Omegaverse | Cambiando el destino

Capítulo 8

MI HERMANO, MI GEMELO

Había llegado el gran día, hacía un frío extraño para la primavera, las aves no cantaron al amanecer y no hubo desfiles o un desayuno tibio para Ian.

¿Cuál fue su error? ¿Engañar a su hermano o enamorarse? ¿Nacer talvez? Nunca lo entendería, su historia de amor que se supone que inició con un amor a primera vista se convirtió en una pesadilla, había perdido a su familia y al mismo tiempo a su hermano gemelo con quién siempre había estado acompañado, no estaba acostumbrado a la fría soledad, mucho menos siendo repudiado y odiado. Su desdicha fue tanta que incluso en el día más feliz de su vida tuvo que vestir el traje ceremonial de matrimonio que había sido preparado para su hermano, no había tiempo de mandar a hacer otro o talvez la Emperatriz no quiso mandar a hacer otro, de cualquier forma tuvo que vestir una toga plateada de seda con un largo velo blanco hecho a la medida de su hermano, no se sentía suyo ni sentía la alegría que debía estar sintiendo.

Por tradición había sido vestido y preparado en la mansión Valenthe, pero nadie de su familia fue a verlo o ayudarlo, y cuando finalmente vio su reflejo en un espejo de cuerpo completo por un instante, solo un pequeño momento observó a su hermano no a él mismo, incluso si eran muy parecidos casi iguales ambos sabían la diferencia de cada quién, más aún ahora porque Ian había cortado su cabello.

— Se ve hermoso —alagó una de sus nuevas sirvientas personales, habían llegado esa mañana para ayudarlo, estas omegas tanto mujeres como hombres eran del palacio su futuro hogar.

— No, porfavor no digas eso —negó sintiendo un nudo en su garganta, su corazón dolía— Se supone que nada de esto es mío... —miró su reflejo nuevamente y cuando volvió a pensar en Nain decidió dejar de mirar— ¿El carruaje ya está aquí?

— Si alteza, llegó hace unas horas

— Bien, vamonos

— Alteza, por costumbres del palacio debemos esperar a su líder de manada, es decir su padre o madre —avisó un sirviente que era un omega— Iré a avisarle al Conde, no se preocupe

— Si no ha llegado hasta ahora es porque me encontrará allá —afirmó Ian saliendo de su antigua habitación siendo seguido por todos esos sirvientes ajenos a él.

Recorrió lentamente los pasillos de su antiguo hogar, sintió mucha tristeza y una extraña esperanza de encontrar a alguien antes de salir de casa, ya había supuesto que su padre no lo iba a acompañar al palacio donde sería la ceremonia matrimonial, solo se acercaría en el momento indicado para aparentar, nunca imaginó llegar solo al día de su matrimonio.

Al llegar a las escaleras que dirigían a la salida miró una vez el lugar, los pasillos, las puertas, los adornos y pinturas, no había ni siquiera un sirviente para despedirlo, talvez así era mejor, desde ese momento dejaría de ser Ian, un modesto joven maestro de una familia que se dice desciende de piratas, ahora sería Ian Ivan Storm, él príncipe heredero consorte y la futura Emperatriz.

Incluso si su corazón dolía y las lágrimas amenazaban con salir de sus ojos bajó esas escaleras lentamente manteniendo su mirada en las puertas principales que estaban abiertas, listas para decirle adiós definitivamente. No había vuelta atrás, esa había sido su elección, fue el camino que había decido cuando se enamoró de Erlan, prometió soportar el mismísimo infierno en nombre de su amor y eso es lo que iba a hacer desde ese momento, llegaría hasta las últimas consecuencias de ser necesario para así vivir sin arrepentimientos.

— Para que así, mi hermano, mi gemelo no sea una sombra a la que le tenga miedo o arrepentimiento —esa fue su promesa.

No iba a arrepentirse de su decisión pase lo que pase, porque si lo hacía, sabía que esa sombra le quitaría la vida con la culpa poco a poco.

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Estaba listo para asistir al matrimonio del año, en un principio se supone que era su ceremonia de matrimonio pero por ciertas circunstancias ahora era de Ian, al que alguna vez llamó su hermano y gemelo.

Se vistió lo más pulcro posible, arregló su cabello en una larga trenza que caía sobre su hombro derecho adornado por varias trabas en forma de flores doradas, vistió un traje verde oscuro que hacía resaltar su cabello rojo cobrizo.

Cuando se sintió perfecto y bien vestido, salió de su habitación, al cruzar los pasillos se encontró a su hermano mayor que vestía un traje verde oscuro más formal ya que traía una capa y botas hasta la rodillas, este le sonrió levemente y juntos caminaron hacia las escaleras que dirigían a la puerta principal, al pie de estas mismas cuando llegaron sus padres ya estaban ahí, vestidos con sus trajes verdes esmeraldas esperando por ellos, hicieron una reverencia por respeto y sin decir una palabra salieron de la mansión para tomar el único carruaje que esperaba por ellos.

Su madre a quién siempre consideró una mujer estricta tenía una expresión rígida, sus ojos tenían un color rosado como si hubiera estado llorando hace unas horas, su padre por otro lado tenía una expresión triste y al mismo tiempo tenía muy tensa su mandíbula, su hermano mayor era más discreto, pese a que antes le había sonreído su expresión rígida y mirada ausente indicaban que su mente estaba plagada de preocupaciones.

— Yo, quiero decirles que estoy bien —afirmó mientras el carruaje avanzaba con dirección al palacio— No siento el mismo dolor que antes, tampoco me culpo a mi mismo, no los culpo a ustedes ni nada así —explicó— Y aunque me incómoda asistir a esta ceremonia, estaré bien —aseguró tratando de sonreír para su familia.

— No tienes que ser fuerte Nain —negó la Condesa mirando afligida a su hijo— Sabemos que hoy ocurrirá un evento doloroso para ti y si incluso caes nuevamente en cama, te apoyaremos, lo prometemos —prometió.

Su padre con expresión preocupada asintió al igual que su hermano que lo miraba con lástima.

— No caeré —aseguró— Además, pronto yo también me casaré —les recordó— No volveré a encerrarme ni voy a llorar más, después de todo Aleyna es una buena alfa, puede cuidar de mi como yo de ella, prometimos apoyarnos, se que con su ayuda y el amor que me transmiten ustedes podré superarlo, porfavor confíen en mi




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