Nothing is easy [editando]

Capítulo 11

Capítulo 11: Clara K.

Me apoyo en una pared afueras del restaurante, respiro hondo y trato de tranquilizar los mareos que me estaban azotando desde hace semanas, el calor no ayudaba, solo empeoraba mi estado.

—   ¡Clara! — Fernando se acerca hasta mí — Te he estado buscando, mi madre quiere que le ayudes en la cocina.

la idea de estar en la cocina me disgustaba, algunos olores eran muy fuertes, aunque había aprendido a controlar los vómitos, pero los mareos se me salían de las manos. He comenzado a creer que esto no es normal, ya que los mareos son constantes, eso solo me hacía sentir más irresponsable, porque desde que me había enterado de mi embarazo, no había visitado al doctor para chequear el proceso del crecimiento de mi bebé.

El olor a cebolla, comienza a darme asco y aguanto la respiración, arrojo todo el aire por la boca y evito respirar por la nariz. Era difícil, pero el hecho de mantenerlo oculto era importante, no podía darme el lujo de ser frágil ante los síntomas del embarazo.

Fernando atendía a los comensales, el restaurante no era muy concurrido, al ser un pueblo pequeño, la mayoría de clientes eran turistas que pasaban por la zona al visitar un centro recreativo natural.

—   Dos tallarines verdes y un arroz con pato. — Fernando me mira y sonríe — Te queda muy bien el delantal.

Sonrío y me concentro en picar las verduras. El calor por la cocina, más el clima caluroso no ayudaba en nada, mi cuerpo aun no se acostumbraba al clima de la ciudad y al terminar el día terminaba con la blusa llena de sudor.

—   Es increíble cómo transpiras — limpia las mesas.

La comida ya se había terminado y la atención había acabado.

—   Aún no me acostumbro al calor de la cocina — intento sonreír

—   Ya lo harás preciosa — sigo barriendo el local como todos los días.

Mi responsabilidad en este restaurante era hacer lo que me mandaran, no podía elegir cuál quería y mucho menos protestar al respecto. Necesitaba el dinero para pagar las cuentas del agua y la luz, lo que sobraba lo gastaba en mis alimentos y el resto lo ahorraba para comprar lo que necesitaría antes del parto, aunque aún era pequeño, ya me estaba haciendo la ilusión de poder tenerlo entre mis brazos.

—   ¿Estás bien? — pregunta Fernando al ver como me he apoyado en la escoba para no caerme ante el mareo que había sentido.

—   Si, no te preocupes. Aún no he almorzado, es normal.

—   Pero son las 5:00 pm, no puedes descuidar el horario de tu comida por el trabajo, deberías aprender a darte un tiempo durante el trabajo y comer algo.

La seriedad en su voz me hace mirarlo alzando una de mis cejas.

—   Lo sé, deja de exagerar y terminemos de una vez.

Resopla y sigue con su tarea.

—   ¿Ya no hay atención? — volteo al reconocer la voz.

—   No amigo, ya hemos terminado por hoy.

La seriedad en el rostro de Lucas se sentía extraña, durante este mes solo lo había visto 7 días; cuando lo eché de mi casa sentí que había exagerado, pero no podía sentirme cómoda al saber que él sabía casi todo de mí.

Camino hasta la salida y un fuerte mareo provoca mi traspié y Lucas hábilmente me sostiene.

—   ¿Estás bien? — pregunta Lucas y Fernando al unísono.

—   Si, no se preocupen — miro a Lucas que aún me tenía entre sus brazos.

Fernando mira donde estaban las Manos de Lucas y finge una tos.

—   Te acompaño hasta tu casa — propone Lucas.

—   No, estoy bien — sonrío, frunce el ceño — Puedo ir sola, no te preocupes.

—   Déjame acompañarte, además, vivimos cerca.

—   Preciosa — me llama Fernando — Ve con él es más seguro, te has estado tambaleando las últimas horas, estaría tranquilo si te vas junto a él.

Sonrío al notar su preocupación y asiento,

—   Está bien — sonrío — Hasta el lunes, Nando.

Camino con Lucas y la incomodidad la siento de inmediato, la tensión que había entre nosotros era palpable y eso comenzaba a asfixiarme al no saber qué hacer.

—   ¿Estás saliendo con él?

La pregunta indiscreta de Lucas me sorprende y volteo a mirarlo como si no hubiese entendido su pregunta.

—   ¿Por qué? — intento indagar.

—   Acabas de sonreírle.

—   Y eso qué — alzo los hombros.

—   Le has hecho caso a lo que te ha dicho, pero te negaste cuando te propuse acompañarte.

No respondo su pregunta y sigo caminando. Caminamos un par de minutos más en silencio, pero sentía su mirada en mi nuca y no me sentía cómoda.

—   ¿Por qué preguntas? — volteo a encararlo un poco disgustada por la tensión entre nosotros.

—   Solo es curiosidad — alza los hombros.

—   No tengo por qué responder a esa pregunta.

—   ¿Tan difícil es responder una simple pregunta?

—   Lo mismo te pregunto a ti, para poder responderte necesito la razón de tu curiosidad y no me lo dices.

Puedo notar que se debatía internamente, pero se calla y comienza a caminar.

—   No importa — habla luego de unos minutos — No necesitas responder mi pregunta.

—   Estas actuando extraño — susurro.

La distancia del restaurante y mi casa era mucha, nosotros no llevábamos ni la cuarta parte de recorrido y ya me sentía cansada, y empeoraba el ambiente tenso que se había formado entre nosotros dos.

Lucas caminaba unos pasos más delante de mí, con las manos en los bolsillos, podía notar lo sexy que se veía desde atrás. Comienzo a morder mi uña al imaginar su espalda desnuda y muevo mi cabeza de inmediato al ser consciente de mis pensamientos.

No podía estar pensando en esas cosas, mucho menos de alguien con el que  no quería interactuar mucho y quería mantenerlo alejado de mí.

—   ¿Tu novia no ha cocinado el almuerzo? — pregunto con un leve tartamudeo por la desconfianza que sentí al preguntar aquello.

Voltea a mirarme y sigue caminando.



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En el texto hay: mentiras, embarazo, decepción

Editado: 01.05.2024

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