Omegaverse | Cambiando el destino

Capítulo 21

LOS VILLANOS DE LA HISTORIA

La Marquesa Regnsne no estuvo contenta cuando él Emperador le mostró su agradecimiento por responder a su convocatoria, al parecer el Imperio Loyalitet quería hacer un tratado de paz y alianza pero requería algo más que un matrimonio político.

— ¿Un intercambio?

— Si, cuando usted tenga un descendiente omega mi lado aceptará un matrimonio político con la descendencia Imperial directa, como dote nos dará prioridad de exportación en sus productos no perecederos que me enteré que está desarrollando

— Eso incluye al Duque Skildpadde

— El Duque esta de acuerdo —confirmó él Emperador de Storm con una sonrisa— Ya hemos llegado a un acuerdo

— Mis descendientes serán hijos de un Marquesado, lo más apropiado sería que el matrimonio político se desarrolle con la familia Imperial o en este caso con una casa ducal

— En mi Imperio los omegas entregan una dote al alfa que usualmente es dinero o un negocio, su descendiente al ser hijo de un Marquesado y representante de un Imperio no será tratado con indiferencia, más aún cuando su dote es muy valiosa —explicó— Además, a raíz del incidente pasado no deseo un matrimonio político con la familia Imperial y el Duque Skildpadde ni siquiera está casado

— Eso puede solucionarse

— Marquesa, para que la dote funcione como tal su lado debe ofrecer el matrimonio político —explicó sin paciencia él Emperador Storm— Le pido que lo piense bien, este tratado beneficia en gran manera a su facción y su familia

Aleyna sonrió levemente, este inútil Emperador era astuto, si una princesa o príncipe era enviado al extranjero sus acciones afectarían directamente a la familia Imperial y si alguien de un Ducado iba como representante sería motivo suficiente para romper el tratado si moría, sin embargo, si el representante era de un Marquesado y de una facción neutral como la suya, no tendrían que preocuparse por su reputación o de temer que el tratado se rompa en caso de que muera, era eficiente pero ella no estaba de acuerdo, no obstante, le convenía también, se burlaria de su propio monarca y otro.

— Daré prioridad a mi heredero —condicionó.

— Lo acepto —asintió él Emperador Loyalitet.

Solo entonces Aleyna pudo respirar tranquila, en el tratado se daría prioridad a su heredero, es decir, si tenía un hijo sea omega, beta o alfa ese sería su heredero y no tendría que estar obligado a casarse, sin embargo, si tenía dos hijos el segundo si estaría obligado más aún si era omega, ella con Nain no tenían planes de tener un hijo por ahora y menos un segundo bebé, eso ni hablarlo, les vería la cara a estos dos.

— Y en caso de que no tenga más hijos, el tratado se mantendrá pero con diferentes términos pero los mismos objetivos

— Lo acepto —asintió él Emperador Loyalitet sin mostrarse preocupado, había escuchado que todos los nobles en el Imperio Storm eran promiscuos y normalmente tenían varias concubinas, así que no estaba preocupado incluso si llegaba a su tierra un omega bastardo.

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Cuando Aleyna regresó del Palacio notó que su esposo ya no estaba en su habitación, no había sirvientes en el lugar así que siguiendo su instinto fué a la habitación que habían preparado para la llegada de su bebé.

Ahí lo escuchó, su esposo lloraba aferrado a la cuna de madera que ella misma había tallado, se aferraba a los barrotes tratando de no caer al suelo, el aroma de sus feromonas era agrio e indicaba su profunda tristeza, él y su omega interno llamaban a un bebé ha un cachorro que jamás respondería a su llamado.

— Nain —entró lentamente a la habitación, su esposo volteo a verla y trató de reprimir sus gritos.

— Quiero a mi bebé —pidió lastimeramente— Pateaba mucho, le dije que no lo hiciera tanto... Es mi culpa, ya no patea —murmuró entre sollozos mientras tocaba su vientre— No sé mueve... Es mi culpa Aleyna, debí decirle que no me importaban sus patadas ¿Por qué no se lo dije?

Aleyna no sabía que responder, ni siquiera sabía cómo actuar, sus lágrimas empezaron a caer por sus mejillas y se acercó a su esposo, se sentó en el suelo junto a él y lo abrazó.

— Quería conocerlo —murmuró tan bajito que solo su esposo la escuchó— Quería saber si sería como tu o como yo... Quería darle nombre... Quería abrazarlo... Yo también, quiero a mi cachorro

— Tenemos que darle un nombre...

— Si...

Y ambos se derrumbaron, lloraban mientras sus lobos internos llamaban con sus feromonas a un cachorro que no volvería, su pequeño bebé, su cachorro, no pudieron conocerlo, era lo que más les dolía y destruía.

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Dos semanas después en el sur se llevó a cabo un funeral, ambos Marqueses Regnsne no quisieron esconder su pérdida y prefirieron mostrar debilidad, las puertas del castillo Regnsne se cerraron y se dio libre a todos sus subordinados durante una semana mientras duraba el luto, él pequeño heredero que habían perdido fue nombrado Marqués Deneb Amabile Regnsne, se le otorgó el título que hubiera tenido y cómo todo Marqués fue enterrado en el cementerio de la familia Regnsne, donde su lapida recibiría un buen cuidado y los descendientes de Regnsne sabrían que existió.

Aleyna y Nain lucían más destrozados en cada paso de su duelo pero el punto de quiebre para Nain sucedió casi dos días después del funeral, había atentado contra su vida y tuvo que ser noqueado de un golpe por la propia Marquesa antes de que cometiera algo irreparable.

— Es algo que suele suceder —trató de explicar él médico familiar a su señora— En muchas ocasiones la producción de leche es inevitable, incluso si hubo una pérdida el cuerpo ya estaba listo para la llegada del cachorro

— ¿Cuándo acabará? —cuestionó.

— Talvez en una semana o dos —respondió.

— Entiendo...

— Debe de extraerse la leche o podría enfermar —avisó— También debe limpiar constantemente la zona




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