NO ES NECESARIO QUE ME AMES
Nathaniel no podía contar los años que pasó lejos de su familia, siempre estuvo viajando y estudiando en diferentes universidades del mundo, pronto cumpliría 24 años y ya tenía dos títulos universitarios, sus padres le habían exigido que regrese a casa para celebrar su cumpleaños y finalmente presentarlo como el heredero de la gran Industria de sus padres. Aunque no quiso tuvo que aceptar, quiera admitirlo o no, hizo lo que quiso desde que salió de la secundaria, cumplirles ese capricho a sus padres no lo mataría, además era tiempo de regresar, hace muchos años que no visita la tumba de su dulce Mehmet, su omega destinado que lamentablemente se llevó su corazón con el.
En cuanto bajo de su avión privado, vio al nuevo mayordomo de su familia, según se entero, el anterior se había retirado, dejando su puesto a su hijo.
— bienvenido joven Nathaniel, mi nombre es Magnus, el nuevo mayordomo de la familia Monteros —se presento inclinando levemente la cabeza hacia abajo.
— tu padre siempre me dijo que su hijo era muy estricto con las reglas ¿es eso cierto? —cuestionó divertido por la actitud tan elegante del mayordomo.
— mi padre siempre hablaba demás joven. —esquivo el tema el joven mayordomo que a juzgar por su apariencia parecia tener la misma edad que Nathaniel, quizás un poco más mayor, solo un año o dos.
— vamos —Nathaniel suspiro y el mayordomo abrió la puerta de la limusina que lo esperaba.
Se subió y espero a Magnus, luego el chófer partió inmediatamente, por otro lado el mayordomo saco una tableta donde empezó a repasar el horario de Nathaniel.
— sus maletas serán llevadas a la mansión en un auto separado, los regalos que trajo para su madre serán llevados a la habitación de regalos —repaso Magnus— en dos horas debe presentarse en la oficina del señor William, lo espera para hablar asuntos de negocios, su madre también estará presente, un diseñador vendrá por la noche para medirle su traje de mañana, la lista de invitados de su fiesta de cumpleaños está sobre el escritorio de su antigua sala de estudio que ahora es su oficina, está todo renovado, el Chef de su familia me pidió de favor solicitarle que pase por la cocina temprano en la mañana, para que los sirvientes de la casa le canten un feliz cumpleaños más personal y privado, todos aquellos que lo vieron crecer desean celebrarle esa pequeña reunión
— bueno, dile al Chef que iré —Magnus asintió— ¿algo más?
— nada, joven Nathaniel
— tengo dos horas libres entonces —miró a su chófer— Ivor porfavor llévame a una tienda de flores
— si, joven Nathaniel.
— joven ¿qué piensa hacer? —cuestionó inmediatamente Magnus.
— iré a visitar a mi omega —Nathaniel sonrió— hace tiempo no lo veo
Magnus quiso preguntar quien era el omega afortunado, pero se mordió la lengua antes de hablar, el mejor que nadie sabía que el joven Nathaniel no tenía algún omega desde aquel incidente en su juventud, su padre le había contado todo al respecto, la tragedia del futuro heredero de la familia Monteros.
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En cuanto Nathaniel llego al cementerio, fue con calma hacia el lugar donde su amado residía, la caminata fue lenta y pasada, cada paso parecía que lo dirigía a la cruda realidad que ha enfrentado desde que Mehmet se había ido. Cuando encontró la lápida de su amado, vio las flores frescas a su alrededor, seguro los padres de su omega aún visitaban aquella lápida, después de todo, su amado, era el único hijo que ellos tenían y tuvieron.
— hola mi amor —dejo el ramo de flores en un gran jarrón de cristal frente a la lápida, junto a las demás que estaban ahí— regrese... sabes, viajar fue increíble, seguro estuviste al principio de mi viaje y luego... bueno, conocí a muchas personas, estudie dos carreras también, quise superarme tal y como siempre quisiste... estaré aquí desde ahora así que siempre vendré a visitarte, no te preocupes ¿si? Estoy muy bien, el doctor dijo que mi salud esta mejor que nunca, como a mis horas y duermo lo suficiente, aunque todavía hay noches donde no puedo dormir... extraño que me cantes... tu voz... me acompañaba en sueños... ahora solo me quedan tus audios... Los he repetido tantas veces que me se de memoria las canciones y tus tonos de voz, es agradable escucharte... sobre todo esas noches que no puedo dormir
Nathaniel creyó que sus lágrimas se habían acabado, pero se había equivocado, ahí estaba, llorando de nuevo, su alfa interno le exigía enterrarse junto a su omega, se retorcía de dolor al observar el nombre de su amado en aquella lápida, le reprochaba una vez más lo débil que era, lo inútil que fue al no poder proteger a su omega, el también se sentía triste, estaba destrozado, pese a los años, el dolor aún no desaparecía, seguía ahí, persistente, pero tuvo que aprender a vivir con ello, si aún seguía en ese mundo, era para recordar a su omega, ese pensamiento era lo único que lo mantenía vivo y evitaba que cometiera una locura.
— te extraño... no sabes cuanto te extraño... ¿Porqué te fuiste? ¿Porqué no me llevaste contigo? —reclamó molesto— ¿Porqué me dejaste?... —era inútil reclamarle, lo sabía, pero aún así, no pudo evitar llorar y molestarte al mismo tiempo.
Extrañaba a su omega, se sentía muerto en vida desde que Mehmet se había ido, cada mañana al despertar solo se sentía más amargado, solo deseaba que todo acabará pronto, para ir al lado de su amado. Estuvo casi dos horas enteras frente a la lápida, observando el nombre de su amado grabado en esa piedra, aveces se engañaba a si mismo pensando en que todo era una pesadilla, que despertaría llorando y que Mehmet le daría un beso en sus mejillas para luego abrazarlo, acunarlo con sus feromonas y cantarle, tal y como siempre solía hacer cuando el tenía pesadillas, sabía que era un pensamiento tonto, pero la esperanza, era lo último que se podría perder en un océano de dolor.