FACCIONES DE PODER
La vida siempre traerá nuevos cambios a todos lados, nadie es lo mismo que ayer, puede a ver más gente o menos gente en una calle, una tienda o un hospital donde personas recibían tratamientos, curas, vacunas o las peores noticias de sus vidas.
— Adoro que me regales estos panqueques cuando mi sesión acaba temprano —asintió él omega comiendo un pedazo de panqueque con miel— ¡Son magníficos señor Kitsune!
— Siempre habrán muchos más. —contestó una voz robotica.
Al lado del omega con una cicatriz en su nariz que estaba en silla de ruedas había un joven de pie, tenía el cabello largo rojizo con una máscara de zorro japonés junto a una gabardina negra que llegaba casi hasta sus tobillos.
— Mi esposo siempre dice que estoy loco ya que nadie más que yo puede verlo —río divertido él omega— Pero usted siempre trae comida y aunque se la muestre a mi esposo esta convencido que el hospital o alguna enfermera amable me lo da
— Bueno, mientras usted sepa que existo, todo está bien —asintió él joven divertido, aunque la voz seguía siendo robotica y fría— ¿Recordó algo nuevo?
— No, aunque no entiendo porque le interesa tanto ese cuento —él omega lo miró pensativo— ¿Tiene hijos? ¿Quiere contarles el final del cuento?
— Puede ser o simplemente soy curioso.
— Bueno, los jinchurikis siempre fueron el sinónimo del sacrificio humano, cuando las bestias con cola atacaron sellaron sus poderes en nueve máscaras con la forma de las bestias —repitió lo que recordaba del cuento— Esas nueve máscaras fueron tomadas por nueve portadores que las pasarían de generación en generación, para así mantener a las bestias separadas
— ¿Recuerda que pasó después?
— No muy claro, creo que luego se separaron en distintas direcciones, debido a que tenían miedo del décimo portador
— ¿Décimo?
— Si, habían diez —él omega en la silla de ruedas puso una expresión muy pálida— Daba miedo, era horrible, le robo algo a alguien, no lose, pero se fue o algo así, emmm no, no recuerdo más
— Entiendo —asintió él joven— ¿Recuerda como eran los demás portadores?
— Uno era un mapache, otro parecía una gran mariposa, luego había un pulpo, un gato, un caballo, un gusano y un mono, creo —respondió pensativo— Es un cuento difícil de recordar
— No se preocupe, me ha ayudado mucho, hasta la próxima —se despidió él joven alejándose.
Ya a lo lejos pudo observar a Kakashi Hatake recogiendo a Iruka Umino, ese policía especial ya estaba jubilado y solo se dedicaba a cuidar a su esposo, ya no era una amenaza, estaba viejo y parecía no tener fuerza de voluntad para nada, la culpa de lo que le paso a Iruka lo carcomia, bueno, era lo que se merecía.
— Si solo pudieras ayudarme más maestro —murmuró él joven de gabardina negra quitándose la máscara, no había nadie al rededor de donde estaba así que estaba bien respirar un poco.
Rasco levemente su mejilla, las marcas en forma de bigotes picaban debido a la máscara, Naruto, el no estaba tan acostumbrado, pero debía acostumbrarse, porque tenía una misión. Hace años había descubierto el secreto de la máscara de Kitsune, los números grabados lo habían llevado a una guarida secreta de la cual solo tenía conocimiento su madre quien lo había acompañado aquella vez junto a unos guardias, no encontraron mucho y la policía especial lo reviso para luego sellarlo, pero Naruto siendo curioso si había encontrado algo que no le dijo a nadie, eso fue un papel, una dirección para ser exactos, esa dirección en la actualidad no existía pero después de medio año de investigar descubrió que la respuesta estaba en los planos antiguos de la ciudad, una vez los comparo con los modernos pudo descifrar la dirección, una vez ahí llegó a una casa muy bonita donde vivía gente normal, se presentó al casero y este al ver la máscara de Kitsune le dio una llave que era del sótano, bajo ahí junto a ese extraño señor y no encontró nada de nuevo, no hasta que observó que habían muchas paredes, el sótano era irregular, en cada una de las paredes había un número particular de ladrillos naranjas, en una solo había una, en otra habían cuatro, en otra habían nueve, en otra dieciséis, en otra veinticinco y así sucesivamente, fue difícil encontrar el patrón más con el portero que era mudo y que no sabía nada, luego encontró la pared que tenia ochenta y un ladrillos naranjas, empujó, los toco pero nada, ya casi rendido probo con la máscara y algo pareció reconocerla ya que la pared de inmediato se deslizó mostrando un pasadizo y cuando volteó a ver al portero este estaba en el suelo, hechando espuma por la boca, se había suicidado, en pánico a que lo culparan se metió al pasadizo aterrado, la pared se cerró y no tuvo otra opción más que seguir por ese largo pasadizo, al final encontró una salida, así como la imagen de una casa que indicaba la dirección, nuevamente debía seguir con su investigación, pero no pudo, perturbado por lo que le había pasado al portero, decidió dejar de lado eso un año entero, sin embargo, la curiosidad pudo más al final y busco la última ubicación, encontró la casa que era bastante normal, las llaves estaban bajo un tapete en la entrada y todo parecía común hasta que reviso el sótano, ahí estaba la guarida del ex sellador Kitsune, había desde armas a planos, todo estaba ahí, incluyendo unos diarios.
Hola mi heredero
Si, seguramente te estés preguntando que es esto o que estas haciendo ahí, bueno déjame explicarte
Yo soy él sellador, el heredero de una larga lista de mercenarios que se hicieron llamar con ese nombre bajo la máscara de Kitsune
En este diario encontrarás muchos consejos para entrenar e información del bajo mundo
Para saber más sobre nosotros, deben preguntarme a mi en persona
Si me paso algo el secreto habrá fallecido conmigo, pero en caso de que haya sufrido algún accidente haré todo lo posible por comunicarme, solo haz la pregunta "¿Podrías contarme el cuento de los jinchuriki?" Y te responderé aunque no te reconozca
No obstante, nuestra historia no puede perderse, si eres mi discípulo ya debes conocer a otro Jinchuriki, pídele que te enseñe
-El sellador, Kitsune
Editado: 24.06.2024