FELICIDAD EFÍMERA
La vida te golpeará una y otra vez, cada que vez que te levantes volverá a golpearte sin temor alguno, es solo tu decisión si decides levantarte, pero es doloroso, nadie golpeará tan fuerte como la vida, nadie va a lastimarte tanto, pero también, en ciertas ocasiones te trae felicidad, te da un descanso y puedes ser feliz por un momento efímero.
— Mami, ya es muy tarde —Hana bostezo cansada, habían estado en la sala de su casa esperando a su madre, pero ella no llegaba y ya eran las una de la mañana— ¿Vamos a dormir? —cuestionó con esperanza.
— ¿Qué? —Emiliano seguía ido del mundo, miró el reloj y vio que efectivamente eran las una de la mañana con treinta y cinco minutos— Lo siento, no vi la hora
Cargo a su pequeña hija y la llevó a su habitación, la arropó y la pequeña se durmió apenas tocó la cama.
— Lo siento Hana —Emiliano se sentía culpable, su ansiedad no lo estaba dejando pensar claro, debía reponerse.
Regreso a la sala y se sentó en el sofá más cercano, seguía esperando, como un tonto, a esas alturas, Adara debió regresar con Daniel, no volvería, lo sabía pero no podía dejar de tener esperanza.
— Si solo pudieras regresar...
Había decidido ser honesto, pero la vida no esperaba a nadie, menos a alguien como él ¿Qué pensaba? Tiene una hija, una alfa dominante no podría aceptar al cachorro ajeno, solo traería problemas a futuro, Adara debió presentir su mentira desde antes, seguro se burlaba de él.
— No, ella no es así... —si en el mundo había alguien que podía aceptar el cachorro de alguien más, era Adara, una alfa dominante muy gentil, insegura, apasionada y sobre todo, decidida.
Esperaría por ella, el tiempo que sea necesario, ella tenía que volver, incluso si no regresará para quedarse, volvería a despedirse y enfrentar las cosas como es debido.
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— Ya lo sabiamos de ante mano —Dalia, madre de Adara suspiró cansada— Mientras tu recuperación se llevaba a cabo, nuestros abogados iban a iniciar una demanda, pero en vista de la nueva situación —miró con rencor a Daniel que estaba sentado al lado de su hija— ¿Estás segura Adara? El juez a cargo de este caso será Guillermo, es amigo mío y te dará la custodia —mencionó ignorando la existencia de Daniel.
— Estoy segura madre —la alfa menor asintió— Es mejor de esa manera, además, no tendría la custodia por mucho tiempo, los derechos de los omegas son cada vez más fuertes debido a los movimientos y lo sabes, la defensoria del omega no se va a quedar quieta, solo buscarían quitarme a mi cachorro y dárselo a Daniel, solo seria una situación terrible y el afectado sería mi bebé
— Eso es cierto, la defensoria no va a quedarse callada —Dalia miró a su madre Cataleya, esta solo observaba a Daniel fijamente.
— Aceptaremos el trato —mencionó la anciana— Pero, Daniel jamás deberás volver a lastimar a mi nieta, hazlo y me aseguraré personalmente de que ese cachorro quede huérfano de madre
— Si, señora... —él único omega presente asintió.
— Eso es todo entonces, no nos vamos a involucrar más —Dalia suspiró con tristeza, miró a su hija quien no dejaba de verla— ¿Estás segura Adara? Esta vez, no voy a abandonarte, te apoyaré, elijas lo que elijas
— Lose madre —la alfa joven asintió— Pero estoy segura de mi decisión, es mejor así
— Bien, entonces, retirense —ordenó Dalia.
Daniel y Adara se levantaron y salieron del despacho de la madre de la alfa, el silencio entre ellos era incómodo, más para él omega que seguía nervioso. Al salir de la enorme mansión, el auto de Adara esperaba en la puerta junto al mayordomo del lugar, ella le hizo una señal y este se retiro.
— Vamonos —indicó la alfa y subieron al auto.
Daniel estaba tranquilo, las cosas salieron mejor de lo que imaginó, esperaba que su suerte se siga manteniendo intacta.
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Emiliano se sentía demasiado cálido, la manta que lo envolvía era de peluche, era reconfortante estar de esa manera en su cama después de un día tan largo como el de ayer.
— ¿Mi cama? —se cuestionó confundido ¿Qué hacía en su cama? Los últimos recuerdos de Emiliano eran estar sentado en el sofá de su sala.
— Duerme un poco más —esa voz murmuró muy cerca de su oído.
Fue entonces cuando noto los brazos que lo rodeaban, eran los de Adara, ella había regresado y lo abrazaba de cucharita, como casi todas las mañanas.
— ¿Cuándo regresaste? —cuestionó de inmediato.
— Por el amanecer —ella respondió honestamente— Revisé mi celular, te envíe un mensaje avisando que no podría ir por Hana, pero parece que lo escribí pero no lo envié, lo siento
— Fue un susto horrible... —Emiliano estaba lagrimiando, sentía que su mundo regresaba a ser estable y podía soltar todas las lágrimas que se guardó ayer, así que no le importó llorar un poco mientras Adara lo abrazaba con más fuerza— Creí que no volverías, estaba tan asustado, yo no sabía que hacer...
— Lose —Adara suspiró culpable, le pego un susto terrible a Emiliano, lo sabía y se arrepentía— Pero tenía que arreglar todo
— ¿Qué?
— Fui a buscar a Daniel, hable con mi familia y decidí hacer lo que me dijiste hace tiempo
— ¿Buscar tu felicidad?
— Si —la alfa sonrió, su omega parecía leer su mente, sospechaba que era así.
— Mi felicidad eres tu y Hana, ahora lose —ronroneo pensando en el futuro brillante que la esperaba— Voy a curarme Emiliano, por ti, por Hana y por mi, ya es hora de que vuelva a ser la Adara de antes
— Pero yo amó a la actual... —Emiliano susurró.
— Me refiero a la Adara de mucho, mucho antes, aquella joven que soñaba con encontrar a su amor verdadero y tener un final de cuento de hadas, la que se amaba a sí misma y amaba a su destinado sentimental sin aún conocerlo
— Adara... Tu... ¿Desde cuando lo sabes?
— Desde que empezaste a pasar tiempo conmigo en el hospital, antes los aromas de otros omegas me eran indiferentes, pero él tuyo captaba mi atención en un instante —se río ante el recuerdo— Eventualmente mi alfa interno empezó a coquetear con tu omega interno, finalmente me encontré repitiendo tu nombre para nunca olvidarlo, ya no importaba Daniel o mi familia, solo tu, mi luz en la oscuridad