Narra Emma:
Tiempo después:
Han pasado cinco meses de aquella reunión, la pequeña Charlotte tiene medio año, medio año en el que mi vida y la de Erick han experimentado lo que es el amor de padres, el amor de un hijo.
A pesar de lo que ha sucedido y los problemas que hemos tenido Erick y yo los hemos solucionado, no todo es perfecto pero así es mucho mas emocionante, Edward y Caroline adoran a Charlotte y eso me hace sentir bien aunque nuestra relación aún es complicada, mis padres también nos visitan muy seguido y mis hermanos igual, digamos que todo se ha puesto en orden y Charlotte crecerá en un ambiente lleno de amor y paz.
Ahora mismo estoy recostada en la cama recordando en todo las dificultades que tuvimos Erick y yo, pensando en lo que somos ahora y que nada nos ha separado por completo, nada nos ha provocado el dejar de amarnos como cuando nos casamos.
- ¿Qué haces aquí cariño?-dice Erick entrando a la habitación y acostándose a mi lado- creí que querrías salir conmigo ahora que Charlotte no está
- Pues si, me apetece, nada mas estaba pensando en todo lo que hemos tenido que pasar
- Es realmente increíble que nada pueda separarnos
- Lo sé..., y dime ¿aún recuerdas Nuestra promesa?
- Es algo que jamás podría olvidar, por nada del mundo porque se trata de ti, y tu para mi eres lo mejor que me ha pasado en la vida, tu y ahora mi hija
- Nunca me voy a cansar de decírtelo, te amo
- Yo también
Y terminamos juntos y espero que sea así para siempre, hemos logrado curar las heridas que algún día fueron profundas, y gracias a ello nuestro amor se ha hecho as fuerte y cada vez que lo pienso recuerdo la leyenda del hilo rojo, por mas que el hilo se alargue, se enrede, se tiemple, o se pierda se va a volver a unir porque nunca se va a romper, por nada ni nadie.
FIN