Adara.
Una semana y media es lo que llevamos viviendo en el departamento que alquilo Alonso.
Amo nuestro departamento, me hace sentir cómoda, ya no tengo a alguien regañándome si hago la comida a una hora que no era la adecuada o simplemente me levanto un poco tarde, lo bueno es que donde vivimos nos queda cerca todo, tanto de mi colegio como el de Aurora y la universidad de Alonso.
No hemos visitado a nuestros padres desde que nos mudamos, el único que ha venido a saber de nosotros es Dante y ayudarme un poco con Aurora mientras estudio.
Ahora es un poco más complicado para mí, ya que hablamos con Elina que por un tiempo hasta que yo consiguiera trabajo no le íbamos a poder pagar para que fuera la niñera, pero que nosotros le avisamos cuando estuviéramos económicamente bien otra vez.
Alonso ha estado aumentando sus horas de trabajo para poder pagar todos los gastos del apartamento, me gustaría ayudarle, pero yo estoy tan ocupada con el examen de admisión que de cosa me da tiempo de ayudar a mi hija y hacerles la comida.
Mañana es el examen y dos días después de mi graduación, estoy emocionada creo que ya lo vengo comentando desde que se acerca la fecha, pero es imposible para mí no emocionarme por eso.
Aurora el 19 de julio le dan la promoción para pasar a primaria, lo que implica más gastos, pero al menos aspiro a estar trabajando para esas fechas, para que Alonso pueda descansar.
-¿Mami?
Escucho la voz de mi pequeña y salgo de la cocina para dirigirme a la pequeña sala de estar que tenemos, pero que para mí es muy cómoda y acogedora.
-Dime, mi amor.
Ella voltea cuando me escucha hablar y me sonríe.
-¿Qué haces, mami?
También le dedico una sonrisa para rodear el sofá y sentarme junto a ella.
-Estaba terminando de hacer la comida, Aurora.
Ella se vuelve a acomodar como estaba al principio y me mira.
-Mami, ¿hoy vamos a salir con papi? -pregunta.
Comienzo a acariciar su largo cabello castaño oscuro igual al mío antes de responderle:
-No sé, Aura, tengo que estudiar, sabes que mami tiene examen mañana al igual que tu tuviste la semana pasada, ¿te acuerdas?
Ella comienza a mover su cabeza de arriba a abajo en señal de que si recuerda.
-Si quieres le dices a tu papá cuando llegue que te lleve al parque está cerca de aquí, ¿okay?
-Okay, mami, me parece muy bien.
Agarro a la niña desde su cintura con un poquito de fuerza para ubicarla en mi regazo y acariciar su espaldita.
-¿Me acompañas a terminar la cena hasta que tu papá llegue, mi amor? - le pregunte.
-Sí, mami. -Responde con emoción.
La bajo de mi regazo y agarro su mano para encaminarnos a la cocina, ella suelta mi mano e intenta subir a las sillas, así que cuando veo que no lo puede lograr le doy un empujón hasta que lo logra.
Cuando observo que ella está bien ubicada en la silla, doy la vuelta para poder servir el jugo en la jarra, mientras lo voy sirviendo, Aurora comienza a hablarme de distintas cosas.
-Llego una niña nueva hoy, mami.
Arrugo mi entrecejo con extrañes, es raro que ellos casi pasando a primaria incluyan a alguien más, pero bueno.
-¿Cómo se llama?, mi amor.
Escucho como suelta un suspiro y después se queda callada unos segundos antes de responderme:
-Deva.
-Qué bonito nombre. -digo.
-Aja -dice distraídamente -. Mami, ¿es normal que no tengas una mami?, yo te tengo a ti, pero ella me dijo que no tenía una y eso me hizo sentir muy triste.
Termine de servir el jugo al mismo tiempo que ella me terminaba de contar sobre lo que le había dicho la otra niña.
A pesar de la edad de mi hija creo que es muy inteligente creo que lo he dicho varias veces, así que sé que lo que le diga lo entenderá, aunque me gustaría que creciera más despacio.
Me acerco a ella hasta sentarme en la silla que está a su lado.
-Aurora, tengo que decirte que a veces hay personas que no tienen una mamá, por distintas razones ya sea porque se tuve que ir lejos o porque está descansando, mi amor.
-Okay, ¿eso es normal, mami?
Suelto una pequeña risa antes de levantarme:
-Sí, Aurora, eso es normal. -digo mientras le sirvo un vaso de jugo.
-Mami, tengo otra pregunta.
-Dime, Aura. -comente mientras le llevaba el jugo.
-Si un día tu y yo nos fuelamos, muy, muy lejos, ¿papi nos buscaría?
Dejo el vaso al frente de ella e inclino un poco mi cuello a la derecha pensando en la respuesta y también intentando por hoy no corregirla.
-Pues creo que si nos fuéramos lejos -recalco la palabra fuéramos -. Él nos buscaría hasta que nos encontrara, ¿Por qué la pregunta?
-Me dio curiosidad nada más mami.
Ruedo mis ojos y una sonrisa se instala en mis labios.
-Está bien, amor, pero tomate el jugo, y no le vayas a decir a tu papá que te lo di antes de la cena, ¿okay?
-Okay.
Así pasamos la hora, riéndonos y yo contándole a mi hija las anécdotas que tenía con su padre cuando eramos niños.
Cuando el llego serví la comida y comimos como la familia que somos.
No podía ser más dichosa por tenerlos a ellos dos en mi vida.
A partir de aquí verán pasar la historia de ellos un poco más rápido de lo que me gustaría, espero estén bien, besos 💋