Capítulo 4: Lucas B.
Tranquilidad, calma, paciencia, son las virtudes de un ser humano; era lo único que se podía repetir una y otra vez en mi mente al ver lo lejos que estaba llegando, la carretera había acabado hace 20 minutos y ahora solo había baches y mucha tierra.
–¿Ya llegamos? – le pregunté al chofer, pero una vez más no me respondió. – Amigo, no es por ser grosero, pero deberías ser amable con tus clientes.
–Está siendo grosero desde que entró al auto. – bufo ante su respuesta – Aún no llegamos, señor.
–¿Si puedes responder preguntas? – finjo sorpresa. – Me habían dicho que la gente de aquí era amable.
–No se deje llevar por lo que dice la gente, no todo es cierto.
–Ni me lo diga, eso tienen que decirles a las personas de allá fuera – me acomodo en el asiento dispuesto a contarle la desgracia de mi vida. – Estoy siendo víctima de calumnias, lo peor es que es por parte de mi…
–Señor, llegamos, ya puede bajar.
Y así es como tratan a la mano que les da de comer. Bajo del auto y él me entrega inmediatamente las llaves de la casa e ingreso.
Camino hacia la cocina rápidamente y puedo ver que hay frutas y comida rápida… cool.
–Señor, me retiraré – volteo y solo asiento – Fue un gusto.
Cuando sale, suspiro y sonrío.
–Un personaje perfecto para mi nuevo libro, me encanta.
Comienzo a detallar la casa y mi pesadez no demora en invadirme, esto no se comparaba ni de cerca de una casa de campo como me lo había imaginado, inmediatamente busco el baño y solo había uno, lo peor de todo es que estaba fuera de la habitación.
–Siento que de alguna forma Robert se está vengando de mí.
Había encontrado dos habitaciones, una en el primer piso y el otro en el segundo, lo que me estaba enojando era que el baño estaba abajo y yo quería quedarme con la habitación de arriba. Saco mi teléfono y llamé a Robert.
–Ahora cuál es la queja – suspira.
–Me alegra que lo preguntes, en serio me alegra – pasé la mano por mi cabello y me apoyé mi espalda en la puerta del baño – ¿Eres consciente que el tema del baño, para cualquier persona, pero en especial para mí, es de mucha importancia?
–Si – responde aburrido.
–¡Claro que eres consciente! – levanto mi voz – Una y mil veces hemos hablado de ese tema, pero mi pregunta es ¿por qué no me puedes comprender?
–Por qué una persona normal caga en cualquier lugar que tenga un inodoro. – inhala y suspira sonoramente – Fue el mejor lugar que pude conseguir, si no estás tan contento debes de aguantar, hasta que todo se solucione.
–¡Aguantar! – levanto mi voz y rio sarcástico – Estoy aguantando lo más que puedo, estoy intentando no prestarle atención a la mierda que se ha desatado.
–Bro… – intenta calmarme.
–¡No! – le interrumpo – Déjame terminar, déjame votar todo que me he estado aguantando.
Sabía que era una completa estupidez estar comenzar una discusión por el baño, pero necesitaba una excusa para decir todo lo que estaba sintiendo.
–Todo el mundo piensa que soy un puto maltratador, que soy un cobarde – mi espalda se desliza por la puerta hasta quedar sentado – Todo por mentiras, solo porque ella es mujer y por eso le creen, estoy a punto de perder todo lo que tanto he luchado para tener, no es fácil estar donde estoy.
–Te entiendo – intenta empatizar conmigo.
–No, hermano no entiendes – y era verdad, él no me estaba entendiendo – Esto es una completa mierda, después de tener todo el amor del mundo, estoy siendo odiado con tanta fuerza, que tuve que largarme de mi lugar al fin del mundo, donde no hay un baño decente y el polvo abunda.
–El baño es decente – me interrumpe – tiene un inodoro, una ducha y un lavamanos.
–No tiene una tina de baño, el inodoro es pequeño y no es lo que imaginé.
–Ainhoa tampoco fue lo que te imaginaste – eso tenía razón – ¿Algo más que quieras decir?
–Por el momento no – respiro hondo – Solo mantenme informado de todo y no omitas nada. – corto la llamada y me levanto.
En algo tenía razón mi manager, y era que jamás llegué a imaginar que esté pasando por todo esto a consecuencia de Ainhoa.
Hoy aprovecharé mi tiempo para poder dormir todo lo que quisiera, no quería pensar en nada y solo quería mantener mi mente en blanco para hacer una novela que no esté influenciada por mis sentimientos negativos.
Sentía el calor en su máximo esplendor, abro mis ojos pensando que aún estaba el sol, pero ya estaba anocheciendo. Me baño y la experiencia no fue nada buena, aunque si reconfortante.
No sabía cocinar, lo único que aprendí fue hacerme sopas instantáneas, pero en este clima, no era la mejor idea de todas, odiaba todo esto y no me iba a cansar de repetirlo.
Bajo a la cocina y agarro la primera fruta que se cruza por mi camino, es lo único que podía comer en estos momentos o mejor dicho, mi única opción hasta que pueda conseguir a alguien, aunque lo dudaba mucho.
Al final de todo me lleno de agua aún sin creer que esté pasando por todo esto.
–Esto es genial – me hablo con sarcasmo.
El timbre del teléfono comienza, puedo escucharlo a lo lejos y recuerdo que lo había dejado arriba en mi habitación. Corro y cuando lo encuentro este deja de sonar, comienzo a revisar las llamadas y para mi gran sorpresa no era Robert, si no que era mi madre, mi mirada está fija en el teléfono sin creerlo y la pantalla vuelve aparecer el nombre de mi madre,
–¿Hola? .
–¿Lo hiciste? – me pregunta y puedo notar que no hay ni una emoción en su voz.
–Mamá, ¿Cómo puedes dudar de tu hijo? – su pregunta me indigna – ¿Qué tipo de pregunta es esa?
–La misma pregunta que te hice cuando estabas saliendo con esa muchachita.
–Mamá – me quito el sudor de la frente con el torso de mi mano – No es lo que piensas, por Dios, soy tu hijo, ¿Cómo puedes creer esas cosas?
Editado: 01.07.2024