KARMA
[OTRO MUNDO]
El Imperio Storm, bajo el resguardo de su Emperatriz no dio la bienvenida al concubino de su Emperador, los nobles del lado de su monarca tampoco recibieron con los brazos abiertos al concubino que no hacía más que manchar la reputación de la familia Imperial, pero tampoco se preocuparon mucho, él príncipe heredero ya había nacido del vientre de la Emperatriz, así que, aunque el concubino diera a luz no serviría de nada, sin embargo, el obvio favor de su majestad él Emperador por el concubino les preocupaba, porque ahora su Emperador tenía una víbora en el oído que le instaba a tomar los asuntos políticos enserió.
- Quiero que destruyan ese campo de cultivo, planten rosas blancas, rojas y todo tipo de flores, construyan en ese lugar una enorme mansión de campo -ordenó Erlan con una sonrisa pensando en Ian- Quiero que la obra termine para el cumpleaños de mi esposo
- ¿Su majestad la Emperatriz lo autorizó? -los supervisores que servían bajo los Emperadores sonrieron, sus majestades finalmente estaban acercándose.
- ¿La Emperatriz? ¿Él que tiene que ver? Yo soy el Emperador, quiero darle un regalo apropiado a Ian -reclamó él Emperador mirando enojado a sus supervisores.
- Majestad... -uno de los supervisores inclinó la cabeza- Si la Emperatriz no ha dado permiso... Nosotros no podemos dar esa orden...
- ¡Yo soy el Emperador! ¡Tienen que hacer lo que yo diga!
- Si, su majestad...
Aunque los supervisores aceptaron con sumisión, para el atardecer de ese día la Emperatriz anuló la orden y prohibió que los supervisores se reúnan con Erlan. Obviamente el Emperador estuvo furioso después de enterarse, aún más porque Ian se enteró de su regalo sorpresa debido a la prohibición que le impusieron.
- ¡DÉJENME PASAR!
- ¡MAJESTAD, PORFAVOR, SU MAJESTAD ESTÁ DANDO PECHO AL PRÍNCIPE HEREDERO!
- ¡MAJESTAD!
Los sirvientes trataron de detenerlo pero las feromonas feroces de Erlan los vencieron, el Emperador furioso entró a la habitación de Nain casi derribando las puertas dobles, ocasionando un fuerte ruido que pronto hizo llorar a un pequeño cachorro que se alimentaba de su madre.
- ¡NAIN!
La Emperatriz miró con indiferencia el berrinche del Emperador, hizo una señal y una omega que era la nodriza del príncipe heredero se acercó cargando al pequeño cachorro que lloraba.
- Llevátelo a su habitación, cuida de él -ordenó y la omega asintió retirándose rápidamente por otra puerta que había en la habitación- ¿Qué es todo esté escándalo? ¿Acaso no juraste no volver a pisar mis aposentos? ¿Perdiste la razón? Hiciste llorar a tu propio hijo por el susto que le provocaste.
- ¡ES TU CULPA! ¡ARRUINASTE MI REGALO! ¡¿CÓMO TE ATREVES?! ¡ESTE ES MI IMPERIO! ¡YO DECIDO QUE SE HACE Y QUE NO! ¡NO PUEDES PROHIBIRME NADA! ¡CONOCE TU LUGAR! -Erlan se acercó gritando a Nain hasta que estuvo a sólo un paso de él- ¡LEVANTA ESA ORDEN! ¡YO SOY EL EMPERADOR!
- Si tan poderoso te crees, anulala -sonrió suavemente- ¿Puedes hacer eso "Emperador"?
- ¡TU!
- No puedes, porque sólo eres un Emperador de nombre, porque mientras tu estabas distraído en la bebida y en ir a revolcarte con mi hermano, YO, dirigí este Imperio ¡Hice tu maldito trabajo! ¡No puedes tomar decisiones, ni dar órdenes! ¡Porque yo fui quién te protegió a ti y a Ian! ¡Mientras ustedes disfrutaban de su maldito final feliz! ¡Yo estuve a punto de morir para proteger este Imperio! ¡Sin mi, no habría un Imperio que gobernar! ¡¿Me entiendes?! ¡Yo soy el Imperio ahora! ¡Tu no eres nada! -gritó con todas sus fuerzas, nunca iba a temerle a quién lo había traicionado.
Pero entonces sintió una fuerza que lo empujó al suelo, Erlan lo había abofeteado con tanta fuerza que cayó al suelo.
- ¡NO ME HABLES DE ESA MANERA! ¡NO ERES NADIE! ¡TE QUITARÉ EL PUESTO DE EMPERATRIZ! ¡ENTONCES NO SERÁS NADA!
- ¿Herí sus sentimientos majestad? -Nain sonrió con burla mirando a Erlan- ¿Tanto te dolió saber que no eres un verdadero Emperador? ¿Qué tu madre no confiaba en ti para ser un buen gobernante?
- ¡CÁLLATE! ¡QUE TE CALLES!
Y antes de que se lanzara sobre Nain una fuerza empujó al Emperador lejos del omega, al alzar la mirada Erlan pudo ver a esa estúpida Marquesa.
- ¡ESTO ES TRAICIÓN! ¡¿CÓMO TE ATREVES?!
La Marquesa ignoró al Emperador y ayudó a la Emperatriz a levantarse, luego sacó su propia espada y apuntó hacía Erlan.
- Se está sobrepasando su majestad, regrese al palacio de su concubino, ahora. -ordenó la alfa dominante mirando con indiferencia al Emperador.
- ¡¿CÓMO TE ATREVES A DARME ÓRDENES?!
- Llevense al Emperador, que no salga del palacio del concubino -ordenó Nain a los guardias que entraron detrás de la Marquesa Regnsne- Y llamen a un médico para revisarlo
- Si, su majestad -los guardias hicieron una reverencia y se llevaron a la fuerza a Erlan que gritaba que los mataría en cuanto tuviera oportunidad.
- Silencien a todos los sirvientes -ordenó la Emperatriz a una de sus sirvientas que de inmediato se fue a cumplir su orden.
- ¿Por qué lo dejaste golpearte? -Aleyna observó a su mejor amigo, tenía la mejilla inchada- Llamen al doctor Imperial -ordenó y de inmediato otra sirvienta se fue corriendo.
- No debiste intervenir -suspiró Nain sentándose en su cama- Los nobles de parte del Emperador harán un escándalo
- Te golpeó, tus seguidores no se quedarán callados, en especial el Duque del Norte
- ¿Está en la capital?
- Si.
- No pensé que me iba a golpear, creí que tenía un límite
- Desde que Ian lo instó a involucrarse más en la política está más ansioso por ejercer su poder
- Ian no sabe lo que hace, ni con quién se mete, solo se deja llevar por las palabras de los nobles que lo rodean.
- ¿Qué tanto daño puede causar ejecutarlo?
- Mucho, Erlan solo estuvo tranquilo porque él lo mantenía tranquilo, si muere él no se quedará quieto, da miedo pensar que podría hacer