Narra Amélie
Realmente haber sentido a esas horrorosas arañas recorrer mis manos aunque sea un segundo, fue una total y horrible pesadilla. De niña viví una traumante experiencia con esos insectos que ahorita mismo no me apetece contar, sinceramente. Como sea, todo esto era culpa del idiota de Logan y Noah, claro que, defendí a Noah para que no sea expulsado, obviamente porque si él faltara muchos días o lo expulsaran definitivamente, ¿a quién molestaría con mis coqueteos y miradas seductoras? Me aburriría. Sin embargo, el idiota de Logan se salvó porque se lavó las manos echándole toda la culpa a Noah, no saben la rabia que me dio enterarme de eso, espero que ahora si por fin se de cuenta que ese idiota es un enfermo mental y obsesionado conmigo. Menos mal que logré vengarme de él, y ahora por lo menos tenía la certeza de que Teresa no se le acercaría en la vida.
— No puedo creer que confesaras — me decía Jade al otro lado del teléfono. Yo me encontraba echada en mi cama con el celular en mi oreja.
— Sí, lo hice, pero no porque realmente me arrepintiera.
— ¿Ah no? Bueno, lo veía venir, ¿pero entonces por qué?
— Pues para pasar varias horas con Noah después de clases, por supuesto. — me justifico, o al menos eso me quería hacer creer.
— Pero él te va dar clases semanales de Física igualmente, ¿eso te dijo, no?
— S-sí, pero… no es lo mismo.
— Te arriesgabas a que te suspendieran, Amélie, y gracias a dios que no me delataste a mí también.
Sonrío — Nunca lo haría, lo sabes, si yo lo hice fue por mi cuenta propia, me conviene pasar un rato con ese nerd, además así le pude demostrar algo de humanidad y empatía de mi parte, estoy segura de que ya no será tan difícil conquistarlo después de lo de hoy.
Escucho su risita burlona — Entonces, ¿piensas cambiar? — inquiere.
— Claro que no, oh bueno, solo frente a él. — me encojo de hombros a pesar de que no me esté viendo.
— Pues buena suerte con eso.
— Oye y… — suelto luego de unos segundos de silencio — ¿Estás bien con lo de Logan? Quiero decir, yo sabía que te atraía, o algo así.
— Agh, ni me hables de ese imbécil — bufa — Si, me atraía porque era guapo, pero jamás le perdonaré que te haya hecho lo que te hizo, él está totalmente muerto para mí desde ahora.
Sonrío, tenía a la mejor amiga del mundo.
Seguimos charlando un rato más sobre temas triviales o cualquier otra cosa que nos haya pasado, hasta que se nos hizo tarde y tuve que colgar.
— ¡Señorita Amélie, ya está lista la cena! — escucho el grito de la empleada. Bajo de inmediato porque me moría de hambre.
— ¿Y mis padres? — pregunto cuando ya estoy sentada a la mesa.
— Me dijeron que le comunique que se encuentran en una importante reunión de trabajo, y que se les hará tarde.
— Claro. — contesto fría.
De mi madre lo podía esperar, ya que ella tampoco se esforzaba en pasar mucho tiempo conmigo, mas de mi padre si lo veía raro. En fin, supongo que si ha de ser importante esa dichosa reunión.
— ¿Todo bien, señorita?
— S-sí — ni siquiera se por qué titubeé, yo nunca me dejaba dominar por mis emociones, yo las controlaba a ellas.
Me dispongo a comer lo que la sirvienta había preparado, rollos de lechuga romana. Siempre había odiado las verduras, pero era lo que tenía que comer si no quería verme como un cerdo. Cuando acabo, subo de frente a mi cuarto sin decir ni una palabra a nadie, sin saber por qué, me dirijo al balcón, y presencio la piscina vacía de mi casa, pensativa, hace tiempo que no invitaba a nadie acá. Encontraré la forma de traer un día a Noah y ahogarlo, aunque no sería capaz, ese chico se hacía odiar y querer al mismo tiempo. Oh, y hacer una fiesta también podría ser otra opción.
Me empieza a dar sueño, así que me desmaquillo frente al espejo y posteriormente caigo en los brazos de Morfeo.
Al día siguiente despierto, y me levanto a tomar un baño, para prepararme en volver al martirio, hoy sería un día recontra estresante por tener que quedarme mínimo cuatro horas más tarde en la escuela, veremos si lograba aguantar eso. Aunque, pensándolo bien, por lo menos estaría junto a Noah.
Bajo las escaleras cuando ya estoy lista, y me encuentro con mis padres sentados en el comedor, raramente alejados, pero lo ignoré.
— Amélie, ¿qué tal la escuela ayer? Perdona por no llegar ayer. — me pregunta mi madre, se notaba que recién se había levantado junto a mi padre, pues todavía el desayuno ni siquiera estaba servido.
— B-bien, sí, como siempre, no se preocupen. — disimulo formando una sonrisa. Solo me desmayé porque casi me da un infarto al caer en mi propia broma, pero nada de qué preocuparse.
Oh, esperen, eso es ¿cómo no me había dado cuenta antes? no puedo inculpar a Noah porque a él si lo perdoné, pero si al idiota de Logan que se merece lo peor, tal vez la directora no le haya creído al nerd, pero mis padres tienen tanto poder que incluso aunque él no hubiera hecho nada, puedo conseguir que lo boten de una vez del Emirate College, formo una sonrisa maliciosa ante mi reciente pensamiento. — Bueno, en realidad no — digo y hago una mueca afligida.
— ¡¿Qué pasó?! ¿Te hicieron algo? — salta mi padre de inmediato y mi madre me observa preocupada e incrédula.
Exhalo — U-un compañero de mi clase, Logan, me odia desde que entré a ese colegio porque por alguna razón se cree inferior a mí, y odia que yo lo supere en todos los ámbitos. É-El… me tendió una especie de broma de mal gusto, colocó unas asquerosas ratas en mi mochila que a saber dónde las habrá conseguido-
— ¡Infeliz! ¿Pero qué clase de enfermo mental hace eso? — alza la voz mi padre.
— ¿Qué más pasó, hija? — inquiere mi madre, en el mismo estado que él.
— Pues resulta que él no solo puso esas ratas asquerosas, también arañas, grandes, y ustedes saben lo que me pasa cuando las veo… — ahogo un sollozo (que era real por recordar ese momento, pero lo exageré un poco para sonar más dramática, obviamente)