Capítulo 14: Clara K.
Voces, pasos y un olor extraño es lo primero que percibo, el cuerpo me dolía y no tenía la suficiente fuerza para abrir mis ojos completamente.
— ¿La paciente aún no se despierta? — escucho la voz de una mujer.
¿Paciente? Qué clase de sueño era esto.
— ¿Es normal que esté aún inconsciente? — esa voz la reconocía.
— Solo está dormida, no hay de qué preocuparse.
Luego se eso escucho como la puerta se cierra y hago mi mayor intento, abro un ojo ligeramente y tenía a mi lado a Lucas sosteniendo mi mano con un evidente preocupación detallada en el rostro.
— ¿Qué pasó? — mi voz sale pastosa y noto como sus hombros se relajan.
— ¿Estás bien? — me detalla — ¿No te duele nada?
Recuerdo a mi bebé y mi mano instintivamente va contra mi vientre y un nudo en la garganta se instala en mí.
— Está bien, el bebé está bien — musita.
— ¿No le ha pasado nada a mí bebé? — intento sentarme y él me ayuda — ¿Qué es lo que me ha pasado?
— Calma — me sonríe — Has estado tan ocupada en trabajar que has descuidado a tu bebé y a ti, aún estas bajo observación.
— ¿Pero mi bebé se encuentra bien? — pregunto angustiada.
— Digamos que sí — su dedo pulgar acaricia el torso de mi mano — Te quedará unos días aquí para poder asegurarnos de que no le pase nada.
— Soy una mala madre — mi labio tiembla — Ni siquiera a nacido y ya está en peligro por mi culpa, soy una mala madre — vuelvo a repetir.
Se levanta y se acerca más a mí para abrazarme y no me niego ante su muestra de apoyo.
— Eres valiente — acaricia mi cabello — Cunado nazca, serás la madre más maravillosa que podrá conocer.
Intento calmar mi llanto y a duras penas lo logro. Se asegura de que esté cómoda, me alcanza un vaso con agua, la cual se lo agradezco por que mi garganta estaba seca.
— La futura madre está despierta — entra una mujer con una bata blanca. — ¿Cómo te sientes?
— Un poco cansada…
— Es normal, tienes anemia y hay un bebé creciendo dentro de ti. — verifica algo en su folder — ¿Has sentido algunos mareos, vómitos?
Muevo mi cabeza en negación, me explica que mi bebé está en riesgo y debería de ser mucho más cuidadosa, al tener anemia sería muy probable que sufra algún sangrado vaginal lo cual lo pondría en riesgo ocasionando un aborto. Aquello me asustó por que lo menos que quería era perderlo; mencionó que debía estar tranquila, evitar alterarme o estresarme, también debía de estar en absoluto reposo y que, si estaba trabajando, lo preferible era tomarme un tiempo sabático y si era de mucho esfuerzo físico, lo recomendable era dejarlo.
¿Cómo podría siquiera pensar en dejar de trabajar?
Necesitaba tomar vitaminas y proteínas, mejorar mi alimentación incluyendo formula para madre. Necesitaba el dinero, sin mencionar que tenía que pagar la clínica donde estaba.
— Eso sería todo — sonríe amablemente —De aquí vendrá un enfermero para ponerle la medicina. Cuide mcho a su esposa.
Se retira y miro a Lucas esperando una explicación de lo último que acababa de decir la doctora.
— De eso quería hablar antes…
— Directo al punto — intento no enojarme al recordar lo que había dicho la doctora.
Sé que no tengo una excusa válida para esto, pero en la clínica figuro como tu esposo.
— ¿Estás loco? — me altero, mandando todos los consejos de la doctora por la borda.
— Cálmate — sostiene mi mano — Recuerda lo que dijo la doctora, es peligroso para el bebé; en lo que estaba, si no había un familiar cercano era imposible poder acompañarte, o tener alguna información de ti.
— ¿Eso es todo? — levanto una de mis cejas y él sonríe.
— Hay otra cosa más — esa sonrisita no me agradaba — Don Pedro, Fernando y la señora de la tienda, piensan que en realidad soy tu esposo…
— ¿Nandito? — es lo primero que pregunto, levanta su mirada y su semblante se ensombrece, pero no suelta mi mano. — ¿Saben de mi bebé?
— Creo que aún no, aunque ahora que lo pienso, la señora preguntó sobre el bebé. — respiro aliviada — ¿Por qué lo ocultas?
Paso mi mano por mi vientre y me pongo a pensar en como me sentí cuando recibí la noticia de que estaba embarazada. Sonrío, ese día fue el mejor y mi peor día, había perdido el amor de mi vida, mi padre, pero había recibido otro gran amor.
Tenía miedo, miedo al no saber como actuar, que hacer. Miedo porque también me había quedado sola y ya no tendría en quien apoyarme.
— No es necesario que respondas.
— Por que tengo miedo — es lo primero que sale de mis labios — Miedo de que le pueda pasar algo antes de nacer, miedo de no conseguir trabajo si se enteran que soy una mujer soltera y embarazada, las personas me señalarán y hablaran de mí.
— No debe de importarte lo que la gente piense de ti.
— No debería, pero al tenerle dentro de mí tan indefenso, tengo tanto miedo que mis acciones algún día puedan perjudicar su vida.
— Eso no pasará — me anima.
— Mi mayor miedo es de perderlo — sonrío con tristeza — Es lo único que tengo en este mundo que motiva a seguir adelante.
— Eres una mujer muy fuerte, Clara. — sonríe — Soy tu admirador número uno — pone una mano en su pecho y la otra levanta uno de sus dedos, formando el uno.
Me saca una gran sonrisa, Doña Carmina ingresa a la habitación luego de un rato y al ver como Lucas sostenía mi mano, ella da un gran suspiro.
— ¿Cómo estás? — es lo primero que pregunta.
Le digo que no hay nada de que preocuparse, Lucas sale de la habitación dejándome sola y ella le guiña el ojo antes de salir. Aquello me resulta extraño y medio sonrío. Me comenta que Nando y Lucas casi se pelean a puro golpe, más de una vez, aseguró que Lucas se preocupaba mucho por mi y que era afortunada por tenerlo. Quería saber de que hablaba con exactitud, pero como era costumbre, no me dejó hacerlo.
Editado: 01.07.2024