Ojos Escarlata

XV

Otabek llegó con los demás a las afueras del pueblo donde habían seguido a Sara, las casas ya se encontraban bastante alejadas una de la otra y llegaron a un río, pensaban pasarlo pero una repunta los hizo quedarse al otro lado, la corriente comenzó a ir más rápido sin motivo alguno.

- Si no cruzamos la vamos a perder.- dijo Chris buscando algunas rocas.

- Son dos metros, podemos hacerlo.- Víktor retrocedió y fue corriendo ganando impulso hasta lograr saltarlo.

Chris y Otabek se quedaron sorprendidos, pero hicieron lo mismo, el rubio no tuvo problemas sin embargo Otabek era más bajo y aunque logro llegar al otro lado perdió el equilibrio, por suerte Víktor lo tomo de la corbata y Chris del saco evitando que cayera a la brava corriente.

- ¡Que reflejos tienen ustedes dos!- dijo Phichit parado en la rama de un árbol.

- ¡Phichit!- gruñó Chris apuntándole con su arma y disparo.

Phichit salto entre las ramas y cayó entre unos arbustos desapareciendo entre ellos.

- Es bastante rápido el enano.- dijo Víktor frunciendo el ceño.

Mientras observaban a su alrededor tras Otabek brillaron dos luces de color verde y de esto fue Víktor quien se percató primero.

- ¡Otabek cuidado!- grito corriendo hacia el hombre.

Al voltear recibió un golpe que lo lanzó a dos metros lejos de los otros dos hombres, una criatura de piel blanquecina salió de entre las sombras, unas enormes alas de murciélago estaban en su espalda, tenía el cabello rubio y afilados colmillos, se perdió entre los árboles y fue a tomar con su pie el tobillo de Otabek para volar con el. Víktor y Chris trataron de seguirlos, pero una cosa era volar y otra ir por el suelo corriendo entre rocas y raíces saltadas de árboles, el pelinegro trataba de soltarse y un par de ocasiones aquella criatura lo llevo entre las ramas haciéndole un par de rasguños en el rostro, Otabek por fin alcanzo una daga que Chris le regaló y corto el pie de aquella criatura, escuchó un chillido y comenzó a caer entre las ramas, Víktor de un salto logro empujarlo para que no cayera sobre una roca afilada pero ambos rodaron por un pequeño barranco.

- ¡Beka, Víktor!- grito Chris deteniéndose.

- Estamos bien, creo...- comento el peliplata poniéndose de pie y viendo al otro hombre- ¿Estas herido?- lo observó.

- No es nada grave, estoy bien.- le ayudo a ponerse de pie.

- ¡Chris! ¿Confías en mí?- grito Víktor desde abajo.

- ¿A que viene eso?- estaba confundido y buscando una forma de subirlos.

- ¡Solo responde y rápido!- Víktor estaba agitado.

Su oído siempre había sido más afinado y podía escuchar los golpes de enormes patas contra el suelo, si era Phichit probablemente iba convertido en hombre lobo y terminaría matando a Chris además la luna estaba cubierta por nubes.

- ¡Si confío en ti!- dijo el rubio.

- ¡Salta y no preguntes más!- ordenó el peliplata.

Chris lo hizo sin dudar justo en el momento que las nubes pasaban y que unas grandes fauces se cerraron a milímetros de su espalda, un enorme hombre lobo había aparecido de la nada, no era Phichit pues su pelaje era castaño, Otabek y Víktor alcanzaron a atrapar a Chris para que no se hiciera daño al caer y ahí vieron a la bestia volver a ser hombre.

- ¡Has tenido suerte por esta vez cazador hijo de cazadores!- los ojos brillaron como lumbre- La próxima vez clavare mis colmillos sobre esa blanca piel y me tomaré el tiempo de degustar cada parte de su cuerpo.- era un hombre castaño, alto y de semblante tranquilo si no fuera por aquellos ojos llenos de malicia y una sonrisa burlona.

- ¡Suerte con intentarlo!- Víktor disparo y rozo el brazo izquierdo de aquel hombre haciéndolo gruñir.

- Creo que ya lo hiciste enojar.- comento el rubio viendo como el castaño se transformaba.

- Que baje y le pondré el collar para perros.- gruñó Víktor molesto cargando su revólver.

- No te hagas el valiente, mide dos metros, mejor corramos.- dijo Chris jalándolo.

Los tres corrieron escuchando un aullido feroz que les puso los pelos de punta, llegando a un claro se toparon frente a Sara y a otra mujer pelirroja.

- ¡Mila Babicheva!- exclamó Otabek sorprendido.

- ¡Hola Beka!- dijo sonriendo la mujer.

- ¿Cómo puede ser?- Chris estaba atónito.

Víktor estaba observando hacia todos lados buscando una posible trampa y mientras lo hacía vio una sombra grande pasar en el suelo, alzó la vista y vio que era un vampiro de tés grisácea, dejó caer algo y Chris dio un salto del suelo mientras Otabek palideció, era el mismo niño que había llevado a la iglesia para que el padre Seung lo cuidara.

- Gracias por la cena.- dijo el monstruo volviendo a ser humano.

- Estuvimos engañados todo este tiempo, el enemigo estuvo frente a nosotros.- dijo Víktor sacando su arma al igual que lo hacían Chris y Otabek.

- ¡Confíe en usted... Se supone que era un padre!- Otabek estaba siendo consumido por la culpa.

- Soy padre...- aparecieron los dos hombres lobos tras las mujeres- Pero ya no soy religioso, le entregué mi vida al demonio contrariando las leyes divinas ya que me negaron su ayuda cuando más lo necesitaba.- sonrió.

- Tu fuiste el causante de todas las muertes de este lugar.- dijo Víktor enojado.

- ¿Yo? Lo siento cazador, yo soy solo un peón a las órdenes de mi maestro.- dijo Seung sonriendo y volviendo a transformarse en un monstruo.

Los tres apuntaron sus armas, en esos momentos era vivir o morir y estaban dispuestos a todo con tal de salvar a las personas del pueblo, Mila y Sara también se transformaron en algo parecido al vampiro, pieles blancas, con las alas parecidas a las de un murciélago y sus ropas desaparecieron, solo les cubría la piel blanquecina, los hombres lobo gruñeron sacando las afiladas garras.

- Todos tranquilos...- dijo una voz suave y dulce- No hay razón para hacer nada cuando saben que no quieren hacerlo.- una sombra apareció en la rama sobre los vampiros.




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