Cuanto más se te da la posibilidad de hacer algo, es más probable que lo hagas, por ejemplo si en tu trabajo vez que algunos compañeros no reciben anotación alguna por llegar tarde, o se tomen algunas libertades en cuanto al uso del teléfono, aumentan las posibilidades de que tú en algún momento lo hagas también.
Manfred empezó a darse algunos lujos, cuando Liberty estaba dormida le gustaba colocar algunos comandos para él día siguiente, por ejemplo que ella prepare el desayuno, y que sea bueno, hotcakes bien hechos, con mucha masa, o cosas por el estilo. Él siempre la recibía de forma muy gentil, con un beso y un abrazo, pues estaba, como es lógico muy feliz. Pero no se quiso aprovechar demasiado tampoco. La idea hasta ahí era que, cada acto que ella hiciera de forma obligada sin saberlo, él lo compensaría con detalles.
Por lo que le compraba sus postres favoritos, limpiaba un poco más de lo que le correspondía en la casa. De la misma forma no tenía ningún problema en cocina solo de vez en cuando, lo más común era que lo hicieran juntos.
Solían hacer muchas cosas entre los dos, desde que empezaron a salir han sido inseparables, motivo por el que, como ocurre en cualquier organismo vivo, se empezó a aburrir un poco de eso, no a tal grado de querer terminarla, pero al punto de querer hacer algo solo.
—Quería decirte algo —Le dijo él desde la cocina, mientras ella miraba la televisión—. Mis padres quieren que les ayudemos a pintar su casa.
—¿En serio? —Desanimada.
—Sí, les he dicho que el fin de semana, supongo que no hay problema.
—No, no hay problema —respondió, un poco sin pensar, supuso que, al no ser una propiedad grande, terminarían pronto.
Ese no fue el caso, él le había colocado el comando de hacerlo sola.
—Surgió un problema en el trabajo, y el gerente pidió que sea yo quien me encargue —Fue la mentira que le dijo a ella cuando ya se encontraba en la puerta para salir de casa—, lo siento, veré si puedo solucionarlo rápido, pero me suena a que no va a ser así, creo que tardaremos.
—Está bien, yo me encargo de pintar —dijo ella agarrando los dos baldes de azul.
—Más tarde me dices que tienes ganas de comer esta noche —La despidió con un beso en la mejilla y fue a ponerse la ropa de salir.
Pero no fue al trabajo, en su lugar tomo un taxi con dirección al centro comercial, de ahí fue a la segunda planta y se formó en la fila para ir al cine. Lo cierto es que Manfred si disfruta de la compañía de Liberty, bastante de hecho, y una parte suya, mientras compraba el boleto no se siente orgulloso de lo que se encontraba haciendo.
Pero por otra parte, sabe que cualquier otra persona podría hacer que ella hiciera cosas todavía peores que solo pintar una casa por su cuenta, y en realidad no es nada, en comparación al trabajo físico que realizan otras personas. Una vez sentado en su bocata pensó en escribirle, pero recordó que se suponía que él estaría ocupado en el restaurante, eso volvió a hacerlo sentir mal, pues ella ni siquiera preguntó sobre los detalles de lo que tendría que hacer fuera de su turno, tendría tiempo de inventar algo, y espera no hacer esa clase de cosas con frecuencia.
Quizás por el mismo efecto de lo fácil que es implantar las órdenes, no le resulto difícil dejarse llevar por la emoción de la película, no volvió a pensar en el asunto de su mala práctica de mentirle a su pareja, salvo por el trayecto en bus de regreso a su casa.
Cuando abrió la puerta ya tuvo una buena historia de lo que habría tenido que hacer en el trabajo. Pero Liberty no se lo pregunto, se habló poco del tema, de hecho.
Cuando ya iban por terminar de comer ella menciono algo, en tono de reclamo.
—¿Sabías que tus padres querían verte hoy?
—Iré luego, no hay problema —contesto—, los veré el próximo sábado, o quizás una noche de semana, talves.
—Sí, pero tenían algo que decirte.
—¿Qué cosa? —Preocupado.
—Pregúntales tú mismo —molesta ahora si—, no puedo creer que hayas preferido trabajar cuando no es tu horario que estar con ellos.
—Me llamaron a mí, eso no es mi culpa —Se excusó, suspiro cansado y continuo—, aparte, si tiene algo que decirme, podrían escribírmelo hace rato.
—Te lo querían decir en persona y hablar del tema mientras pintábamos.
—Pues hubieran avisado —Saco su teléfono y le escribió enseguida a su padre—, espero que estén bien.
—Sé que te preocupas por ellos, pero deberías demostrárselos. No es tan difícil.
—Y lo hago, se los demuestro a mi modo… —Recibió una llamada del numero al que había escrito, por lo que contesto.
No se levantó para contestar, solo puso atención. Resulto que, a su madre hace un par de semanas le empezó a doler la cabeza, por lo que fue al doctor, y le mandaron a hacer algunos exámenes, de los cuales en unos días tendría la respuesta. Solo querían ponerlo al tanto de esa situación, porque, ambos padres se mostraban preocupados, ya que su familia tiene antecedentes de ciertas dolencias. Sin embargo para Manfred, el tiempo de preocuparse es cuando les entreguen sus resultados, motivo por el cual, su respuesta fue solo decirles que si pasa algo malo cuentan con su ayuda, y que mientras no tendrían razón para estresarse.
—¿Ves? —dijo a Liberty cuando termino la llamada—, eso me lo pudieron haber dicho antes, o solo escribirlo.
—Podría ser algo grave.
—Pero de momento no lo es, y si es algo malo, entonces… —Levanto su plato, cuchara y vaso—, entonces no habrá problema, enviare dinero, irán al hospital y los visitare más seguido y listo.
—Supongo que tienes razón —dijo, mientras lo veía llevar sus cosas a la cocina. Cosa que ella hizo también.