Ojos Rojos Libro Il : Vendetta

Capítulo XI "El último respiro, antes de la gran ola"

A la orden de mi padre, se arrojaron a la grieta con la intención de atacar a lo que sea que estuviera del otro lado, pero justo antes de tocarla fueron encerrados en burbujas de color rojo. 
—¡Dissaor! —La diosa a la que habían llamado con el nombre de Aradia, apareció entre la grieta y los vampiros —Hablas de que Aradia existe gracias a su gente y ahora los mandas a pelear, sin saber a qué se enfrentan, sus números, ni nada, ¡Párate a analizar antes de atacar! 
Mi padre abrió los ojos, visiblemente afectado por las palabras de aquella mujer 
—Tienes razón —dijo— la defensa de Aradia es buena, tenemos tiempo de planear antes de lanzar un ataque directo, pido disculpas, me dejé llevar por la cólera  
En mi interior me sentía realmente confundida, ¿Quién era realmente esta mujer, que hasta mi padre le escuchaba? 
—Ustedes son el consejo de Aradia, aquellos que tienen el poder para defender esta tierra. Si bien, todos los vampiros tienen inmortalidad, velocidad y pueden adoptar distintas formas de bestias, en los miembros del consejo recaen las kinesis, habilidades que van más allá de las capacidades de un vampiro de esta era, en sus hombros recae la tarea de proteger a los demás, si ustedes mueren, ¿Quién lo hará?, el linaje de Caín se habrá roto, llegará la ruina, desesperación y muerte para todos, los vampiros habrán encontrado su fin 
Nuestro padre dio la espalda a la mujer, ante la mirada de los demás, parecía absorto en sus pensamientos, el silencio se mantuvo en el ambiente por un largo rato, nadie movió un músculo, todos esperaban sus órdenes mientras miraban nerviosamente como la grieta cada vez tomaba una forma más y más definida 
—Lo único que me molesta profundamente, es saber que tienes razón…madre  
Un destello resplandeció a nuestras espaldas, grande fue mi sorpresa al mirarla, pues su forma había cambiado completamente, ahora era más alta, su figura estilizada y perfecta, ojos azul cielo y un largo cabello rojo como el fuego se desparramaba con elegancia sobre su pecho, el vestido dorado había cambiado a uno verde, dividido en variadas telas, finas sedas, terciopelo, tul, se paseaban entre las diferentes tonalidades, desde un verde muy claro, hasta uno tan oscuro como el musgo de las piedras en el río, los hilos dorados le daban un toque divino, pues brillaban con intensidad, ante mí estaba la hermosa figura de la primera humana perfecta, concebida como igual de Adán, Lilith, la madre de nuestro gobernante y progenitor, Dissaor 
—Bien, manos a la obra —Nuestro padre comenzó a caminar, sin volverse a mirar la radiante apariencia de Lilith —Faniel, ¡Trae a Niëth ante mí, de inmediato! 
La poderosa voz de mando, estremeció a Faniel, a duras penas realizó una reverencia y se esfumó en el aire 
—Primero que nada, debemos averiguar quién es el que está detrás de todo esto, su número y localización, Lilith tiene razón, no debemos actuar precipitados, después de todo, eso es lo que esperan que hagamos nuestros enemigos 
Dicho esto cerró los ojos, y se concentró en la grieta, otro largo momento de silencio, todos estábamos expectantes de lo que vería, más allá de las dimensiones, ¿Quién podría estar rasgando el velo de Aradia?, al cabo de un instante volvió en sí, clavó su mirada en mí y luego pasó a Lamec, exteriormente se le veía tranquilo, pero su energía hacia entrever que estaba furioso  
—Esta grieta está siendo creada por tres seres —Un escalofrío recorrió mi espalda, presentía algo muy malo —Judith van Euwen, Thomas Schechter y Naberius, el demonio esclavo de esta familia maldita  
El pecho me dolió, Judith van Euwen, la mujer que había azotado en reiteradas ocasiones a mi madre, el último día que la vi con vida, siendo la mano derecha eterna de Roger, teniendo esta un año menos que él, se notaba a leguas la necesidad de aprobación por parte de ella hacia su hermano mayor, al ser la favorita, siempre se sintió con la autoridad para pisotear a todo el mundo.  
Lamec tomó mi mano, se acercó a mi rostro y besó mis labios, lamiendo el contorno de estos 
—Ten cuidado hermosa, tu sangre no debe ser derramada tan fácilmente 
Me había mordido un extremo del labio sin darme cuenta, la rabia a veces me enceguecía, todo lo que tuviera que ver con los van Euwen lo hacía. Lilith caminó hacia mí y se colocó a mi altura, me sentí pequeña a su lado, siendo ella incluso más alta que Lamec, ahora entendía de donde había sacado la altura nuestro padre 
—Siento en ti, una gran fuerza dormida —Tomó entre sus manos mi rostro y al acercar el suyo sentí una especie de click en el entrecejo, como si algo se hubiera conectado entre nosotras—Debes aprender a controlar tus emociones, mientras más fuerte estas sean y mejor enfocadas vayan, más fuerte será tu poder. Hasta ahora fuiste capaz de apretar el cuerpo de alguien usando su sangre, contrayendo sus vasos sanguíneos, pero concentrada, puedes hacer explotar a un ser, tal como lo hiciste con Richard, si logras concentrarte aún más, puedes causar el exterminio de una fila entera de humanos y vampiros por igual, recuerda mis palabras en la hora oscura y Aradia triunfará 
Faniel llegó acompañado de Niëth, este último no levantó la vista ni volteó a mirar a nadie, mi padre lo observó con enfado al inicio mas pronto suavizó su expresión  
—Tú dudaste de mi hija y al hacer eso, también dudaste del consejo, pero te daré la oportunidad de enmendar tus actos, mientras ves con tus propios ojos, que mi amada hija es una de nosotros, y ya dejó atrás todo rastro de humanidad, sin mencionar que ella jamás tuvo un lazo afectivo con esa familia 
—¡Pe…pero Señor! 
Bastó una sola mirada de mi padre, para cortar tajantemente cualquier intento de protesta por parte de Niëth 
Faniel se acercó hacia el asustado vampiro y tomó su mano, ambos se miraron dulcemente, como pocas veces en mi corta existencia en este mundo, he visto  
—Si Niëth debe enfrentar un peligro, le pido me permita a mí también acudir a su lado 
—Bien—asintió mi padre —podrán ir juntos, si así lo desean, el plan es el siguiente: 
Lamec, tú te encargarás de Naberius, Faniel y Niëth, ustedes irán tras Thomas Schechter, es un cazador de aquella molesta organización que ha sido convertido en vampiro y es controlado por Roger van Euwen, con sus habilidades combinadas no deberían tener problema, pero no se confíen, es un ser de temer. El lugar donde se encuentran es un bosque, al extremo más alejado de Verdante, deben separarlos, dividan y vencerán 
En ese momento se volteó hacia mí, asentí de inmediato, sabía cual era mi tarea, mientras el resto atacaba a los demás, yo me encargaría de Judith van Euwen 
—Haleth estará contigo Pandora, así que si se te dificulta el enfrentamiento, acudirá en tu ayuda, sin mencionar que yo mismo estaré vigilando todo, nada me pondría más feliz que ayudarles, pero se que tú tienes asuntos pendientes con esa familia, y Lamec tiene una sed de venganza más fuerte incluso, que cualquier objeción que yo ponga, por lo que en esta oportunidad, seré un espectador, a no ser que las circunstancias ameriten lo contrario. 
Lamec me atrajo hacia él, rodeó mi cintura con sus brazos y acercó su rostro al mío  
—Prometo acabar con ese demonio tan rápido como me sea posible, de todas formas no te quitaré los ojos de encima y si veo que corres peligro, iré de inmediato a tu lado 
—Recuerda, que los demonios no pueden ser destruidos—dijo Lilith—Son seres creados por el dios de la luz, por lo tanto, aunque destruyas su cuerpo etérico, su núcleo está ligado a la existencia de su creador 
—Lo sé—admitió Lamec—Pero si logro debilitarlo o dormirlo, puede ser sellado en las raíces de Aradia, un lugar del que jamás podrá salir  
—Me gusta como piensas—Lilith le sonrió—supongo que puedo ayudarte, pues yo también soy creación de aquel Dios, y aunque he sido expulsada de sus dominios, he compartido con ángeles y demonios por igual 
Dicho esto, la hermosa mujer tomó un mechón de su cabello y lo cortó, en sus manos hizo aparecer una pequeña botella de cristal transparente, colocando el mechón dentro de esta, lo tapó, agitó siete veces el frasco y murmuró algo en una lengua desconocida para mí, luego se lo entregó  
—Rocía a Naberius con este elixir, lo debilitará al punto de no poder atacar ni moverse, solo entonces podrás arrojarlo al sueño eterno, pues lo que ven allí no es su cuerpo físico real, es una proyección de este, el elixir atraerá todo su ser hasta acá, para mayor seguridad, materializa cadenas de plata y oro a su alrededor, mermará aún más sus fuerzas y no podrá escapar  
—Muchas gracias—Lamec hizo una reverencia hacia la mujer —Toda ayuda es bien recibida  
—Lamento no poder ir con ustedes, pero mi hijo sabe que estoy siendo perseguida en el mundo de los humanos, aquellos cazadores de “Alas de luz" no me dejan en paz, y sus juguetitos van en perfeccionamiento, con el pasar del tiempo  
—Podrás esconderte en Aradia por un tiempo, pero si debo realizar un pacto con esa organización para que dejen en paz a mi gente, tendrás que irte madre  
La tensión que venía desde mi padre era notoria, algo había ocurrido entre ellos que había causado la desaparición de sus lazos maternales, pero no me concierne preguntar nada  
—¡La ruptura se está agrandando, debemos actuar ya! 
Haleth se mostraba impaciente, el general de Aradia, un soldado digno de temer y motivo de pesadillas para muchas criaturas, verdaderamente era un honor pelear a su lado  
Faniel nos envolvió a todos en un resplandor azul, debíamos aparecer atrás de nuestras víctimas y atacar sin piedad. No nos tomó nada encontrar nuestro blanco, ahí estaban esos tres, Judith atrás dando órdenes mientras miraba. Naberius era quien usaba su poder demoníaco para causar la fisura, apoyándose en un instrumento que portaba el mismo símbolo que Tom solía llevar en el brazo  
—Usan la fuerza del demonio junto a un arma encantada—dijo Haleth mientras observaba cuidadosamente el lugar—Señorita Pandora, tengo entendido que usted tiene la capacidad de detectar en grandes áreas la presencia de otros seres, por favor, verifique eso 
Asentí y cerré los ojos para hacer lo que me había pedido, una vez que hube confirmado que nadie se encontraba a nuestro alrededor, abrí los ojos y se lo informé al grupo 
—Solamente estamos nosotros y ellos, no siento la presencia de nadie más  
—¡Perfecto! —exclamó mi padre—Todos tienen sus instrucciones, ¡Localicen su blanco y ataquen! 
Hicimos una reverencia al unísono y nos dividimos, debíamos separar a nuestros objetivos para que no pudieran prestarse ayuda mutuamente. Los primeros en atacar fueron Faniel y Niëth, este último arrolló a Tom con una tacleada directa a su abdomen, arrastrándolo hacia los apretados árboles del bosque, Naberius hizo el ademán de huir pero Judith no se lo permitió  
—¡Continúa tu hechizo, basura! 
El rostro de Naberius se llenó de ira, pero acató la orden, fue entonces cuando Haleth y yo decidimos que era el momento para atacar, le di una última mirada a Lamec, quien me sonrió notoriamente impaciente y salimos rápidamente en dirección a Judith, Haleth la tomó por el brazo y dándome la mano, nos transportó a una dimensión diferente, en la cual se encontraba un enorme bosque de altos y frondosos árboles. 
La mujer volteó a ambos lados, buscando un punto de salida, al no encontrar ninguno, pretendió mostrar una falsa seguridad y dio cátedra mostrando su altanería  
—¿Acaso no saben quién soy yo? — dijo, a la par que nos clavaba una mirada asesina—¡Soy Judith van Euwen!, mano derecha de Roger van Euwen, unas escorias como ustedes, jamás podrá vencerme 
Haleth se encontraba de pie a mi lado, sin mover un músculo ni separar la mirada de ella, parecía estar analizándola de pies a cabeza, al cabo de un momento su voz resonó en mi mente: 
“Señorita Pandora, la dhampir que está en frente a nosotros usa kinesis grado dos, controla la nieve y el hielo, puede crearla pero su punto fuerte es en estado natural de estos dos elementos, su punto débil son sus manos, sin ellas no puede crear ni manipular nada” 
Me sorprendió la exactitud con la que Haleth podía evaluar a sus enemigos, sin duda alguna era digno de ser un general, y la mano izquierda de mi padre.  
Sin mediar palabra alguna, me lancé al ataque, no debía permitir que materializara nieve, la tomé por ambas muñecas, sujetando con fuerza, ella intentaba zafarse de manera  infructuosa, su fuerza física era menor a la mía, esto me daba una ventaja enorme, pero no podía confiarme por eso 
—¡Maldita mocosa de mierda! —bufó —Si ese demonio de pacotilla hubiera hecho su trabajo cuando debió, ¡Tú ya no estarías existiendo! 
Estaba por ejercer la presión final para romper sus muñecas, cuando algo me golpeó fuertemente, haciendo que mi espalda chocara contra una enorme roca, era Tom, miré hacia atrás, no había rastros de Faniel y Niëth por ningún lado, Thomas llevaba su espada en la mano, seguramente la había usado para abrir se paso a la dimensión que creó Haleth y no dudaría en atacarme, afortunadamente fue detenido por nuestro general, las ramas de los árboles crecieron como enredaderas que sujetaron al recién llegado, no me detuve a mirar nada más, sabía que Tom no tenía oportunidad contra él y mi objetivo era mucho más importante. 
Me incorporé y nuevamente fui al ataque, con toda la confusión y al haberse liberado, Judith invocó una gruesa capa de hielo, cubriendo toda la superficie al igual que los árboles. Sabía que todo lo que cubriera podía ser usado como un arma en mi contra, con un solo movimiento de sus manos, del suelo salieron múltiples estalactitas, tan filosas que de haber caído una hoja la habría partido a la mitad de inmediato, no importaba si al esquivar subía a los árboles o a las rocas, no había lugar sin cubrir por aquella estela mortal  
—¡Te destrozaré! —Chilló furiosa—¡Jamás volverás a ser una molestia para Roger! 
Acto seguido las estalactitas doblaron su tamaño, y cubrieron hasta la última partícula libre en el suelo, además, a medida que crecían y se extendían persiguiendo mis movimientos, salían más estalactitas desde las mismas, formando una estructura caótica de filoso hielo. Convertí mis manos en metal y comencé a cortarlo , cayendo este y haciéndose pedazos de forma estrepitosa en el suelo; el sonido del golpe resonó en mis oídos, pero también en los de ella, que siendo mitad humana, tenía menor resistencia, cerró los ojos y se tapó los oídos con ambas manos intentando mitigar el ruido, había encontrado una debilidad , aprovechándome de su propia habilidad. Al cabo de un momento, nuevamente comenzó a crear más y más hielo, llegando a cubrir hasta casi la copa de los árboles, fue entonces que visualice en mis manos aquella espada que me había auxiliado en el laberinto de Aradia y logrando que se materializara lancé dos cortes hacia abajo, convirtiendo el hielo en múltiples fragmentos, Judith van Euwen, gritó del dolor y la desesperación que le provocaban estos pequeños trozos rompiéndose en mil pedazos, aprovechando el momento que bajó la vista para taparse los oídos me dejé caer hacia ella, cercenando su cabeza, la cual rodó por el suelo tiñendo la blanca nieve de rojo carmesí. El cuerpo cayó pesadamente y lentamente el viento comenzó a llevarse las cenizas de su cuerpo sin vida, que en un segundo se había esfumado, su ostentoso apellido del cual se vanagloriaba ahora no le servía de nada, pero no tenía tiempo de compadecerla, debía regresar con Lamec. 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.