Ordenes inconscientes

Volver a lo de antes

Es muy fácil hacer algo que en otras circunstancias no harías, cuando se te permite esa opción. Si tienes bajo tu control a alguien que no tiene voluntad, es más probable que te aproveches de esa ventaja si sabes que no ha habido consecuencias, y es justo lo que ocurría con ese caso, no había efectos negativos, pero Manfred tampoco se considera, por ahora tan inmoral como para esperar a que ocurran y entonces detenerse.

La relación nunca estuvo en realidad mal, y Liberty nunca se dio cuenta del cambio, cada uno seguía con su rutina por los siguientes soles, hablaban en la mañana, y ella continuaba dejando las cucharas en cruz, sin saber la razón. Iban al trabajo, y cuando regresaban la pasaban juntos, solo en la cocina, en el comedor o mirando el televisor ya con su ropa de andar por casa.

En una de esas ocasiones ambos vieron en la tele la escena de un niño que hacia garbatos como venganza en el cuaderno de otro estudiante.

—Oye —Ella lo miro a él de pronto—, ¿Por qué ya no me haces eso de escribirme cosas en la piel?

—¿Te gustaba? —No sabía eso—, siempre pensé que era algo cursi.

—Sí, es cursi —Se acercó todavía más a su pecho—, pero me agradaba que me tocaras de una forma diferente a la que lo hacen otras personas.

—Vaya, no lo había pensado así —Acaricio su cabeza con calma—, como no se podían entender las palabras, solo lo deje de hacer, pero si te gusta no tendría problemas.

—Solo lo decía porque lo recordé, pero siempre fue tu decisión.

Era más que obvio que ella no sabía que lo que él escribía tenía efectos en su comportamiento, y eso se debía a que al hacerlo las ordenes pasaban a ser internalizadas de tal forma que no eran recibidas como externas, o es al menos a la conclusión que llego Manfred. Aún mantenía su idea de no volverlo a hacer, pero sintió la necesidad de dejar esa regla unos pocos días después cuando fueron a un nuevo restaurante, en esta ocasión el local se veía como un cubo, solo que con ventanas con espacio hasta para sentarse, todavía no entraron cuando Liberty vio a alguien conocido.

—¿Marco? —dijo ella, cuando vio a un hombre de su edad con algo más de barba y un poco más atlético que su novio, justo cuando ellos iban a pasar la entrada—, hola, ¿Cómo estás?

—Hey, que gusto —Se dieron un abrazo algo formal. Manfred ya tenía una sospecha de quien se trataba pero no estaba seguro, por lo que se limitó a oírlo hablar—, he estado mejor, han pasado algunas cosas, no creo estar en mi mejor momento pero ahí voy ¿Pero, tú que tal?

—Pues aquí, con mi novio —Con el brazo señalo a Manfred, que saludo con un apretón al hombre—, íbamos a comer, pero mejor dime que te ha pasado.

—No quisiera arruinar tu tarde —Se metió las manos a los bolsillos.

—En serio quiero saber —Miro primero hacia el restaurante, parecía lleno—, hazme un resumen.

Ella se percató que Manfred parecía tener prisa de entrar, por lo que le pidió que aparte la mesa, cosa que no tuvo problema en disponerse a hacer, le dieron un sitio en la ventana, desde donde pudo verla a ella, poner mucha atención a Marco, que parecía relatarle algo que no le gusta del todo pronunciar, aunque por lo general lucia tranquilo, pero no por eso menos afectado.

Ninguno de los dos parecía con mucha prisa por dejar la charla, Manfred ya con el menú en la mano, esperaba que termine, y eso solo ocurrió cuatro minutos después tras una abrazo de despedida, entonces ella busco la mesa y se sentó frente a él.

—¿Era tu ex, no? —Le ofreció el menú, y ella empezó a ojearlo con cautela.

—Sí, él era —Saco su vista de la carta para buscarlo a lo lejos con la mirada, y luego seguir con la sondeo de los platillos.

—¿Qué tanto hablaron?

—Nada, cosas de la vida y eso.

—Sí ¿Pero qué cosas?

—No es importante —De pronto e le abrieron los ojos al encontrar lo que pedirá al mesero—, ¿Tú ya elegiste?

—Sí, ya lo hice… —Esa actitud de ella le pareció sospechosa—, ya tome una decisión.

En vista de la escasa información que proporciono ella, y de lo fácil que seria, había decidido tanto el platillo que ordenara, como también que clase de comando más tarde colocaría en el cuerpo de su novia, en quien suele confiar, por lo general.



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En el texto hay: poder, miedos, ligera

Editado: 14.06.2025

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