Nuestra Vida Juntos

Capítulo 4

—Mamá, ¿a que no adivinas que hicimos hoy?

Una sonrisa se forma en mi rostro por la emoción en la que dice eso mi hija.

—Déjame adivinar… —me quedo en silencio haciendo como si estuviera pensando que podría ser—. no sé que puede ser, ¿me dices?

Suelta una pequeña risa y se ubica en mi regazo.

—El lunes vamos a celebrar el día de las madres y pues tu tienes que ir mami —menciona agarrándome las mejillas.

—Claro que iré, Aura.

«Espero recordar llamar a su profesora a ver a que hora hay que ir».

Con cuidado quito sus manitas de mis mejillas y ahora soy yo la que tiene las manos en sus pequeñas y regordetas mejillas rosaditas.

—Oye, mami.

—¿Dime, costalito?

Ella abre la boca llevándose las manos a esta, con evidente indignación.

Aunque no creo que sepa que es eso.

—Mamá, no me digas así, solo papi lo puede hacer.

«Qué favoritismo». Pensé.

Siempre es así y me agrada tanto que los dos se amen como padre e hija.

—Una disculpa ya no lo vuelvo hacer —me disculpé con un poco de gracia en mi voz

Ella se levanta de mi regazo y comienza a caminar por toda la sala con cierta inquietud.

—¿Pasa algo, Aurora?

Al escuchar mi voz camina de nuevo hacia donde yo me encuentro quedando parada delante de mi.

—Es que, papá no a llegado mami y ya son las cuatro de la tarde, hasta Lina se fué, mamá.

Elina o Lina como quieras llamarle es la niñera de Aurora y tiene veinticinco años, a estado con nosotros desde que la pequeña tenía más o menos un año, no tengo quejas de ella porque es muy buena en lo que hace.

La mayoría de las veces ella se va cuando Alonso o yo llegamos a la casa o cuando esta mi madre que le dice que se vaya.

Aurora le a tomado mucho cariño a pesar de que a veces tiene un carácter horrible para ser tan pequeña.

—Pequeña, papá hoy no va a llegar temprano sabes que él a veces tiene que trabajar y hoy es un día de esos.

Veo como el brillo que estaba en sus ojos se va a pagando y comienzo a pesar en una solución rápida.

—¿Qué te parece si llamamos a papá? —dije buscando mi celular en la mesita que estaba a mi lado.

—¿Lo podemos llamar, mami? —inquiere emocionada—. ¡Sí, mami! Llámalo, que quiero hablar con mi papi.

—Claro que sí, mi amor.

Creo que ya lo dije pero no me cansaría de repetirlo, haría lo que fuera para que esa sonrisa nunca se apagara.

Ella se ubica al lado izquierdo del sillón esperando que yo comience a llamar a Alonso.

Marco su número, después de unos segundos se escucha su voz a través del celular

—¿Paso algo malo, Adara? —contesta, notablemente preocupado.

—No a pasado nada malo —me apresuro a decir—, es solo que la niña quería hablar contigo, Alonso.

Escucho como su respiración comienza a controlarse y me siento mal por a verlo asustado cuando seguramente estaba ocupado.

—Okey Ada, pásame a mi pequeña para que hablemos.

Antes de pasarle el celular a Aurora lo pongo en alta voz para saber que es lo que le dirá Alonso.

Le paso el celular y ella con rapidez lo ubica en su pequeña oreja.

—Hola, papi —saluda ella, con una pequeña risa de fondo.

—Hola, mi hermoso costalito, ¿como te estas portando?

Esa sonrisa tan iluminada vuelve a ella y me hace tan feliz.

—Me estoy portada muy bien, papá, ya estoy con mamá y siempre voy a estar bien con ella o contigo.

Es increíble que diga eso, me hace sentir tan llena que no es imposible que mi vista se nuble un poco.

«Me tengo que controlar, no quiero que ella me vea derramando algunas lágrimas por lo que dijo». me regaño internamente.

—Esta bien costalito, pero dime, ¿que querías decirme?

Con cuidado de no soltar el celular pasa su mano por su frente como pensando en que era lo que le quería decirle a su padre en primer lugar.

—Pue... —sin poder evitarlo la corrijo:

—Se dice “pues”.

Al mirarme me rueda los ojos y dice en un tono más fuerte:

—PUE, que quería ir al parque contigo y mamá.

«Que niña».

Algo que desde pequeña tiene Aurora es que no le gusta que la corrijan y mucho menos si esta hablando con alguien.

—Bueno costalito podemos ir mañana que es domingo y ninguno de los tres tiene que ir a clases o hacer algo, ¿te parece?

Veo como los ojos de mi hija adquieren un brillo que solo aparece cuando habla con Alonso.

—Me parece bien, papi.

—Okey costalito, te duermes temprano y dile a tu mamá que llegare un poquito más tarde de lo normal que tenemos muchos pedidos, ¿okey?

—Okey, papi, yo le digo. Te amo, papá.

—Y yo a ti.

Así terminó la llamada, ella me devuelve el celular y ya no está triste ni inquieta como hace rato.

Me levanto del sofá y Aurora hace lo mismo.

—Que te parece si hacemos un pastel para comerlo mañana cuando vayamos al parque.

Sus ojitos vuelve a brillar y me contentan que sea así.

—Si mamá, ¡vamos hacer un hermoso pastel!... —se emocionó cantando lo último y dando pequeños saltos para llegar a la cocina

Voy detrás de ella pensando que debo agradecerle mucho a Dios por ésta hermosa hija que me regaló.



#4486 en Novela romántica
#1261 en Chick lit

En el texto hay: familia, bebes, amor

Editado: 21.06.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.