AÑOS DESPUÉS
La vida no es perfecta, muchos lo saben pero pocos se dan cuenta que esa imperfección es lo que le hace perfecta, muchos son afortunados y otros simplemente no, cuando hacemos cosas malas creemos que en algún momento nos llegará el karma y aveces parece que es así.
Sin embargo, todo depende de cómo veas el mundo, tu mundo.
— ¡Abuela! Nadia sigue llorando —Regina avisó señalando a su hermana mayor— Sigue triste porque su novio la volvió a dejar
— ¡Cállate mocosa! —Nadia grito saliendo de la sala de aquella hermosa mansión.
— En vez de señalar lo obvio, deberías aprender a callar un poco —Adara sonrió cargando a su linda nieta Regina— Nadia esta herida cariño, déjala llorar
— ¡Pero es injusto! Esta triste y ya no quiere jugar conmigo —refutó la pequeña.
— Yo puedo jugar contigo
— Pero debes descansar, el abuelo Emiliano lo ordenó —la pequeña le recordó a su abuela.
— Si no tengo otra opción —aceptó Adara— ¿Qué tal si vamos de paseo un momento? No creo que tu abuelo se de cuenta
— ¡Vamos! —gritó la niña emocionada.
Adara sonrió y miró a su asistente que estaba en la puerta de la sala esperando órdenes, la joven beta asintió y se fue a preparar la limusina de su jefa.
— Ve por tu abrigo —ordenó Adara a su pequeña nieta y esta se fue corriendo.
Miró desde su asiento la gran ventana que daba vista al jardín delantero, la temporada de lluvias estaba recién comenzando, pequeñas gotas estaban recién cayendo, era un perfecto clima para un paseo. Después de ir por su nieta que luchaba por ponerse su abrigo, la cargo y se dirigió a su auto que ya la esperaba frente a las puertas principales de la mansión, al subir se topo con la sorpresa de ver a su nieta Nadia ahí, no dijo nada y acomodo a su otra inquieta nieta en uno de los asientos, después de estar todas listas, su asistente empezó a manejar sin rumbo alguno.
— Quiero un poco de helado —Nadia comentó limpiando sus lágrimas con un pañuelo— Solo por eso las seguí
Adara quiso mencionar que había mucho helado en la mansión, pero prefirió callar.
— Iremos de paseo un momento, al regresar puedo comprar tu helado querida —ofreció y Nadia asintió— Susi, conduce a una florería —ordenó.
— Si, señora. —la empleada asintió.
— ¿Para que las flores abuela? —Nadia cuestionó mientras le prestaba su celular a su inquieta hermanita menor, le puso un juego y la pequeña se quedó en silencio jugando.
— Iré al cementerio un momento
— Que extraños son los ancianos
— Cuando ya tienes mi edad querida, piensas más en tu hora de morir
— ¿A quien irás a visitar?
— A mi ex esposo —contestó con honestidad Adara— No le digas a tu abuelo, le sigue incomodando
— Cualquiera estaría así, si su alfa va a ver a su ex —la joven se burló— ¿Lo amabas?
— Amo más a tu abuelo —Adara esquivo el tema.
— Si tu lo dices —Nadia se encogió de hombros y miró por la ventana de su lado— Mi novio no quiere saber de mi, prefiere a una modelo australiana que conoció
— Algunos hombres son bastante tontos, no le tomes en cuenta cariño, solo es un tonto que cambia diamantes por cobre
— Pero, ella es más hermosa que yo...
— Heredaste la belleza de tu abuelo, es imposible que haya alguien más hermosa que tu querida
— Talvez tengas razón...
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Llegaron al cementerio de las gliscinias, Adara dejó a su pequeña nieta en el auto junto a la asistente y dejó que Nadia la acompañe, en sus manos cada una llevaba un ramo de flores.
— Siempre supe que tenias dos familias, madre me lo dijo, pero nunca creí que estuvieras tan al tanto
— No eran mi familia —Adara negó— La mejor denominación seria mi ex esposo y un cachorro
— ¿Porqué los llamas así?
— Nunca tuve un contacto correcto con ambos, mi ex esposo se llamaba Daniel, pasaron varias cosas y dejamos de hablarnos, con mi cachorro fue lo mismo, nació de una relación conflictiva, debido a no poder superar el pasado, terminé dejándolo y no pude amarle correctamente, muchos no lo entienden, pero así como los hijos tienen el derecho de elegir si amarán o no a sus progenitores, los padres tenemos ese mismo derecho, mientras se cumpla nuestras obligaciones, podemos vivir alejados
— Eso...
— No todo en la vida es perfecto Nadia —Adara suspiró— Muchos tenemos un final feliz y otros, simplemente son desafortunados —la alfa mayor miró las inscripciones de unas tumbas y finalmente encontró la correcta, la lápida seguía igual— Esta es —sonrió dejando su ramo de flores en el suelo junto a la lapida, su nieta la imito con algo nerviosismo— Daniel Genova
— ¿Genova? Ese apellido me suena familiar —Nadia empezó a recordar— ¡Cierto! Es de esa familia de empresarios que se fueron a la quiebra hace años
— Eran su familia —Adara contó— Pero le dieron la espalda poco después de que se entero que nuestro cachorro venia
— Entiendo... —Nadia observo la lápida, estaba muy bien cuidada— ¿Qué pasó con tu cachorro?
— Su nombre es Ilulu, perdió a Daniel cuando tenía diez años, era de esperarse ya que él había roto demasiados lazos, era cuestión de tiempo que su omega interno se quedará dormido —contó— Después de que Daniel se fue, solo le quedaba yo, pero no podía llevarla a la mansión, no iba a hacerle eso a mis hijos, a Emiliano o a Ilulu —recordó con nostalgia aquellos tiempos— Contrate a una niñera y vivió con ella hasta que fue mayor de edad, después de eso se fue, solo dejó atrás una nota pidiendo no ser buscada
— ¿Desapareció?
— No, obviamente mande a buscarla —Adara sonrió ante el recuerdo— Ilulu estaba tan disgustada que en cuanto me vio se lanzó a golpearme, era una alfa dominante muy fuerte, pero mis feromonas eran más fuertes, después de calmarla se hecho a llorar, me gritó un sin fin de cosas y luego regreso con su niñera, no volví a verla hasta el día que termino la universidad, ella fue a buscarme el día de su graduación, me mostró su diploma y se fue, un año después consiguió un buen trabajo que pagaba bastante bien, fue a verme para decirme que se iba y finalmente se fue, esa vez no fui a por ella nuevamente porque sabía que era el tiempo, Ilulu ya había crecido, era lo suficientemente capaz de sobrevivir sola