Capítulo 23

Capítulo 23

Narrador omnisciente.

Clara es una mujer sola en este mundo, solo la acompañaba el bebé que carga en su vientre, es lo único que la anclaba en este mundo, porque si no fuera por él, ella no estaría en estos momentos al lado de Lucas y mucho menos estaría formando parte de esta historia.

Cada uno de nosotros tenemos nuestros propios demonios, pensamientos ocultos que nos hacen la peor persona que puede pisar este mundo. Lucas y Clara no son la excepción. Cada uno de ellos porta su propia cruz que los atormenta a diario y se sienten incapaz de liberarse, pero por muy loco que esto parezca, Clara sabe que tiene que luchar más de lo que sus fuerzas le permiten, porque ya no es solamente su vida.

La muerte de su padre fue un golpe bajo de la vida, lo sintió tan injusto que no se sentía capaz de seguir en pie, el hecho de solo respirar le dolía, el pensar que tenía que comenzar su vida sola.

Estuvo obligada a reprimir su duelo, y llevar el luto en su interior, sin que nadie lo notase, porque no quería que nadie la mirase con lástima y pena. Las noches eran su refugio y su tormento, porque cada noche era un recordatorio cruel que estaba sola, ese recordatorio la aniquilaba en el interior y lo único que podía hacer era llorar en la soledad de su precaria casa, llorar con tal desgarramiento sabiendo que nadie podría escucharla.

Así estuvo estos meses, hasta que su acercamiento tan atropellado con Lucas los unió.

El aceptar a Lucas no fue fácil, porque el miedo de ser abandonada una vez más en este mundo le carcomía y sentía que si una vez más le pasaba eso, no podría soportarlo, pero dejó atrás sus miedos, no quería ser esclava de ellos, quería volar, quería vivir cada minuto que pasaba, por ella, por su hijo, porque ella merecía una oportunidad y tomaría lo que la vida le estaba regalando por todo lo que le robó. 

Lucas no estaba lejos de ser un hombre manchado por la maldad, cargaba con una cruz que no le pertenecía y que se lo habían impuesto a la fuerza la cual tuvo que aceptarlo con rabia.

No era un hombre perfecto, estaba dañado y él lo sabía. El día que explotó la noticia, él se encontraba en un evento privado con algunos fans, era un evento que se había promocionado tanto, que muchas oportunidades para su carrero pudieron presentarse, pero por la maldad, el egoísmo y la avaricia fue víctima de un acto tan denigrante y ruin.  

La mujer que juró amarlo, la cuál depositó su confianza y que a pesar de no adorarla como a una mujer, estaba dispuesto a pasar su vida entera junto a ella porque lo hacía sentir bien, porque por primera vez quería tener algo especial solamente para él, sin la necesidad de estarlo compartiendo con el bastardo de su hermano, porque lo odiaba, Lucas era capaz de odiar.

Aunque sabía que ese bastardo no tenía la culpa de los errores de sus padres, él prefería acentuar su odio hacía él que hacerlo hacia su madre, porque aún le era incapaz de aceptar que su madre, la mujer que se preocupaba tanto por mantener una imagen perfecta de la familia, era la misma que la había deshonrado teniendo un hijo fuera del matrimonio.

Era solamente un niño cuando los pleitos efusivos en sus padres lo atormentaban, cuando las risas se reemplazaron con llantos incesantes y gritos, cuando los abrazos se convirtieron en ruidos fuertes de objetos rompiéndose, cuando las salidas de campo se volvieron en entrevistas llenas de mentira de una familia perfecta, es por ello que odiaba a su hermano, porque la desgracia de su familia se ocasionó por él.

Aunque su padre había perdonado y aceptado ese desliz de su madre, reconociendo a ese niño como suyo, él no lo podía llamar hermano, porque el solo hecho de pensarlo solo le provocaba asco, pero eso jamás lo admitiría.

Por eso deseaba fervientemente que Ainhoa fuera solo de él, que sea su familia, pero lo traicionó, prefirió mil veces incrementar su fama y cuenta bancaria, que seguir a su lado.

Ese día fue el peor de todos, las publicaciones, las etiquetas, los post llegaron como moscas a la miel, ensuciando su día, algunos de los fans que estaban ese evento se levantaron contra él intentando agredir, pero felizmente nada de eso llegó a suceder, solo le llegaron a ensuciar.

Le cayó como un baldazo de agua fría, él no podía creer que en su ausencia aquella mujer hubiera ocasionado eso. Se negaba a creerlo, su primera reacción fue llamarla, pero por precaución su agencia le cortó cualquier tipo de comunicación y aunque se frustró y se enojó, al final lo aceptó e intentó calmarse, aunque en su interior había un fuego abrasador que amenazaba con salirse y destruir todo lo que había a su alrededor.

Lo habían traicionado, ese sabor amargo lo sintió en su boca que no pudo hacer nada; el estar de brazos cruzados no le gustaba, pero debía aceptarlo.

¿Cómo era posible que todo se esté viniendo abajo por una mentira?

Él no lo podía creer, las lágrimas salían de él con rabia, aún estaba en la recepción de ese evento, no podía salir en esos momentos porque los que un día fueron sus fans, se habían convertido en sus anti fans en cuestión de segundos, estaban tan enojados que no les importaba lastimar al pobre escritor. 

Cuando tuvo que alojarse en Tumbes, se enfureció aún más, pero trató de no ponerlo en evidencia, aún no podía comprender cómo su vida había dado un giro tan brusco convirtiéndolo en el villano de la historia cuando en realidad era la víctima.  

Quería hacer pagar a esa mujer mentirosa y traicionera, por sus pensamientos cruzó la idea de golpearla para que así no fuera injusto todas las acusaciones que se le atribuía, pero ni siquiera eso hubiese podido hacer. La estaba odiando, se había convertido en su verdugo la mujer que por mucho tiempo le juró amor sincero.

Ahora solo estaba ansioso, triste, mortificado, porque la situación estaba empeorando y no veía solución a su problema, aunque quería ser optimista, quería siempre dar lo mejor de sí e intentar ocultar que las cosas no iban mal como parecía, pero se estaba agotando, sus fuerzas se estaban debilitando.