Ainhoa L.
No había dormido de la angustia, mi mente solo rondaba una sola cosa, y era rendirme ante el juicio, retirar la demanda. No me importaba las represalias que Leonardo podría tomar contra mí, pero antes de ello le daría la oportunidad a Lucas.
Sabía que estaba siendo manipulado por aquella mujer que llevaba en el vientre a un bastardo. En mi mente había una sola cosa, si Lucas no era para mí por las buenas, sería por las malas, pero mío siempre sería.
Peder no estaba en mis planes, nunca lo estuvo, suficiente había perdido antes y no estaba dispuesta a hacerlo otra vez.
Cuando estoy sentada frente al espejo, comienzo a maquillarme lo más suave y neutro, no quería llamar la atención de la prensa, ni mucho menos que se hablara de mi maquillaje.
-¿Lista para triunfar?
La voz adormilada de Leonardo no me inmuta, lo miro a través del espejo. Estaba desnudo sobre mi cama, envuelto con mis sábanas. Se levanta demostrando su desnudez sin vergüenza alguna. Se para detrás de mí y pone sus manos en mis hombros.
-Confío en ti. - deposita un beso casto sobre mi cuello. - No me decepciones.
Voltea mi rostro para darle facilidad y besar mis labios. No respondo, no digo nada, ni siquiera le correspondo el beso. Se separa y camina hacia el baño. Seco mis labios con el dorso de la mano y mis ojos pican, mi impotencia incrementa.
Cuando termino de maquillarme, Leonardo seguía en el baño; abro mi closet, y comienzo a buscar entre los bolsillos de mis abrigos lo que necesitaría el día de hoy.
Lo escondo en mi bolso, salgo con prisa del departamento, bajo hasta el garaje y ahí ya me estaba esperando Steven.
-Estás bella el día de hoy - comenta y solo lo ignoro.
Estaba sentada en la parte trasera del auto.
-¿Lucas se presentará? - preguntó y por el retrovisor me mira fugaz.
-Si, ha estado desde el primer día; más aún cuando se tomarán sus alegatos finales.
Asiento y me limito a mirar por la ventana que se encontraba polarizada.
Me sentía ansiosa, pero no precisamente por el juicio, por el veredicto que ya sabía cuál sería porque el tonto Lucas quería jugar limpio. Estúpida moralidad.
Al llegar me asignaron una pequeña salita, para esperar el momento en el que se diera inicio. Aproveché ese tiempo y le comuniqué a Steven que encontrara la manera de que yo pudiera reunirme con Lucas.
-Será difícil, ni uno de sus abogados se separará de él.
Me levanto de la silla donde estaba sentada y me acerco a paso lento hacia él, solo se podían escuchar mis zapatos de tacón.
-Tú acércate a él. - cuando estuve lo suficiente cerca, agarré su corbata y la jalé con fuerza hacia mí. - Dile que yo quiero hablar con él, es importante, porque de mí depende su libertad, su vida.
Lo suelto y acomodo su corbata y el cuello de su camisa.
-¿Eso es difícil? - le pregunto mirándolo directamente a los ojos.
-No, no es difícil. No te preocupes, yo haré todo lo posible para que puedas hablar con él.
Sonrío y me vuelvo a sentar. Steven sale dejándome sola. Juego con el celular en mi mano, mi pequeño bolso lo había dejado en el auto, entro a las noticias y estaba siendo tendencia, sonrío.
Los minutos pasan y la tranquilidad comienza a abandonarme. Miro mi maquillaje, mi vestimenta, mi peinado. Todo estaba perfecto, tenía el cabello amarrado en una cola alta, una blusa cuello tortuga color blanca, mi abrigo beige, pantalón jean negro, y mis zapatos con tacón. Mi estilo no era formal.
-¿Qué quieres? - aquella voz la reconocía, mi corazón dio un vuelco y volteo hacia la persona que estaba en la puerta, cerrándola.
-A ti, lo sabes, siempre lo has sabido. - me sincero.
-¿Qué es lo que querías hablar? - habla con seriedad.
Me levanto y camino hacia él. Me detengo a una distancia prudente y sonrío.
-Quiero que seas mío.
Sus ojos me miran con intensidad, guarda sus manos en los bolsillos.
-No sé por qué acepté hablar contigo. Pensé que habías entrado en razón. Que pérdida de tiempo.
Se da la vuelta dispuesto a irse.
-Retiraré la demanda - detiene su camino, tenía la mano sobre el pomo de la puerta. - Si decido abandonar este proceso podrás liberarte de los cargos.
-Es imposible, me estás acusando de un intento de asesinato - podía intuir que había hablado con la mandibula apretada.
-Pero puedo hacerlo, te puedo liberar de todo esto.
-Sé que quieres algo a cambio. - voltea.
-Me conoces - sonreí. - Solo te quiero a ti, deja a esa pueblerina, yo te puedo dar la felicidad que…
-Me voy a casar con ella.
Mi corazón se detiene y mi alma gime de dolor. Niego con una sonrisa incrédula.
-Mientes - susurro. - Eso no puede ser verdad. ¡Mientes!
Buscaba en su rostro algún ápice de que lo que me estaba diciendo era una broma de mal gusto, una cámara oculta, pero su seriedad era la maldita respuesta que no necesitaba.
-Con ella soy feliz, con ella estoy aprendiendo a vivir, tú nunca me podrás dar lo que ella me da. Continúa el juicio Ainhoa, que pase lo que tenga que pasar.
Sale y cierra la puerta, mi corazón se comprime, caigo al suelo y mis lágrimas comienzan a caer.
-Lo perdí, no, no, no. - susurro con dolor.
Mi ira incrementa, mi tristeza toma control de mi corazón. La puerta se abre, era Steven, corre hacia mí, me ayuda a levantarme.
-Dará inicio en quince minutos, debemos de entrar.
Asiento, caminé en silencio, me senté donde me indican, me vuelvo a levantar cuando me lo indica Steven, el juez había entrado. Dan inicio, pero mi mente estaba en otra dimensión, estaba maquinando en recuperar a Lucas, y aunque me doliera, tenía que aceptar, que por el momento mi solución era que esté en prisión. Esto ya no era por Leonardo, era para recuperar el amor de su hermano.
Editado: 01.07.2024