Rusia, 13 de agosto de 2000.
Una pequeña niña de 6 años camina sola por las calles más peligrosas y pobres de Moscú, va descalza, sucia y hambrienta, no tiene a dónde ir, no le queda más que dormir en algún callejón y con suerte conseguiría alguna vieja caja de cartón donde refugiarse.
Londres 13 de agosto de 2000.
Un pequeño de 8 años, ya ha cenado, se ha bañado y está listo para ir a dormir en su caliente y cómoda cama, sus padres lo abrigan, le leen un cuento, le dan un beso de buenas noches y se despiden.
Dos partes del mundo, situación distintas y un mismo final.