Nuestra historia

Tres puntitos

Sexto capitulo (Julián)

Abrí los ojos tarde, casi al mediodía. La luz del sol se colaba por la cortina mal cerrada, dibujando líneas doradas sobre la pared y sobre la cama desordenada. Parpadeé un par de veces, tratando de despejar la pesadez de los párpados. Mis dedos buscaron a tientas el celular sobre la mesa de noche, entre un par de cables y la botella de agua medio vacía. La pantalla estaba encendida, como si hubiera estado esperando mi despertar.

Una notificación me interrumpió antes de que pudiera incorporarme del todo.

Un mensaje.

Buenos días.”

Lo leí una, dos veces, arqueando una ceja con esa mezcla de curiosidad y cautela que siempre aparecía con ella. Tan simple, tan insignificante, y aun así, había algo que me hizo detener el aliento por un instante. Guardé la expresión seria, como era mi costumbre, pero por dentro, una parte de mí se removió, incómoda y expectante a la vez.

Katya. Otra vez Katya.

Me recosté de nuevo sobre la almohada, sosteniendo el celular con ambas manos, como si pudiera inspeccionarlo y encontrar un significado oculto entre las palabras. No era la primera persona en escribirme, eso estaba claro. Pero con ella todo se sentía distinto. Cada mensaje llevaba una intención que no necesitaba explicar, un tono que no parecía temerme ni a mí ni a mis silencios.

Respiré hondo y escribí la respuesta con cuidado, cada palabra calculada como si estuviera midiendo hasta el más mínimo matiz:

Todavía estoy medio dormido. Y tú, ¿ya desayunaste, mi fea?”

Al enviar el mensaje, sentí un ligero cosquilleo en el pecho. No era por el “fea”, palabra que yo mismo consideraba casi ofensiva, sino por el “mi” que se coló sin aviso, posesivo, revelando algo que no quería admitir. Me sorprendió lo natural que había resultado escribirlo, y la parte de mí que quería ver su reacción lo agradeció con un ligero nerviosismo.

Apoyé el celular sobre el pecho, dejando que el calor de mi cuerpo se mezclara con la leve vibración de la pantalla apagada. Recordé la conversación de la noche anterior. Ella me había dicho que era un amargado, y lejos de enfadarme, me había hecho reír. Porque tenía razón. Pocas personas se atrevían a decirme cosas así, con franqueza, sin temor a que me alejara.

Ella tenía esa habilidad de cruzar barreras que yo había levantado hacía años. Diferente, audaz, directa, pero sin ser invasiva. Esa diferencia me mantenía pegado a la pantalla, aunque normalmente habría ignorado cualquier mensaje de otro perfil.

Miré el reloj: las once y media pasadas. Una parte de mí se sorprendió; otra parte, mucho más honesta, sabía que estaba esperando su respuesta. Era absurdo. Apenas unas noches de conversación y ya sentía que algo se había activado dentro de mí, un hilo invisible que me mantenía atrapado en ese intercambio virtual.

Me pasé una mano por el cabello, intentando volver a mi indiferencia habitual, ese escudo que me protegía de todos. Pero la verdad era imposible de ignorar: Katya había encontrado la forma de atravesar esa muralla, y lo había hecho sin esfuerzo aparente.

Esperé, fijando la vista en la pantalla, buscando esos tres puntitos de escritura que anunciaban que ella me respondía. Y mientras los veía, no pude evitar sonreír con ironía.

Jodido juego… —murmuré, casi riéndome de mí mismo.

Porque, aunque sabía que era un juego peligroso, también era uno que no quería dejar. Una mezcla de curiosidad, desafío y algo que ni siquiera me atrevía a nombrar, me mantenía pegado a la pantalla. Cada mensaje suyo era un pequeño desafío, y cada respuesta mía un paso hacia algo que no entendía del todo, pero que empezaba a importarme más de lo que quería admitir.

Apoyé la cabeza en la almohada, dejando que el silencio del cuarto me envolviera, mientras el celular permanecía sobre mi pecho, tibio, cargado de posibilidades. Y mientras la tarde avanzaba lentamente, comprendí algo que no estaba listo para confesar: Katya no era solo un perfil más en mi vida. Ella estaba empezando a ocupar un espacio que yo no pensaba permitirle… y aún así, no podía evitarlo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.