—Yo… Yo… Lo lamento tanto Ada, de verdad lo lamento.
Lo miro sin entender muy bien lo que pasa
—¿Qué pasa Lonso?
En su mirada puedo ver un temor que nunca había visto antes en sus ojos azul cielo que me encantan
—No me odies, Ada—dice en un tono de súplica —Solo perdóname.
Algo dentro de mí se remueve, las palabras de mi madre comienzan a surgir en mi mente como si tuvieran vida propia.
Con cuidado ubico mis manos en sus mejillas, haciendo un poco de presión para que dirija su vista hacia arriba para que me mire a mí.
—Dime, ¿qué está pasando?.
Él ya no esquiva mi mirada, me mira y lo que dice no pensé que pudiera causarme algún daño.
—La besé
Retiro mis manos de su cara, me muevo buscado la mayor distancia entre nosotros, tratando que mi corazón no lo ame tanto para que deje de dolor.
Supongo que no va a decir más nada, que dejara eso así, que solo la beso por besarla, pero otra vez, dice lo que nunca creí oír de él.
—Me gusto besarla.
Ya no lo puedo mirar, siento como un pedazo de mí se rompe con aquellas palabras que de su boca salieron.
…
—¿Quieres tener una relación con ella?
Una vez dije que si él algún día dejaba de amarme y quería estar con alguien más, yo me apartaría para que él fuera feliz.
—Sí, si quiero tener una relación con ella.
No voy a negar que me siento mal, siento que él buscó algo en ella, que pensó que con nosotras no iba a encontrar y eso me duele, porque yo se lo dije tantas veces, pero él prometió nunca irse. Ya veo que no pudo con una simple promesa.
Le doy la espalda para respirar profundo y decir lo que tengo que decirle.
—Espero que estés bien en tu relación, no te tienes que preocupar por nosotras, ya no nos volverás a ver por el momento.
Al encontrar mi bolso, me voy de esa habitación que hace meses guardaba momentos felices, pero que hoy solo me recuerda un corazón destrozado por un hombre que supuse que era, el amor de mi vida.
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