No Te Quedes Dormido

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La penumbra y la incertidumbre cuando quedas dormida y no sabes lo que es real y lo que no, te acecha como una sombra. Las pesadillas se vuelven realidad, tus peores miedos son el mayor enemigo de tu mente te envuelve y te sacian hasta la muerte. Gritas y lucha sin contenerte, pero no logras sobrevivir. La pesadilla te ha consumido por completo y solo espera la muerte en ella. No despertaras, no lucharas y toda habrá terminado. El sufrimiento acompañado con el dolor se vuelve soportable, pero cuando llega a tu mente es un dolor que no puedes explicar porque ya estarás muerto.

Diez largos años y hasta que por fin te encuentra y no sabes como escapar. Por alguna razón mis pesadillas se volvían reales, por alguna razón controlaba todo en ellas, pero lo que no controlaba era mi propia naturaleza. Ella se volvía una pesadilla más donde ella tenía control y manejaba a su antojo.

–Dime mamá.

Ella me mira.

–También mate a mi hermana.

El silencio se prolongo y aun muertas podía sentir como me protegían y no entendía la razón.

–Si Bel tu fuiste la causante de mi muerte.

El escalofrió recorre mi cuerpo cuando Luz se posiciona en mi espalda, su energía era fría, no el frio que te da de en noche, si no el frio que congela tus órganos y no puedes hacer nada porque paralizó todo de tu cuerpo.

–Recuerdas que – susurró en mi oído – te quedaste dormida al lado mío sudabas frio, mamá se acerco a ti, beso tu frente y luego giro hacia mí.

–Silencio Luz – Le advierto mamá.

Mi hermana suelta una carcajada grande y prosiguió.

–Sus manos llegaron hasta mi cuello con delicadeza, dijo que me quedara dormida – esta vez mira a mamá – cierto mamá.

Mi mente no reaccionaba.

–Fue un sueño – dije casi sin voz.

Luz ríe como de costumbre.

–Lo soñaste si –dijo caminando por mi lado – y quien dijo que los sueños no se vuelven realidad.

Ahora era yo quien buscaba la mirada de mamá.

–Soñaste que mamá me mataba, así como soñaste que yo la mataba a ella. – su cuerpo se acercó al mío que estaba sin reacción.

–Fue una pesadilla.

Las lagrimas venían.

–Lo fue hermanita – su mano toca mi mejilla y el escalofrío recorrió su mano. – al igual que ahora.

Mis ojos se abrieron de golpe.

–Ahora despierta.




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