intento acercarme a ella agarrando su extremidad.
— Solo… déjame — es lo último que dice antes de encaminarse a la cafetería y dejarme parada en medio del pasillo.
Suelto una maldición.
— Ni tu única verdadera amiga te aguanta, Amélie, eso debe doler — escucho la voz del idiota de Logan detrás de mí, todavía seguía ahí, y ni siquiera había dicho una sola palabra sobre la indirecta confesión de mi amiga, solo lo ignoró.
Volteo hecha una furia, todo esto era su culpa, que ni crea que mi venganza se ha cancelado solo porque a Jade le guste, se va a enterar.
— Jade me aprecia más de lo que alguien haría nunca contigo, maldito nauseabundo. — siempre lo llamaba así porque el estúpido tenía todo el dinero del mundo pero se vestía como si fuera un recogido, claro que, acá siempre andábamos en uniforme, pero aún así, él andaba cochino a todos lados. Definitivamente Jade merece a alguien mejor, en todos los sentidos de la palabra.
Se me intenta acercar, pero un brazo lo para, Noah, ¿en qué momento había llegado que no me di cuenta?
— Déjala, no vale la pena. — le suelta ricitos.
Yo solo le sonrío coqueta, como siempre se hacer, y él retira la mirada rápidamente. Sé que hace eso porque lo pongo nervioso.
— Lindura ¿no tienes algo mejor que hacer que defender a tu amigo el vagabundo?
— Hermosa, ¿tú no tienes que ir a molestar a los de tercero? — inquiere de vuelta ricitos. Alto, me dijo hermosa, repito, me dijo hermosa.
— Buena idea — le guiño un ojo antes de hacer el amago de retirarme, me toma del brazo, uh.
Obviamente aprovecho para acercarme más a él, su amigo nos mira de lejos confundido.
— Te voy a estar vigilando, niña. — suelta amenazante.
— Claro que sí.
Sin más me retiro, en realidad solo me iría a la cafetería a pedirle perdón a Jade, pero me encanta provocarlo y verlo enojado, se ve tan sexy.
Luego de unos minutos llego y busco a Jade con la mirada, se encontraba sentada en la mesa de los populares, o sea, donde yo también me siento. Menos mal, pensé que ya no querría hablarme por el resto del día.
Me acomodo en una silla y carraspeo antes de hablar. — Jade, ¿podemos hablar?
— Aquí no — me suelta sin mirarme si quiera, para luego seguir conversando con Beatrice sobre quién sabe qué.
Pocas veces nos habíamos peleado, así que ahora mismo no se me ocurría una forma de obtener su perdón. Me limité a esperar que terminara el receso o simplemente se levantara a algún lado para poder conversar a solas. Por mientras me puse a charlar con Jessica y André sobre nuestros viajes en vacaciones y a contar nuestras experiencias, la verdad es que me reí mucho. Pensé que serían más aburridos.
Aunque claro, nadie igualaba a Jade, me atrevería decir que ella era casi como una hermana para mí, puesto que nos conocimos desde el primer año de primaria y de inmediato congeniamos y entablamos una larga y hermosa amistad. Desde ahí iniciamos con nuestras travesuras. Por ejemplo, me acuerdo cuando en cuarto año había una chica que nos caía mal porque era una sabelotodo que no paraba de levantar su manota cada cinco segundos, así que aprovechando que me sentaba detrás de ella, pegué un chicle en su cabello. No se dio cuenta hasta cuando inició el receso y se fue al baño, aún recuerdo su cara de horror. Lo peor (o mejor) fue cuando nos enteramos al día siguiente de que no se lo había podido quitar con nada, así que se tuvo que cortar todo el mechón. Jade y yo nos carcajeábamos cada vez que veíamos su melena incompleta. Obviamente nunca nadie se dio cuenta que fui yo.
Como sea, ahora debo preocuparme en recuperar a mi mejor amiga.
Aproveché que Jade se levantó para ir al servicio y con la misma excusa, la seguí.
Cuando llego, la encuentro humedeciéndose ligeramente el cabello, para aplanar los pelitos que a veces se le paraban.
— Oye, Jade — suelto de una vez — En serio lo siento, pero no sabía que te gustaba, nunca me lo dijiste. — la miro a los ojos.
Ella suelta un suspiro.
— No me gusta.
¿Qué? ¿Pero entonces por qué demonios se enfadó conmigo? Antes de permitirme replicar, se corrige.
— O sea, bueno, solo me atrae, siempre me pareció atractivo y ya, pero solo eso, como lo tuyo con Noah.
La observo incrédula, levantando una ceja — ¿Segura? Es que la forma en que te pusiste cuando me le iba a acercar para…
Me interrumpe — Sí, solo eso, lo prometo, como sea, estás perdonada, igualmente no creo que cambie nada entre nosotros. — mira al suelo.
— Okey, si tú lo dices — alargo mi oración y me observa a través del espejo, dudosa de que le haya creído.
Suspiro aliviada segundos después de un repentino silencio.
— Uff, menos mal, porque créeme que con solo imaginarme un momento suyo solos, en plan romántico, me dan ganas de vomitar. — hago mueca de disgusto.
— Ay, tampoco exageres — se acomoda el cabello — pero sí, debe ser un fracaso en ese sentido.
Inmediatamente se me vinieron a la mente todas las escenas que presencié en los que Logan defendía a Teresa o la miraba con ojos encorazonados, realmente, ¿qué le veía?, si no tenía absolutamente nada de bueno, ni física, ni interiormente, una completa ñoña aburrida. Pero bueno, allá él y sus gustos raritos. Resople ante tal pensamiento.
— Oye y — dice tras otro momento de silencio, haciendo una mueca burlona — ¿qué tal vas con el nerd? ¿ya te mandó a volar muchas veces o…-
— Oh, cállate — respondo y se le escapa una sonrisa — Simplemente todavía no he aprovechado todas mis habilidades, lo que necesito es una buena estrategia para acercarme a él. — razono.
— ¿Como cuál? —inquiere.
Resoplo pensativa.
— Ahora que recuerdo, ¿no estabas a punto de reprobar física?
Abro mis ojos desmesuradamente. Mierda, casi lo olvidaba, definitivamente necesitaba ayuda en esa materia que tanto detestaba…
¡Eso es! ¡Noah es un cerebrito andante, él puede ayudarme! Oh, eres una genia, Jade.
— ¿Ya te dije que te amo? — inquiero ilusionada, ella me observa orgullosa.
— De hecho sí.
— Pues te lo digo de nuevo, te adoro, eres la mejor amiga del mundo.
Qué bueno que no duramos tanto tiempo alejadas, no lo soportaría. Esperaría a la hora de salida para hacerle mi propuesta al ricitos. Seguro que no se negaría a pasar algunas horas conmigo, por fin lo conquistaría, oh si.
Acabando la última clase, desvío mi mirada hacia atrás para admirarlo y prepararme mentalmente para un posible rechazo, sabía que era irresistible, pero con este idiota desatento nunca se sabe. Bueno, vamos allá.
Me levanto sin más, y tomo paso hacia mi linda víctima. Ambos ya nos encontrábamos de pie.
Cuando llego a su asiento, desorbita sus ojos, ¿ven por qué les había recalcado sobre lo grosero que era?
— Antes de que te vayas, tengo una propuesta para hacerte, ricitos — digo sugerente.
— Pues haz de tener una buena excusa, porque para que te la acepte está difícil — me observa fijamente.
Resoplo, este chico no desaprovecha nunca ninguna oportunidad para restregarme en la cara que me odia, y lo peor es que nunca le he hecho nada.
— Estoy tendiendo de un pelo en física, necesito tu ayuda. — evito mirarlo a los ojos — ¿por qué rayos me estoy poniendo nerviosa?
— Pero si acabamos de empezar el curso — frunce el ceño.
— Ya sé, idiota, pero el profesor ya me tiene entre ceja y ceja y no estoy entendiendo ningún tema, créeme que ya lo intenté sobornar el año pasado.
Me mira incrédulo con lo último que dije, mas decide no preguntar.
— ¿Y qué te hace pensar que voy a ayudarte a pasar el curso, cuando vienes acá a insultarme y de paso tu noviecito está que me quiere partir el cuello cada vez que nos ve juntos?
Suelto una risa — ¿En serio crees que ese míster musculitos de pacotilla es mi novio? Por favor.
— ¿No lo es? — inquiere confundido — ¿Entonces por qué me reclama como si fueras de su propiedad?
— Es un obseso, no sé que tiene conmigo desde primer año que no me deja tranquila.
— A quién me hará recordar — razona entrecerrándome los ojos.
Giro los ojos — Como sea, ¿me vas a ayudar o no? — Esperaba pedírselo de una manera más amable, pero este chico colma mi paciencia y no ayuda.
— No. — responde firme.
Resoplo nuevamente — ¿por qué? ¿no que eras tan bueno?
— Sí, pero no pienso ir a tu casa, sabiendo que seguramente toda la gente con la que te rodeas es igualita a ti. Tremenda pesadilla. — replica. A este punto solo quedábamos los dos solos en el salón, todos se habían ido.
Iba a defender a mi familia, pero se me ocurre una idea mejor,
— Si el problema es ese, puedo ir a la tuya — sugiero acercándome a él, mordiendo mi labio.
Me separa con una mano, el muy aguafiestas.
— ¿En serio te gustaría ir a una casa como la mía? Porque conociéndote, ya te veo con tu gel desinfectante y observando todo con asco.
Por dios, ¿tan mala y exagerada me cree?
— No exageres, nerd, ¿qué tan malo puede ser? — razono — Además, para tu información, ya he ido a casas humildes antes.
Me sorprendo de mí misma por usar el término “casa humilde” y no “pocilga”, como siempre hacía, río interiormente.
— Aún así, no tengo tiempo y tú no eres precisamente una persona con la que querría pasar más tiempo de la cuenta, ¿o tengo que recordarte lo infame que eres?
Lo observo confundida.
— ¿Infame? — ¿qué carajos era eso?
Él se limita a voltear exageradamente los ojos, como hace siempre, un día se le van a caer y van a rodar por el piso.
— Significa malvado, princesita — responde burlón ¿me acaba de llamar princesa? Quiero decir, ya sé que lo soy, pero no esperaba que él me lo dijera. Sonrío.
— No sabes cómo me halagas, Noah. Pero en fin, si quieres… — alargo la última palabra — te puedo pagar.
— ¿Pagar? No necesito tu dinero — Dios, este ricitos sí que se hace el complicado.
— ¿Estás seguro?
— Sí, créeme que sí, y aunque lo necesitara, a la última persona que recurriría sería a ti. — entrecierra los ojos.
— Ah, claro, y luego soy yo la infame.
— No mezcles las cosas, tú me das buenas razones para serlo. — Sí, claro. Ahora va a empezar con su misma cantaleta de siempre.
— Oh vamos, nerd — resoplo — si quieres te lo puedo compensar de la manera que quieras, no tiene que ser dinero — sonrío sugerente, tomándolo de la corbata.
— Pervertida. — se suelta de mí.
Suelto una carcajada. Como él quiera, estoy segura de que en algún momento vendrá detrás de mí para rogarme porque le faltará el dinero. Conozco a los de su tipo.
— Ese serás tú, hablaba de ayudarte en otra materia o algo. — justifico.
Él ríe burlón — ¿Y en qué materia piensas que podrías ayudarme?
— En una sobre dejar de ser un gruñón y mejorar tu sentido de moda, por ejemplo.
— Siempre llevamos uniforme.
— Aún así, yo llevo uniforme pero no me veo igual a las demás, el truco está en saber personalizarte.
— Bueno, señorita diseñadora — forma comillas con sus dedos — me tengo que ir antes de que mi hermana salga de su escuela. Ahí te ves.
— ¿Tienes una hermana? — inquiero alzando la voz antes de que se vaya.
— Sí y no es de tu incumbencia. — responde caminando.
— ¡Si quieres le puedo dar clases de moda! — grito cuando ya está lejos — ¡Soy muy buena en eso, y se nota que tú no!
Ya se fue, reniego y me cruzo de brazos. Él se lo pierde, ya vendrá a rogarme más adelante.
Sin más preámbulos, me dirijo al estacionamiento de la escuela y condujo de vuelta a casa, esta vez no esperé a Jade porque le había dicho que hablaría con Noah para tratar de convencerlo, aunque fue todo un fracaso.
Apenas entro a la mansión me encuentro con la sirvienta limpiando con su plumero los muebles donde descansaba el televisor plasma, apurada.
— Ten cuidado, eh, criada, ese televisor lo uso yo para guiarme en hacer mi rutina diaria de yoga. — le apunto con el dedo.
Ella voltea a verme, algo asustada — N-no se preocupe, señorita, todo quedará intacto.
— Así me gusta.
Subo a mi habitación a esperar que la chacha sirva la comida que ya sabe que tiene que hacer, me cambio a ropa casual y me tiro en la cama para poner música en mi celular, escucho indie pop en mis audífonos por mientras. Siempre me ayudaba a relajarme, y eso era justo lo que necesitaba luego de que el nerd del salón me hiciera perder mi valioso tiempo rechazando mi trato, y encima poniéndome de los nervios.
Horas después, luego de haber almorzado y posteriormente realizado mi rutina diaria de ejercicio, llegan mis padres. Qué milagro, por fin los veo juntos, últimamente los veía un poco separados, aunque supongo que era porque ambos tenían trabajos diferentes. Eran dueños de empresas de tecnología, por cierto.
— Hija, llegaste — me saluda mi padre con un beso en la mejilla, mientras mi madre termina de cerrar los dos grandes portones.
— Hace horas — ¿acaso se habían olvidado de que hoy tuve clases? Como sea — ¿Todo bien? — inquirí con una ceja alzada, pasando mi mirada de uno a otro, los veía algo serios, lo cual me parecía extraño, ya que siempre regresaban a casa sonrientes, a pesar de que regresaran cansados.
— S-si, claro, ¿tú también? — lo notaba algo nervioso, espero no estarme perdiendo de nada.
Mi madre también me saluda con un beso y un abrazo, luego pasa en medio de nosotros para prender la televisión. La verdad siempre me había llevado mucho mejor con mi papá que con mi mamá, los dos me trataban bien, simplemente que mi madre a veces era algo seca y se enfocaba más en su trabajo que en mí, al contrario de mi papá, que siempre se hacía un hueco en el trabajo para mí, y el tiempo que tenía libre se enfocaba en charlar y pasar rato conmigo. Tenía mucha más confianza con él.
— Bien, aunque bueno, sin contar que el cerebrito del salón se atrevió a rechazarme, ¡¿puedes creerlo?! — exclamé mientras tomaba asiento en el sillón.
— ¿Qué? ¿Espera, quién exactamente? — pregunta, incrédulo, sentándose a mi lado, con los brazos a los costados.
Ruedo los ojos frustrada — Noah, es nuevo este año, ingresó por una beca.
— Un momento, ¿hay un becado en tu escuela? — inquiere alzando una ceja — Nosotros pagamos muy cara tu colegiatura como para que venga un pobretón y entre de gratis. Esto no puede ser — niega con la cabeza.
¡Agh! ¡Ese no era el punto! Antes de replicar, mi madre se mete a nuestra conversación.
— ¿Qué hay de malo? Ese chico ha de haberse matado estudiando para entrar a esa escuela, que por más prestigiosa que sea, está bien que le den oportunidad a quienes no pueden pagarla, James — Ruedo los ojos de inmediato ¿lo ven? Por esa razón nunca me pude llevar tan bien con mi madre, siempre defendiendo a esos indigentes antes que prestarle atención a su propia hija.
— Aún así, Lily, esa gentuza no se puede mezclar con nuestra hija ¡Por dios!, creo que necesitaré hablar con el director para que desinfecten ese colegio, cuántas bacterias ya habrán metido. — Mi madre se queda estupefacta con sus palabras.
Suelto una risa sin poder evitarlo.
— Papá, no es necesario, de verdad, aparte… — alargo la última palabra — creo que ese chico me gusta.
— ¡¿QUÉ?! — abre la boca sorprendido — No, mi niña me dijo a los 7 años que siempre viviría con sus padres y nunca se enamoraría.
Ay, ya va a empezar.
Ruedo los ojos con una sonrisa — No estoy enamorada, creo que solo es atracción, es que es muy lindo, y para nada se compara con los vagabundos de la calle que estás acostumbrado a ver, créeme.
— Bueno — entrecierra los ojos — de cualquier modo, si un día llega a esta casa, asegúrate de pedirle que venga bien limpio por favor.
— Como digas. — alzo la palma de mi mano. Aunque dudo que venga algún día, con lo que me dijo hoy…
Nos quedamos hablando un rato más, antes de que mis padres empiecen a discutir por tonterías, subo de vuelta a mi habitación y me quedo dormida hasta el día siguiente. A ver qué nos repararía mañana.
Apenas despierto al día siguiente, me encuentro con el mensaje de Jade, que podía visualizar en la pantalla de mi celular.
— ¡Parece que hoy regresa la rata de biblioteca!
Oh si, este día sin duda se pondría divertido.