Alex se desnuda rápidamente quedando en bóxer y se mete al agua, dentro del agua pasan un rato lleno de caricias, el deseo está en su punto, él le quita el brasier y saborea sus hermosos pechos, salen del jacuzzi. Tengo mucho frío. Se queja ella, Alex la cubre con una toalla y la abraza.
Entran a la alcoba, se entretienen en un preludio que se alarga, en la cumbre del momento se entregan y tienen una noche apoteósica, donde hubo una química mágica y poderosa. El universo entero conspiró para unir a estas dos almas buenas y necesitadas de amor. Después de disfrutar una noche perfecta, duemen muy juntos.
Al siguiente día ella despierta y Alex no está, hay una nota en la mesita. “Tenía que trabajar, nos vemos mañana a las 8 de la noche, en el lugar donde nos conocimos.
Abigail sale de la casa y sube a su auto, regresa a su casa, tiene el día libre y se pone a ordenar su alcoba, mientras limpia, una sonrisa juguetea en sus labios al recordar la noche de pasión que vivió. No tengo su número, ni él tiene el mio. Al siguiente día ella tiene guardia en la emergencia del hospital.
Cumple la guardia y sale a las 7:00 pm, se cambia de ropa y se mira varias veces en el espejo, sale caminando hasta el hotel, entra y espera unos minutos, observa la hora en su móvil y son pasadas las 8 de la noche y Alex aún no llega.
Abigail espera hasta las nueve y se marcha a buscar su auto para ir a su casa. Pasan los días, las semanas, y los meses, y Abigail cada vez que está de guardia al salir se dirige al hotel y entra hasta el salón donde se vieron por primera vez. Sale desconsolada porque nunca está.
Ella sintió una entrega total, donde no solo hubo un acto sexual, si no que sentían algo especial y mágico, hubo mucha ternura y se sentía que era algo que duraría eternamente, era una seguridad que ambos tenían, aún sin hablar y sin conocer nada uno del otro, sin nisiquiera conocer sus apellidos. Tiene que haber pasado algo malo, él es un caballero. Piensa.
Abi ha ido a la casa donde estuvieron en navidad, toca y no hay nadie, las hojas secas en el jardín evidencian que no ha habido nadie desde hace tiempo. Han pasado nueve meses desde la noche de navidad apasionada. Abigail está en trabajo de parto. El bebé tiene el cordón umbilical enrollado en su cuello, vamos a hacerle una cesárea. Le informa una colega. Está bien, no queremos correr riesgos.
Todo sale bien, Abigail está en la sala de recuperación con su bebé. Te pareces a tu padre, eres muy guapo, tienes los ojos azules de él. Ella a los pocos días vuelve a su apartamento con una enfermera que la ayuda en su recuperación total y colabora atendiendo al bebé también.