«Llego tarde, llego tarde, llego muy tarde»
Es en lo único que mi cerebro piensa mientras corro por los pasillos del instituto para no llegar tarde a la clase de doña gruñona, digo la querida profesora de matemáticas.
Giro a la izquierda y dos salones después está el mío.
La puerta estaba cerrada.
«Qué suerte la mía»
Respiro y toco la puerta cruzando los dedos para que la profesora estuviera de buen humor.
Se abre de la puerta y la profesora se asoma con su cara de que le importa mucho quien es.
«Sobre todo eso». Pienso con sarcasmo.
—Señorita Sanper, otra vez tarde, ¿Cuál es la excusa de hoy?
Bueno, para decirles la verdad por alguna razón siempre llego tardes a las clases de matemática, haga lo que haga siempre hay un imprevisto que me atrasa.
—No hay ninguna profesora.
—Qué raro, viniendo de usted.
—¿Puedo pasar a su clase?
Ella me da una mirada por encima de su hombro, pero antes de comenzar a caminar me dice:
—Tome asiento antes de que me arrepienta.
Entro rápido al salón he intento localizar a Mia, y cuando la veo voy a sentarme juntos a ella, nos saludamos y nos quedamos prestando atención a toda la clase.
«Eso intento».
[...]
—Mira rata de alcantarilla, ¡deja de comerte mi comida! —Grita.
Llego mis manos a mis oídos para suavizar un poco su grito en mi cerebro porque estoy a lado de ella al igual que Lion.
Veo como Lion solo le saca la lengua y dice:
—Oblígame loca obstinada.
Ruedo los ojos, sé que Mia lo va a golpear y estaba vez no pienso entrometerme.
—Te voy a matar.
Dejo de prestarles atención cuando siento que mi celular suena y me dispongo a ver quién es:
Es Alonso.
Alonso.
¿Estás en clases?
Yo.
No, ¿Por qué?
Alonso.
Quiero que salgamos un rato, ¿puedo irte a buscar?
Yo.
¿No estás en la universidad?
Alonso.
Estaba, pero ya dieron las clases que iban a dar, así que quiero pasa un rato a solas contigo.
Yo.
Tengo una clase dentro de cinco minutos, pero si quieres ven a buscarme a las dos.
Alonso.
Okay costal mayor, a las dos paso por ti.
Sonrío cuando guardo el celular pensando donde me llevara, hace tiempo que no salimos solos, viéndolo bien han pasado años desde la última vez que salimos.
—¿Te escribió tu amor eterno?
Suelto una pequeña risa para responderle a Mia.
—Sí, dice que me viene a buscarme cuando salgamos de química.
—Qué bonita te vez con esa sonrisa de tonta, espero nunca enamorarme —murmura lo último.
Vemos extrañadas como Lion agarra su mochila y nos da una sonrisa apagada.
—Nos vemos después chicas, voy con los chicos.
Cuando desaparece de nuestra vista Mia se voltea mirarme.
—¿Qué?
—¿Sabes por qué se fue verdad?, ¿o tengo que decirte?
Ruedo los ojos.
—No uses tu sarcasmo conmigo, y claro que lo sé.
Ella alza sus cejas y agita sus manos.
—¿Y...?
Suelto un suspiro.
—Sabes que lo quiero como amigo, no más que eso, tengo una hija y un novio que amo mucho, yo ya he hablado muchas veces con él, insiste en que me va a esperar y de verdad no creo que algún día termine con Alonso.
—Lo sé amiga, pero te lo digo porque no quiero que esto se vuelva más incómodo, ya viste lo que paso con solo mencionarlo.
Asiento, pero no comento nada, así que ella continúa.
—Sé que no soy su persona favorita en el mundo, pero voy a decirle que ponga los pies sobre la tierra, él nunca va a poder competir con alguien con el que tienes una hija y son felices, si de verdad te quiere dejara este tonto enamoramiento para verte como tú lo ves a él, como un amigo.
En ese momento suena el timbre avisándonos que tenemos que entrar a nuestra última clase del día y durante lo que queda de clase ninguna de las dos vuelve a sacar el tema.
[...]
—Nos vemos mañana Mia.
—Hasta mañana Adara.
Al terminar de despedirnos cada una se va en dirección contraria.
Veo como Alonso baja del carro y se ubica en la puerta del copiloto.
Una sonrisa se instala en mi rostro y en la de él también.
Hoy se ve tan guapo, amo cuando se combina su camisa con el color de sus ojos azules.
Cuando llego hasta él me pongo en puntilla intentando alcanzar su mejilla para darle un beso en ella.
Le doy el beso y después intento apartarme, pero él me agarra de la cintura y me acerca a el impidiéndome que me aleje de su cuerpo.
—Hola a ti también.
Al decir eso baja un poco y me da un beso en la comisura de mis labios y después de un par de segundos aparta su rostro y libera mi cintura.
—¿Cómo te fue?
Me aparto un poco cuando lo veo con intención de abrir la puerta del carro para mí.
—No tengo quejas, ¿Cómo fue el tuyo? —pregunte para montarme al carro.
—Me fue bien, conocí a una nueva estudiante. —cierra la puerta para rodear rápido el carro y montarse.
Trago con un poco de dificulta sin saber por qué me incomoda el que él mencione a una chica en nuestro tema.
—¿Por qué la conoces ahora?, ¿si es nueva no tiene que estar en el primer semestre?
—Si costal no estas equivocada, pero ella viene de otra cuidad solamente hizo el cambio para seguir con sus estudios aquí.
—¿Cómo sabes todo eso?
—Porque le pregunte, ¿cómo iba a saber eso si no preguntaba?
Elijo quedarme callada para no seguir con este tema que ya me está empezando a poner del mal humor.
No me malinterpreten me gusta que él se relacione con otras personas y sé que tiene varios amigos al igual que Dante, pero por alguna razón esa chica que no tengo idea de su nombre no me gusta.