Nothing is easy [editando]

Capítulo 18

Capítulo 18: Clara K.

Fórmulas, pastillas, alimentación balanceada, comer a las horas y abundante líquido era todo lo que había ingerido en los últimos tres días,

Aún recuerdo la conversación que tuvimos Lucas y yo luego de que la señora Carmina se había ido.

—  ¿Podemos hablar? —  llamé su atención.

Asintió y se sentó en uno de los sillones.

—  Claro, no hay problema.

—  ¿Por qué seguimos mintiendo acerca de que somos esposos?

Lucas me mira con asombro, no se esperaba que le preguntara eso y para ser sincera, yo tampoco.

—  No es necesario que finjamos serlo.

—  Lo sé —  mantuvo su mirada en mí — Es algo que me pregunto todas las noches cuando me voy a dormir, pero no encuentro otra respuesta…

—  ¿De qué?

—  Quiero conocerte más y no es solo por curiosidad, es porque me gustas. He intentado negarlo, pero sé que tú también sientes lo que sucede entre nosotros dos.

Aquello me dejó absorta; abrí y cerré mis labios intentando emitir algún sonido, pero fue en vano. Su mirada inquisidora hizo que bajara la mía, escuché como sus pasos se acercaban y pude sentir su mano fría bajo mi mentón levantándole con delicadeza.

—  Mírame. —  musitó para que solo yo pudiera oírlo. —  No vuelvas a bajar tu mirada ante nadie.

Retrocede dos pasos dejando libre mi espacio personal y en el interior se lo agradecía.

— No necesito que respondas hoy, solo quiero que seas consciente de lo que provocas en mí.

No quería hacerme ilusiones en estos momentos, no estaba para romances de adolescentes; estaba esperando un hijo cuya historia de concepción no me enorgullece contarla. Quizás Lucas deje de mirarme de la forma que lo hace, si se entera sobre la verdadera historia

— ¿Estás escuchándome? — niego. — ¿Por qué no me dijiste que estabas casada?

— La verdad… la verdad es que… — no estaba segura de decirle la verdad.

—  No, no respondas —  pasa su mano por el cabello.

Estábamos en casa de la señora Carmina, yo había llegado primero y él llegó de sorpresa. Carmina sigue alejándose de mí; menciona siempre que debe de mantenerse alejado de mí. Estábamos en la cocina, yo comiendo una comida con muchos nutrientes, mientras tanto Nando estaba con un vaso de bebida bien helada.

— ¿Te estás alimentando bien?

Levanté una de mis cejas, sin creer lo que dice e incrusto en el tenedor una rodaja de betarraga y se la enseño.

—  Si, pregunta estúpida — sonrío —  ¿Qué te causa gracia?

— ¿Por qué estás nervioso?

— No lo estoy, solo estaba preocupado por ti. — suspira — Te veías tan bien, sonriente, con energía y yo no pude darme cuenta que estabas débil.

— No es tu culpa — sonrío mientras doy un bocado a mi comida.

— Mi madre me dijo que eres repostera. — asiento — Me debes una torta de cumpleaños, espero no quedarme con las ganas.

— Cuando me recupere por completo te recompenso con una — sonrío. — ¿Te gusta el apio? — susurro.

— Un poco, pero sí ¿Por qué?

En el tenedor incrusté todas las varitas de apio y se la extiendo.

— Debes comerlas — me recrimina.

Niego y le suplico que se las coma. Ante mi insistencia, abre la boca y extiendo más mi mano para que pueda llegar a su boca.

— Niño, niño, niño — Carmina ingresa y le da golpes en la espalda —  No puedes jugar a la dama y al vagabundo con una mujer casada.

Aquello me hace hervir la cara y no dudo que mis mejillas están rojas de la vergüenza.

— Solo la estaba ayudando a comer — habla adolorido —  ¿Me odia tanto como para casi sacarme un pulmón?

—  Imagina que hubiese sido su esposo. —  chasquea la lengua negando —  Nando, consíguete una mujer si le quieres robar la esposa a otro.

— Hey —  sonrío — No es para tanto, Nando y yo solo somos amigos.

Sale hasta donde estaba su tienda negando.

— ¿Le he hecho algo que no sé?

— Quizás —  levanto mis hombros — ¿Crees que tu mamá está enojada conmigo?

— Mi mamá te comprende —  susurra.

No podía trabajar en el restaurante porque ponía en riesgo mi embarazo, tampoco podía quedarme sin trabajar porque necesitaba dinero. El hecho de estar en casa de lucas sin pagar un céntimo, no se sentía correcto.

Aunque varias veces ha dicho que eso no es importante en estos momentos, sólo tenía que mantenerme ocupada cuidando a mi bebé que aún no nacía y por supuesto, también debía de cuidar de mí.

Pensar en Lucas hace que la punta de mis dedos cosquillee, me sentía un poco tonta al pensar en él como algo más que un simple amigo, mi vida amorosa ha estado apagada durante mucho tiempo.

Tenía tiempo para pensar en lo que había dicho Lucas, pero eso me hacía pensar en mí, en cómo mi vida ha pasado en segundo plano, porque el pequeño ser que crecía dentro de mí se había convertido en mi prioridad. Aunque mi vida romántica podía esperar, el solo hecho de saber que le gustaba a Lucas me hacía ilusionar, sonreír y soñar, pero a la misma vez me hacía pisar la realidad y todo eso se derrumbaba.

Quizás es por eso mismo que no era capaz de desmentir que él y yo no éramos esposos, un matrimonio a la espera de su primer hijo; estaba confundida, su declaración solo ha hecho que un gran torbellino se apodere de mi mente, de mi corazón y de mi vida.

— Llegaste — sonríe cuando me ve ingresar — ¿Por qué no utilizas vestidos sueltos?

Bajo mi mirada hacia el short de chándal que cargaba puesto con un polo ancho.

— No me aprieta — hago una mueca.

— No importa, deberías de evitar cualquier cosa que apriete tu vientre. — acomoda los lentes que estaban en la punta de su nariz. — Ponte los vestidos, son hermosos.

— No — comienzo a reírme, al darme cuenta lo que trataba de hacer — Solo quieres verme en un vestido, no caeré en tu provocación.



#2892 en Novela romántica
#290 en Thriller
#138 en Misterio

En el texto hay: mentiras, embarazo, decepción

Editado: 01.05.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.