Nothing is easy [editando]

 Capítulo 29

 

Lucas B.

La palabra “asombro” no describe ni siquiera de cerca lo que en realidad estaba sintiendo, mis manos estaban frías, mis molares se apretaban entre sí ocasionando un fuerte dolor, pero en estos momentos era lo que menos me importaba, porque la mujer que estaba sentada a mi lado se veía aterrorizada por todas las cosas que llegó a escuchar.

Tuve que apagar la televisión antes de que escucháramos lo que tenía que decir la conductora, mi mirada se centra en Clara y noté que no era la misma, estaba llena de ira y terror, pero eso no me detuvo para acercarme a ella y envolverla en mis brazos, pero no lloró ni siquiera emitió un sonido.

–Lo siento – la acerqué más a mí – Amor, perdóname.

–No es tu culpa – habla despacio. – No es tu culpa – vuelve a repetir.

Le doy un beso en la frente y también me abraza, el teléfono vuelve a sonar y lo ignoro, pero el repique era incesante.

–Responde, no podemos ignorarlo.

–No, ellos pueden esperar, sé lo que dirán, pero esto no se quedará así.

Niega y deshace el abrazo, se levanta y camina hasta la cocina, mi mirada no la quito hasta que otra llamada entra y no me queda más remedio que responder.

–Dime que todo es un maldito montaje.

Podía sentir como se contenía, y cerré los ojos con fuerza.

–¡Maldita sea, te estoy preguntando! – grita.

Volteo a mirar a Clara y estaba con una mano sobre su vientre y la otra sirviendo agua caliente dentro de una taza.

–¿Por qué te importa que esto sea verdad? – hablo por lo bajo – ¿Te importó cuando me acusaron falsamente?

–Eso no es igual.

–Si es igual – peino mi cabello en un intento fallido – ¿Sabes por qué?

–Lucas no…. – la interrumpo.

–Porque todo se relaciona con mi vida.

–Tu vida – se ríe – Esa es la clase de vida que dices tener, embarazando a una trepadora.

–No permitiré que le faltes el respeto y mucho menos yo escuchándote.

–Lucas soy tu madre.

–Una madre que le importa poco si su hijo está a punto de irse a la cárcel, pero le importa más con qué tipo de mujer decide compartir su vida.

–Lo que me faltaba. – bufa.

Me controlo para no terminar la llamada, porque aún le tenía el respeto, por ser mi madre. Salgo de la sala, pero antes vuelvo a mirar a Clara que ahora estaba sentada en la mesa de la cocina, con su atenta mirada sobre mí, le sonrío y salgo de la casa.

–Te agradecería que estés haciéndote a la idea de tener un nieto y aceptar a tu futura nuera. La mujer que amo y que estoy decidido a defender contra viento marea porque lo merece.

–Es momentáneo, se te pasará, como las demás mujeres, solo que esta vez hay un… – se quedó en silencio, pero supe lo que iba a decir y mi corazón se desgarró.

Cerré los ojos y tranquilicé mi respiración, no podía seguir escuchándola, así que me despido de ella, aunque se negó y me gritó, pero era por el bien de ambos.

Me apoyo en la pared y logro escuchar como unos pasos apresurados se acercan y me pongo en alerta, hasta que noto que es Fernando y mi rabia solo me consume.

–¿Qué haces aquí?

–No vine por ti.

–Largo, nadie quiere tu presencia.

–Eso se lo preguntaré a ella misma.

–Una vez soporté que las cosas se hicieran a tu manera, pero dos no. Así que lárgate, porque mi mujer no necesita de tu presencia.

–¿Tu mujer? – su mirada era fría – ¿La misma que lleva en el vientre un hijo tuyo, pero a la que le eras infiel con una mujer públicamente?

La imaginación de ese hombre solo me sorprendía, pero a la misma vez me disgustaba su presencia, y no había lugar, nunca habrá lugar para llevar la paz entre él y yo. Porque era claro que él quería a la mujer que amaba y para su desdicha, ella me había elegido a mí.

Me volteo con la intención de dejarlo solo, pero me sostiene del brazo y es lo desencadena mi furia, ese simple atrevimiento ocasiona que deje de razonar y me voltee con brusquedad, con ambas manos lo sostengo del cuello de su camisa y me lo acerco.

–Clara, no necesita en estos momentos de tu presencia y aunque me disguste admitirlo, eres su amigo, pero ahora no te necesita.

–Siempre estaré atento a que fracases como hombre y me tendrás a su lado.

Aprieto más su camisa y respiro con brusquedad.

–Sigue esperando imbécil, te aburrirás.

Lo empujé al soltarlo y cierro la puerta con brusquedad, busco a Clara con la mirada, pero ya no se encontraba en la mesa, camino hasta su habitación y estaba sentada en la cama con las manos apoyadas, me acerco con rapidez y me pongo a su altura.

–¿Qué pasa?

–No quiero, no puedo… – musita.

–Respira, es malo para el bebé que estés en ese estado.

Me siento a su lado y paso mi mano por su cabello.

–¿Con quién estabas hablando?

–Vino alguien del pueblo… Quería saber como te encontrabas.

–No quiero ver a nadie – me mira suplicante – Solo a Carmina, no soportaría oírlos juzgarme.

–No te preocupes – me levanto – Es mejor dormir, ya es muy tarde.

–¿Podríamos dormir juntos esta noche?

Ante su mirada suplicante, era inevitable negarme, pero más que todo yo también ansiaba volver a dormir con ella.

Se acomoda en la cama y antes de acostarme, salgo para cerrar las cortinas, verifico quien estaba tocando la puerta, pero no había nadie.

Al regresar, la veo aún con los ojos abiertos y mordiéndose la uña; me acuesto a su lado, no demoro en sostenerla entre mis brazos y noto como su cuerpo se relaja, soy consciente que este tipo de problemas no es fácil, donde te demuestran que la “privacidad” no es un lujo con el que te puedas dar y las personas piensen que eres un integrante más del circo sin derecho a reclamar.

Estar expuesto a las cámaras es cuidar lo que dices y cómo actúas en la calle, era sabedor que una vez que se hiciera público lo nuestro, muchas personas se sentirían con el derecho de señalarnos y un montón de especulaciones, que no podríamos llamarlos teorías, porque darían por hecho más de una cosa, pero una más descabellada con la otra.



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En el texto hay: mentiras, embarazo, decepción

Editado: 01.07.2024

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