VAMOS A CASARNOS
Adara no sabía que decir, sus planes originales fueron solo ir esa noche, liberar feromonas, ir a su departamento y luego regresar a trabajar, no tenía planeado enfrentar a Daniel, no todavía.
- Daniel... no pensé que estuvieras...
- ¿despierto? Si, te estuve esperando
- ¿necesitas algo?
- hablar.
La alfa asintió y mirando al suelo se sentó en la única silla que estaba al lado de la cama del omega.
- primero, se lo que paso... -Daniel estaba nervioso- así que, no necesitas explicarte
- si.
- gracias, supongo -el omega miró sus manos- mis padres estaban muy preocupados, yo, no recuerdo mucho, pero mi omega interno a estado alerta, así que debió ser muy doloroso
- fue algo así.
- aún así, eso no te excusa de lo que sucedió -Adara miró sorprendida a Daniel- me marcaste, sin mi permiso
- es que-
- no necesito oír más excusas -Daniel corto, era doloroso de solo recordar lo que sus padres le contaron, se sentía humillado, fue marcado sin su permiso, justo cuando se prometió ser un omega más fuerte- nos casaremos, no puedo ser una vergüenza para mis hermanos, ya no voy a esperar -miró a la alfa con determinación- no esperare a que me abandonen de nuevo, así que vamos a casarnos Adara
La alfa aún desconcertada solo bajo la vista al suelo y asintió dócilmente.
- si es lo que deseas, haré los preparativos.
- no es necesario, mi madre se encargará de todo -negó el omega- pagaras caro tu pecado Adara, te creí una alfa diferente, pero eres igual que el resto
- Daniel, yo-
- me decepcionas Adara, te aprovechaste de mi, no te perdonaré eso, nunca.
- entonces ¿porqué te casaras conmigo? Solo, abandoname
- lo haré solo por mi familia, no quiero morir, no quiero ser marcado en contra de mi voluntad de nuevo, no quiero infidelidades, ni que vuelvan a usarme -Daniel miró a la alfa con tanta frialdad que Adara miró de nuevo al suelo- me haz marcado, toma la responsabilidad o de lo contrario, te undire en la cárcel ¿lo entiendes?
- si.
- bien, ahora porfavor vete
Adara se levantó de su lugar y se fue en silencio, no levantó su vista del suelo en ningún momento, se sentía destrozada ¿porqué? ¿Porqué le pasaba esto? Se supone que Daniel sería su felicidad, su luz, su vida, pero ahora, comenzaba a convertirse en su tormento.
- cambiará, todo, volverá a la normalidad, es mi culpa, esta bien, ser odiada por el -se repitió una y otra vez esas palabras como un mantra, tratando de convencerse a si misma de que todo pasaría.
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[2 meses después]
- mi señora, llegó una invitación
- ¿invitación? ¿De quien?
- su hija, la señorita Adara
- dame eso -Dalia tomó la invitación con ansiedad, el sobre era blanco, con el dibujo de dos cisnes- ¿tan pronto? -leyó el contenido del sobre y de inmediato miró a su sirvienta que aún seguía esperando frente a ella- llama a mi madre
- si
Dalia no sabía que pensar, su hija se casaría en un mes aproximadamente, pero, no le dijo nada, incluso la invitación no fue mandada por su hija.
- ¿qué necesitas hija? -Cataleya abuela de Adara y madre de Dalia entró al despacho con una copa de vino en mano.
- Adara va a casarse
- ¿tan pronto?
- eso fue lo mismo que pensé -Dalia le paso la invitación- ni siquiera ella mandó la invitación, fueron los Genova
- ¿será que Adara no quiere vernos en su boda?
- no lose, ella no actuaría de esa manera
- mandare a investigar que esta sucediendo, no le digas nada a los niños
- ellos irían tras su hermana, madre, no diré nada.
- bien.
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La vida de Adara no había cambiado mucho, seguía siendo la misma, solo había un pequeño cambio, se había mudado de su departamento a una mansión que los padres de Daniel le regalaron a su hijo, como estaban comprometidos tuvo que mudarse con el, ese era el único cambio en su vida.
- ¿sigues trabajando? -Julio le cuestionó, era el nuevo secretario de Adara, tuvo que despedir a su anterior secretaria porque Daniel se lo había exigido- va a enfermarse señora Sinensis, sigue siendo joven, pero debe cuidarse
- tengo muchos pendientes Julio, usted siempre viene temprano, lo felicito -Adara se río levemente, aunque sonó muy fingido- ¿cómo está su esposa?
- ayer fue su cumpleaños número ochenta, celebramos toda la noche con nuestros nietos, está muy feliz, gracias por preguntar
- olvide mandar un regalo, disculpe -la alfa se acordó.
- no se preocupe, más bien, debería ir a su casa, tómese el día señora, yo puedo hacerme cargo de sus tareas
- ¡no! -Adara grito asustando a Julio, el pobre beta la miro sorprendido- digo, no, perdón, es que... yo, estoy bien, no necesito volver
- no va hace dos días, su omega debe extrañarla, señora -Julio la veía fijamente, Adara se puso nerviosa, sabía que si secretario informaría a los padres de Daniel.
- iré esta tarde.
- bien, me retiro -Julio se despidió y fue a hacer su trabajo del día.
Adara se estaba quedando sin excusas, ella no quería regresar a casa, porque, ahí, hacía demasiado frío.
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Cuando terminó la jornada laboral de Adara, salió de su oficina con un solo maletín en sus manos, en cuanto puso un pie fuera de su edificio, dos alfas con trajes negros se pararon frente a ella.
- señora Adara, la estábamos esperando, la llevaremos a su casa, de manera segura. -ambos hablaron al mismo tiempo.
- si.
Sin poder oponerse la subieron a la limusina que esperaba frente al edificio donde trabajaba, iría, directo a esa mansión.
El viaje ahí fue de casi treinta minutos, le abrieron la puerta en cuanto el auto paro así que bajo rápidamente, frente a la puerta de la mansión la esperaban dos sirvientas junto a Daniel.