La comida estuvo bastante bien, se sirvieron una buena porción de arroz, con plátanos fritos, eran carne y pollo bien proporcionados para cada plato, cada uno bebió un vaso de algo diferente y al final pudieron probar un poco del plato del otro, les gustaba mucho esa tradición que tenían de comer en sitios diferentes y no podían esperar a la siguiente semana.
Tras pagar su cuenta salieron a caminar cerca, a la bien habitada plaza, donde encontraron toda clase de negocios, pero Liberty no parecía ponerles atención, no parecía buscar panaderías como solía hacer, en su lugar parecía algo distraída, pero no tardaba en retomar la atención a lo que hablaba con Manfred, que no dejaba de pensar en la conversación que le hizo desear poder leer labios.
Una vez más le pregunto sobre que hablaba con su ex, y ella le dijo que son cosas que él no entendería, y que ya no le de importancia. Él pudo pensar que tiene razón, que quizás no sea nada, pero esa forma de hablar le hizo sospechar, por lo que su plan seguía en marcha.
Esa noche de domingo decidieron ver un par de capítulos largos de una serie sobe la edad media, estaban ambos muy concentrados, y él mantenía su brazo tras el cuello de ella, era un poco tarde, por lo que no puedo esperar demasiado tiempo más, ambos deberían trabajar mañana casi a la misma hora, por lo que cuando Liberty se encontraba con la atención solo en la historia, el agarro su brazo y empezó a escribir, muy rápido, el comando era simple, y un rato después, cuando ya estaban en la cama, se dio cuenta de lo efectivo que resulto.
—Oye… —Con la cobija sobre ambos, listos para descansar—, ¿Por qué no me quisiste decir lo que hablaste con tu ex?
—No quise molestarte —Ella se sorprendió un poco de haber respondido con la verdad, pues según ella, quería evitar contestar.
—¿Por qué me molestaría? —Manfred sabe que, en ese momento ella no puede mentir.
—Me hablo de lo que paso cuando rompimos, se habia quemado su casa por que un sobrino provoco un cortocircuito o algo parecido… y acabo con quemaduras leves, se sentía culpable, y pues sin casa —Suspiró y se tornó algo triste—, ahora si tiene donde vivir, pero luego le pasaron otras cosas peores con el banco, me había preguntado que si nos podíamos reuniner para un café o algo para hablar mejor, y quise decir que sí.
—¿Pero no lo hiciste?
—No, no lo hice, pero si quise, sabía que eso podría molestarte, así que solo le dije que no.
Manfred empezó a cuestionarse si de verdad aquello le causaría una molestia, siente que desconfió de más, y que puede confiar en que ella no haga nada indebido, pero la verdad es que otra parte de si, le hace pensar que es mejor no arriesgarse.
—De acuerdo, gracias por contármelo —Se giró hacia su lado de la cama, un ligero sentimiento de malestar.
—¿Pero si te molestaría? —Esa pregunta nunca hubiera sido posible si ella continuara solo asumiendo la respuesta de su pareja.
—Bueno, es tu decisión… —Lo cual es cierto, pero ella no quería molestarlo, y eso es algo que aprecia—, pero no, no me molestaría, dijiste que acabaron en buenos términos, y te creo.
—Bien, le escribiré mañana entonces —Aliviada le dio un beso en la mejillas—, gracias.
Se giró de su lado, e igual que Mnafred, se dispuso a dormir, cosa que ambos consiguieron unos minutos después. Por lo que lograron descansar lo suficiente para levantarse a la hora indicada por la alarma.
Se turnan por usar el baño, como de costumbre y luego van a la mesa para el desayuno, en ese caso Manfred fue quien encendió la cafetera y preparo las dos tazas para ambos.
—Siempre te queda mal —dijo ella tras dar uno de los últimos sorbos.
—¿Qué? —confuso.
—El café, nunca me ha gustado como lo haces, prefiero ponerle azúcar yo misma, y también el mismo café, a ti te queda muy simple.
—No es bueno tomarlo tan cargado como te gusta a ti.
—No te pregunte si era bueno, dije que no sabe bien —Se acabó lo de su plato, y apuro el contenido de su taza—, la próxima mejor no lo hagas, o colócale un poco más filtro, gracias.
—¿Y por qué no me dijiste antes? —Él no parecía cómodo con ese comentario—, llevamos más de un año, y recién lo dices.
—Yo que sé, pero te lo estoy diciendo ahora —Subió al cuarto, tenía que prepararse para salir.
Manfred se quedó en la mesa, saboreo su bebida caliente y no considero que estuviera mal, podría saber mejor, eso si, peo la calidad tampoco era deficiente, quizás Liberty solo este de mal humor, ¿Pero por qué? Eso fue lo que tratar de deducir hasta que no pudo y ella se despidió antes de salir por la puerta de su casa, ya con mejor ánimo.
Él en cambio tendría su turno una hora después, por lo que aun tendría tiempo de prepararse y mirar un poco la televisión. Luego, cuando era momento de salir y estaba listo para hacerlo se preguntó si acaso el ex de ella era la causa de que estuviera molesta. Cuando introdujo la llave en la puerta, desde afuera recordó algo.
—Un momento… —En efecto, habia algo extraño.
Se sintió pésimo, recordó el comando de la noche anterior, Liberty ahora solo diría la verdad, Liberty que siempre se quejaba con él de sus compañeros de trabajo, en ese entorno competitivo, hoy les diría las cosas que no le agrada de ellos, sin ningún tipo de filtro, igual que lo hizo con él.
Cosa que solo él puede impedir.