MENTIRA BLANCA
La vida siempre estará llena de habladurías, los seres más cercanos a ti pueden hablar a tus espaldas y envenenar los oídos de aquellos que te rodean, solo para su beneficio propio.
Nunca sabrás de dónde viene la traición hasta que llegue, hacer caso de los rumores, creer ciegamente en las personas que confías, puede ser tu más grande error, sin embargo, cuando todo sucede, te preguntas ¿qué es más doloroso? ¿El tener un corazón roto o el saber que le haz hecho pedazos el corazón a alguien?
¿Qué viene después? ¿Culpa? ¿Arrepentimiento? ¿Añoranza? ¿Miedo?
— ¿porqué me hiciste esto? —culpar a otros, es la reacción más esperada de los cobardes— ¿porqué mamá? Confíe en ti, yo, le arruine la vida a alguien, pensé que la hacía pagar, pero, todo este tiempo, solo envenenaste mi oído, le echaste más leña al fuego de mi irá, dejaste que me cegara con el miedo y la decepción, con el odio ¿porqué?
— eres joven para entender —el omega mayor negó mientras fumaba un cigarrillo gris, igual a su corazón— es mejor tener a los alfas en nuestras manos, tienes una alfa buena, solo úsala, busca otra alfa cuando ella muera, así de simple
— tu no entiendes, yo la amaba ¡amaba a Adara! —gritó aún conteniendo sus lágrimas.
— ¿tu amor se acabó? —cuestionó él omega.
— no, es que... —Daniel no pudo decir nada más.
Hace tan solo unas horas, su mundo se vino abajo, se hizo pedazos y ya no le quedaba nada.
Primero, confronto a Finig, este al verse descubierto, lo abandono, se fue tal y como llegó, aunque antes de irse se burló de él.
"Eres un omega tonto, solo por la calentura de tu cuerpo te dejaste llevar y tontamente me amaste, que estúpido, echaste a perder lo único bueno que tenias, ahora no tendrás nada"
Después, busco a su madre, quien le contó la verdad, aunque a regañadientes, su mundo se acabó, Adara se fue, el cachorro en su vientre, muy posiblemente sea arrebatado de su lado, todo debido a sus errores.
— asume tus errores Daniel, no me hagas perder el tiempo, yo arregle tu vida, ahora, hazlo tu —su madre, tan frío y cruel— debiste cerrar las piernas hijo mío, así hubieras vivido una vida pacífica con esa alfa, serias igual de feliz como tus hermanos
Y sin más, su madre también lo abandono, no le quedaba nada, estaba solo.
— me dijiste "A tu lado puedo ser feliz" pero, te destroce Adara... no fuiste feliz...
Después de la cobardía, solo queda llorar, porque es lo único que podemos hacer, en tiempos difíciles.
.
.
.
.
Las mentiras blancas son aquellas que creemos le hacen bien a alguien, Emiliano era fiel creyente de ello, quería mentirse a sí mismo, diciéndose de que lo que estaba haciendo, estaba bien.
— ¡Mami, volviste! —su pequeña cachorra lo abrazo, ella era realmente adorable, su cabello era rubio igual al suyo, aunque los iris de sus ojos eran de un hermoso violeta, debido al síndrome de alejandria que de una manera extraña heredó de él.
Su pequeña era fruto de su primer amor, se enamoró de un colega en el hospital donde trabajaba, aunque su ex-esposo era un beta, lo trató de la mejor manera posible, hasta que falleció debido a un accidente o mejor dicho, un asesinato, un paciente que era reo de una cárcel de alfas, tratando de huir lo tomó de rehén y al final todo acabó en tragedia, él había fallecido sin enterarse que tendrían una hija, como omega fue difícil sobrellevar su embarazo, pero sus colegas jamás le dejaron solo y pudo salir adelante.
— princesa ¿comiste? ¿Qué hiciste todo el día? —cuestionó cargandola— ¿cómo te fue en el kinder?
— ¡todo super! ¡madre me ayudó! ¡mis amigas estaban celosas! ¡dicen que madre es muy bonita! —la pequeña relató contenta— ¡la profesora me felicito por hacer una pintura de madre!
— ¡que bien! ¡mereces unos dulces!
— ¡si! —la pequeña sonrió de oreja a oreja.
— no te dejes engañar —esa voz resonó en la sala de visitas, ahí estaba Adara, vestida con un delantal de cocina— ya le compré sus dulces
— ¡madre! ¡no! —la pequeña hizo un puchero— eso era secreto...
— lo siento saltamontes, pero no puedes engañar a mami bajo mi guardia —la alfa sonrió con superioridad.
— ¡me vengaré! —declaró la pequeña bajando de los brazos de su madre omega y corriendo hacia su habitación.
— no me molesta comprarle más dulces —Emiliano sonrió dejando su bolso en uno de los sofás más cercanos— ¿te ayudó a cocinar?
— no, ya tengo todo listo, esta vez seguí la receta paso a paso con ayuda de Hana —Adara se dirigió a la cocina siendo seguida por Emiliano.
— huele bien —mencionó el omega observando a la alfa servir pasta en un plato plano.
— tengo un don, supongo —Adara río— ve a cambiarte por tu pijama, te llamaré cuando sirva todo en el comedor
— no es necesario, te ayudo —Emiliano de inmediato se dirigió a sacar los cubiertos y copas para tomar agua o jugo, en su caso, algo de gaseosa.
— ¿cómo estuvo el trabajo? —Adara cuestionó mientras servía pasta en un plato pequeño de plástico que tenía forma de pato— ¿tus internos te siguen dando problemas?
— hoy confundieron el expediente de dos alfas, fue un problema saber que alfa recibió que medicamento —Emiliano suspiró cansado— pero van mejorando, se esfuerzan
— me alegra oír eso —la alfa asintió— tu trabajo es importante para nuestra familia, pero debes ser feliz con ello
Emiliano dejo de acomodar los cubiertos y miró a la alfa, esta miraba fijamente el plato en forma de pato de Hana.
— Adara, no pienses en eso nuevamente, porfavor —se acerco a ella y la abrazó por la espalda— incluso si se vuelve una carga, seguiré trabajando por ustedes, mi familia
— pero... soy una mala alfa, no puedo darte la vida que mereces, todo porqué yo... —Adara no pudo hablar más por el nudo en su garganta, las ganas de llorar la estaban sobrepasando— trabajas todo el día, no puedo ayudarte, yo... yo... quisiera ser útil para ti...