Nueva luna ☆

Declaración (parte 2)

Lucía tenía todo listo.

El corazón latiendo a mil. Las palabras escritas. Ensayadas en voz baja frente al espejo, en notas de voz que nunca enviaría. La habitación estaba en silencio, solo interrumpido por la música suave de fondo: “Tu falta de querer” de Mon Laferte, como si el universo quisiera acompañarla en esa noche importante.

Javier le había dicho que estaría libre esa noche. Que podían hablar. Que le hacía ilusión escucharse un rato más, como antes, cuando todo parecía más fácil.

Lucía tenía miedo. Pero no del rechazo.

Tenía miedo de lo que iba a cambiar si decía “te amo”.

Había repasado cada conversación. Cada palabra de Javier. Cada gesto sutil que la hacía sentir especial. Cada vez que él la llamaba "mi niña", como si el mundo se detuviera y ella fuera suficiente. Había creído que el amor se sentía como fuego, pero con Javier era más bien como una lluvia cálida: lenta, constante, transformadora.

Las 10:43 PM. Javier estaba en línea.

Lucía respiró hondo. Tenía el mensaje escrito. Listo para enviar. Cuatro palabras.

"Javi, te amo mucho."

Pero el dedo le tembló antes de presionar el botón de enviar. Volvió a leerlo. Lo sintió demasiado corto para tanto. Demasiado grande para tan poco. Y, sin pensarlo, borró todo.

Volvió a escribir. Esta vez fue más largo. Más íntimo.

"A veces siento que mi pecho no puede contener lo que siento por ti. Me haces sentir vista, querida, incluso en mis días más oscuros. No sé si esto sea amor, pero se le parece demasiado."

Otra vez. A punto de enviarlo. Otra vez… la duda.

¿Qué si no era el momento?

¿Qué si Javier aún no estaba listo?

¿Qué si su confesión arruinaba lo que ya tenían?

¿Qué si, después de todo, el silencio era más seguro?

Lucía dejó el mensaje en borrador. Se tumbó en la cama. Apretó los ojos. Y mientras sus dedos aún temblaban, escribió solo:

—Buenas noches, Javi. Que sueñes bonito.

Esa noche, el “te amo” quedó atrapado en el pecho, esperando otra oportunidad para ser libre. Porque no todas las declaraciones suceden cuando el corazón quiere. A veces, tienen que esperar a que el alma esté lista.

Y Lucía... aún no lo estaba.

¿Quieres que el próximo capítulo muestre a Javier not




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